El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas remarca que la economía real crece "con solidez" y que los fundamentos macroeconómicos mejoraron. En diálogo con El Cronista, consideró que el Gobierno traza un puente para transitar desde una coyuntura "plagada de dificultades" hacia un mediano plazo en el que, espera, el plan Argentina 2030 permita ese siempre postergado despegue.
-Argentina 2030 busca desarrollar sectores estratégicos como la minería, el agro, la industria petrolera. Son los apuntados para el impuesto a la renta inesperada. ¿Cómo administran esa tensión entre la mayor presión tributaria y la búsqueda de inversiones?
-No vemos una contradicción. Por un lado, Argentina 2030 es un plan de mediano a largo plazo que arranca hoy, fuertemente asentado en las potencialidades y realidades de Argentina. La minería ha generado en 24 meses inversiones por encima de los u$s 14.000 millones. Ni hablar Vaca Muerta, en récord de producción y con un gran factor de tracción sobre proveedores industriales. El sector industrial también en un momento muy positivo de inversión y cambios. Argentina tiene una oportunidad de oro y el Mercosur también. Tenemos la oportunidad de refundar las bases del Mercosur, la relación con Brasil. Por eso somos realmente optimistas respecto a lo que se viene y transitamos este camino como un puente entre una situación de corto plazo plagada de dificultades, aunque también de cosas muy positivas, hacia un mediano plazo, para que pueda materializarse de manera efectiva.
-Entre las dificultades de corto plazo ¿incluye el acuerdo con el FMI, que condiciona a la importación desde el lado de la acumulación de reservas y el impulso de la economía vía gasto público?
-El acuerdo con el FMI es un buen acuerdo. Los elementos que menciona, que son correctos, son parte de nuestro programa. Es importante acumular reservas, fundamentalmente para darle sostenibilidad y fortaleza al plan macroeconómico. Un banco Central con pocas reservas es débil, se le dificulta la lucha contra la inflación y está expuesto a mayores riesgos. Entonces, creo que es un objetivo importante de la política económica, del mismo modo que con lo fiscal. Pensamos que hay que construir un sendero fiscal de equilibrio creciendo, como hicimos en 2021.De ninguna manera vemos que haya restricciones al crecimiento, sino un programa macroeconómico de normalización que le va a dar fortaleza y sostenibilidad a la recuperación.

-Con la guerra y el aumento de los precios de la energía, ¿el acuerdo no restringe la posibilidad de gasto que tiene el Estado para tratar de atemperar esta circunstancia?
-Claramente, la guerra pone estas tensiones. La guerra significó para Argentina, por un lado, mayores ingresos por exportaciones de productos agroalimentarios. Pero también generó tensiones en precios internos en todo el mundo y nos generó dificultades por el lado energético, por el costo de la energía, hasta que logremos ese puente para que Argentina, en poco tiempo, se autoabastezca y empiece a exportar energía a escala.
-¿La coyuntura tan compleja condiciona o pone en peligro a un programa a mediano y largo plazo como Argentina 2030?
- Consideramos que se han construido fortalezas en este tiempo. Hoy tenemos una economía real muy sólida, creciendo con solidez. Lo veo cotidianamente. Los problemas que nos traen los sectores productivos no son los de hace dos o tres años. Los problemas que traen son cómo conseguir más insumos, cómo contratar más mano de obra, cómo financiar nuevas inversiones, son problemas de crecimiento. Y a nivel macroeconómico, es indudable que los fundamentos han mejorado. La economía ha reducido el déficit primario, lo puede financiar con el mercado de capitales doméstico, genera una acumulación de reservas, tiene un superávit comercial importante y creciente. Estos fundamentos son los que permiten construir este puente del que venimos hablando.
Los problemas que traen son cómo conseguir más insumos, cómo contratar más mano de obra, cómo financiar nuevas inversiones, son problemas de crecimiento
-¿Cómo impacta la inflación en esta mejora que menciona? Porque cada evento que ocurre agrega más presión.
-Está claro que es un problema en el mundo. Tuvimos un primer año de gobierno en el que pudimos bajar la inflación con mucha fuerza, de 53 a 36%...
-Con una caída del 10% en la economía...
-Bueno, pero ese año tuvo muchos elementos y aun así fue un año de mayor inflación en el mundo. Y ya desde agosto o septiembre de 2020 empieza un shock. Tuvimos dos shocks internacionales, la pandemia y la guerra en Ucrania. Las dos tuvieron impacto significativo. Aspiramos, con las medidas implementadas, a poder ya iniciar, de abril en adelante, un proceso de contención y reducción de la inflación. Y al mismo tiempo, que las medidas tomadas para fortalecer las paritarias en la economía formal y los bonos para la economía informal, nos permitan compensar los daños que se produjeron en el ingresos de la gente.
-¿Hay acompañamiento de los empresarios a Argentina 2030 o están más preocupados por la coyuntura?
- El plan ha sido muy bien recibido por todos los sectores productivos, tanto cámaras empresarias pequeñas y medianas como empresas grandes. Hubo muestras de acompañamiento e ideas de colaborar. Lo vamos a aprovechar como un impulso. Tiene que haber un plan estatal que trascienda a este gobierno, que pueda generar consensos con los sectores de la producción, del trabajo y de la sociedad civil en general. Por eso está estructurado en torno a misiones productivas y no son los clásicos planes sectoriales. Hay objetivos más grandes. Las preocupaciones cotidianas están. Estamos acostumbrados desde el primer día de gestión a administrar los problemas de cortísimo plazo.

-¿Las tensiones internas del oficialismo condicionan la recuperación económica?
No, está claro que no. La recuperación está muy vigorosa. En todo caso, esas tensiones pueden generar algún efecto ralentizador en algunas iniciativas, pero finalmente las situaciones se van dando. La ley de Economía del Conocimiento, por ejemplo, nos llevó varios meses discutirla y aprobarla, pero finalmente fue aprobada. Hay situaciones que, si bien por ahí demoran alguna iniciativa, sirven para que la discusión quede saldada y muestren resultados más concretos.
La puja por los impuestos
-¿Hay 165 impuestos y son muchos, como dijeron el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, y AEA?
-No. En Argentina, si uno mira concretamente la carga impositiva, hay cuatro o cinco impuestos que explican el 80 o 90% de lo que pagan las empresas y las personas. Después hay diferentes variantes de un mismo impuesto, hay aproximaciones distintas en los gobiernos provinciales y municipales, y eso hace que algunos compilen todo en un papelito y hablen de esa cantidad de impuestos. Siempre hay cosas para mejorar y discutir, creo que Argentina tiene que ver permanentemente cómo mejorar la eficacia recaudatoria, la simplificación. Nosotros, por ejemplo, tenemos una mesa sobre derechos de exportación, donde hemos administrado y generado mayor coherencia en toda la carga vinculada a las cadenas productivas y hemos llevado a cero a muchas posiciones arancelarias. Cuando se imponen medidas drásticas y se dice que se resuelve todo con una gran reforma, el resultado es malo. Si uno lo hace con coherencia, a nivel sectorial, los resultados son mucho más importantes.
En Argentina, si uno mira concretamente la carga impositiva, hay cuatro o cinco impuestos que explican el 80 o 90% de lo que pagan las empresas y las personas.
-La oposición prepara planes de gobierno con reforma impositiva...
-No estamos en contra de discutir temas impositivos, lo hemos planteado. La ley de electromovilidad (N. de la R.: el proyecto se discute en el Congreso) promueve un montón de incentivos impositivos para quienes produzcan autos eléctricos en el país y quienes los compren. No creemos en la visión de realismo mágico de bajo los impuestos, llueve la inversión. Ya lo probamos. En diciembre de 2015, un Gobierno decía que por ser amigable con el mercado y hacer estas reformas iban a llover inversiones, y lo único que llovió fue deuda.




