Desde el sillón principal de la cámara mercantil, Mario Grinman reconoce que la actividad experimenta una relativa mejora tras los duros meses de la cuarentena, aunque la caída del 8,7% con que el sector cerró el 2020 necesitará todavía más de un año para recuperar los niveles prepandemia.

Hoy lo que domina en el sector es la falta de poder adquisitivo de los consumidores, sostiene, a lo que hay que sumar una presión impositiva que asfixia a las empresas. Y explica que "la inflación es un problema macroeconómico" derivado del importante déficit fiscal. Este es el diálogo que mantuvo con El Cronista.

-¿Esta recuperación relativa que se ve en algunos sectores llegó también al comercio?

La última medición que tenemos es de enero de 2021 comparado con enero del 2020 y ahí hay un crecimiento de 1,9% en volúmenes. O sea que pareciera que se quebró la baja. Ahora, si tomamos 2020 versus 2019 (a diciembre) tenemos un 8,7% de caída interanual. Lo más notable de enero es que es el primer mes de crecimiento en los últimos dos años. Es algo interesante pero de todas maneras, todas nuestras proyecciones indican que va a pasar un año y medio largo, siendo optimista, para volver a los niveles de prepandemia. Estimamos que recién a mediados de 2022 podríamos estar en los niveles de prepandemia. Este año se estima que en el comercio puede haber un crecimiento del 6% pero venimos de 8,7% abajo.

"Este año se estima que en el comercio puede haber un crecimiento del 6% pero venimos de 8,7% abajo. Recién a mediados de 2022 podríamos estar en los niveles de prepandemia"

-¿Cómo está impactando esta aceleración inflacionaria en las ventas?

Nos preocupan varios temas. En primer lugar, que se entienda que la inflación no la generan ni los precios ni los salarios. La inflación es un problema macroeconómico, histórico, recurrente en nuestro país, que viene desde hace tiempo. Para no ir tan lejos, si se saca la hiperinflación de la época de Alfonsín, el país tiene un promedio de 66% de inflación anual, o sea que es un problema estructural. Tiene diversas cuestiones pero fundamentalmente el tema macroeconómico, producto del eterno déficit fiscal del Estado.

Cuando hay déficit fiscal, obviamente, eso significa inflación porque el Estado tiene que o endeudarse afuera (en dólares) o emitir, y todo eso va a la inflación. El otro tema que vemos con preocupación es que no hay ninguna intención de bajar la tremenda carga fiscal. Y ahora este nuevo proyecto de Impuesto a las Ganancias, que prácticamente se va a 40%, si se toma el 35% más el 7% de las utilidades.

Hay un trabajo de la Task Foundation, basado en 160 países, que dice que en los últimos 40 años la tendencia mundial es bajar la presión tributaria, especialmente en Ganancias para las empresas, sí aumentan para las personas físicas. Pero a las empresas, que son las que generan riqueza y puestos de trabajo, les bajan la carga. Argentina debe ser de los pocos países en el mundo en que va todo para arriba, en aumento. Eso hace que cualquier previsión o expectativa sea negativa. Y todo tiene que ver con todo, por eso acá no puede imaginarse que vengan inversiones, ni de argentinos, ni del exterior.

-¿El proyecto de Ganancias no lo ve entonces bien enfocado?

-Nosotros vimos muy bien la idea de (Sergio) Massa de no cargar Ganancias en los salarios de los trabajadores, porque nos parece que el salario, por lo menos hasta ciertos montos de salarios, no deben tener una carga impositiva. Eso después se vuelca en el consumo y de alguna manera, se reactiva la economía.

Pero si ese proyecto de Massa lo van a compensar aumentándole a los otros, es una locura, porque además el proyecto le significa $ 40.000 millones al Estado y con este nuevo proyecto van a recaudar $ 120.000 millones. O sea que es más plata que le siguen sacando a las empresas. Uno entiende que el Estado necesita recursos pero no es la manera, porque en algún momento va a colapsar y no va a haber de dónde sacar más plata. No se puede seguir exprimiendo al sector privado con impuestos. Por eso el Estado tiene que hacer el ajuste del gasto público.

"El proyecto de Massa le significa $ 40.000 millones al Estado y con este nuevo proyecto van a recaudar $ 120.000 millones. O sea que es más plata que le siguen sacando a las empresas"

-La CAC viene insistiendo con el tema de concursos y quiebras, pero la reforma de la ley todavía no avanza ¿no?

-Para sorpresa nuestra, no está tan complicado como pensábamos que iba a estar. Hoy no estamos teniendo reclamos en ese sentido, es como que se han tranquilizado un poco los nervios.

-¿Hablaron de este tema con Massa días pasados?

-No, con Massa estuvimos hablando de la ley de Defensa de la Competencia, que nos parece una barbaridad lo que ha sucedido especialmente en el Senado, donde a último momento le incorporaron cosas sin haber pasado por comisiones. Si esta ley llega a salir como está será una ley horrible.

Hablamos del proyecto de ley de Monotributo y también de la problemática de la informalidad. No de los manteros que están en la calle, pobre gente, hablamos de la informalidad del sector, hoy la realidad es que hay un 40% de sector informal. Hay 8 millones de argentinos que son los que están tributando para que vivamos 45 millones.

"Hoy la realidad es que hay un 40% de economía informal y ese contexto, hay 8 millones de argentinos que son los que están tributando para que vivamos 45 millones"

Que la carga recaiga sobre el 20% de los habitantes es una locura, algo hay que hacer para luchar contra la informalidad, aunque en cierta manera se está avanzando, la bancarización.

-¿Se puede pensar que ya pasó lo peor en materia de actividad?

-Aparentemente sí pero vamos despacito. Hay una realidad, no hay poder adquisitivo y todavía la gente tiene miedo. Creo que incide también la lentitud de la vacuna, la gente está esperando vacunarse porque también la vacuna va a dar una expectativa positiva y la expectativa es lo que mueve la economía.

-En el sector lo más complicado sigue siendo todo lo vinculado a turismo y gastronomía ¿verdad?

-Gastronomía y turismo no quiero decir que están en situación terminal, pero todos los días cierra alguna empresa gastronómica, no pueden aguantar. Hay sectores, como por ejemplo Puerto Madero, que además, tuvo que soportar varios años la construcción del Paseo del Bajo, que viene muy golpeado. En la calle Florida, donde casi no hay locales gastronómicos, hemos notado un crecimiento de 200% en locales cerrados, vacíos, que se venden o se alquilan.

-¿Se ve una baja importante de los precios de alquileres por la vacancia en estos corredores comerciales?

-Hay propietarios que con sentido común han pactado alquileres en pesos (antes muchos eran en dólares) y también han bajado los alquileres, porque una vez que el local se desaloja no lo pueden volver a alquilar, no hay demanda.

-¿Las bajas de alquileres de cuánto son?

-No tengo el dato preciso pero tranquilamente del 20% o 30%, depende de la zona, etc.

-¿Cuáles el último dato de cierre de empresas producto de la pandemia?

-Estimamos que debe andar en unas 27.000 empresas en todo el país, desde marzo de 2020. Esto es más o menos 150.000 trabajadores formales. Si se agrega a los informales, tranquilamente el número se duplica, porque no olvidemos que la Argentina es un país con cerca de 50% de informalidad.