Rara avis de la política, con sólida formación histórica, algo poco habitual entre líderes políticos, el economista Ricardo López Murphy (74), doctorado en la Chicago University, un día dejó la actividad privada que desarrollaba como director de una exitosa consultora liberal y decidió hacer honor a sus ancestros, sobre todo a su padre.
Le puso Ricardo por Balbín e Hipólito por Yrigoyen, peronista no iba a ser. Claro que se abstuvo de trabajar para el socialdemócrata Raúl Alfonsín. Acompañó la gestión de Fernando De la Rúa, primero como ministro de Defensa, luego de Infraestructura y Vivienda y por último de Economía, donde tuvo que irse por un ajuste que presentó al asumir y no pudo aplicar.
Más tarde armó su propio partido, Recrear, y se asoció con Mauricio Macri, pero rompió la alianza poco después. Aunque ya no se fue de la política. Se amarga cuando se acuerda que Javier Milei lo trató de "gusano". Dice que era el mote que usaba Fidel Castro para hablar de sus enemigos. Hoy vuelve a competir en el distrito donde Macri y Milei nacieron a la política.
Aquí, el diálogo con El Cronista durante la visita a la redacción:
-¿Está bueno hacer campaña en este momento, tan desafiante para la economía?
- Nosotros tenemos que enfrentar en la Ciudad de Buenos Aires a dos expresiones muy retrógradas, una es la de Recalde e Itai Hagman, que tienen la idea de que no haya PyMEs porque no quieren hacer reforma laboral, no haya créditos porque hablan de default, y del otro lado a Pilar Ramírez, que era la asistente de Recalde y hoy está a cargo de la campaña de LLA. Estoy rodeado de dos aparatos monstruosos y yo diría así: en algún lado hay que votar libre de kirchneristas. La lista nuestra está libre de kirchneristas, es la mayor garantía que hay de que no volvemos a las políticas anacrónicas.

- ¿Qué fue lo que pasó entre Javier Milei y usted?
- Es fácil. Cuando decidió competir en política usó términos agraviantes, yo le respondí siempre con argumentos, sin agravios. Y ya en 2023, lideré en los medios la campaña a presidente de Patricia Bullrich y ahí tuvimos dos debates tremendos, basados en la dolarización. Ya en el Gobierno utiliza los mismos argumentos que yo daba entonces para evitarlo, y luego cuando lo definí como un "fenómeno barrial", donde alerté sobre los peligros de votar a un outsider, sin cuadros, sin equipos, lo que también quedó demostrado.
- ¿Qué haría hoy en materia económica que Milei no haya realizado en estos dos años?
- Yo vengo diciendo que el Banco Central tiene que comprar dólares todo el tiempo. Sigo pensando que ese fue el corazón del problema. La Argentina, con 10 default y las 5 confiscaciones de depósitos, tiene un problema severo de confiabilidad. La historia nos condiciona. Además, el Gobierno recibió una herencia catastrófica. Estoy convencido de que para que las cosas caminen se necesita un programa con muchas holguras.
- ¿A qué se refiere con holguras?
- A que necesitamos además de superávit fiscal, superávit en cuenta corriente y algo que diera sensación de solidez anormal, que nos volviéramos muy competitivos. El Presidente tiene otro diagnóstico, cree que nuestro ingreso potencial es mucho más alto de lo que yo creo. En mi opinión, Argentina fue tremendamente descapitalizada por el kirchnerismo. Nuestro nivel de vida es mucho más bajo de lo que cree el Presidente.

- ¿Por dónde pasaría ese programa de crecimiento?
- El punto de vista de ese programa de crecimiento será inevitablemente exportador, industrial, hay que superar la crisis logística y hay que hacer todo con fuerte impulso privado. Vamos a necesitar muchos años para absorber las locuras que ocurrieron.
- A Milei no le salió el viaje a los Estados Unidos tan bien como esperaba. ¿Eso va a condicionar la política local?
- Yo creo que la Argentina debería evitar depender de salvatajes. Cuando uno habla de independencia, de autonomía, de lo que habla es de una política fiscal y monetaria muy razonable. Yo citaba en la campana de Patricia Bullrich cuando era candidata a presidente la visión de Ricardo Lagos, que decía que Chile necesitaba tener un punto y medio después de intereses, porque así bajaría la deuda y podría captar inversiones. Yo creo que el nuevo nombre de la independencia es un nivel de solvencia en materia fiscal y monetaria inolvidable.
- ¿Cree que si gobernara otro gobierno liberal, por ejemplo, usted, continuaría la ayuda de los Estados Unidos?
- Si yo hubiera ganado en 2003 no existirían estos problemas que estamos viviendo. Hubiéramos aprovechado los fenomenales términos del intercambio de principios de siglo para capitalizar a la Argentina y no en políticas populistas antiagrícolas. Cuando un país está en una situación desgraciada como la que estamos viviendo en este momento, a caballo regalado no se le miran los dientes, toda ayuda es bienvenida. Pero yo tengo un sentimiento nacionalista profundo, que me obliga a pensar en las condiciones de la autonomía nacional respetando siempre la Constitución y no entrando en default. "Nuestro crédito es igual a nuestro honor y a nuestra bandera", diría Nicolás Avellaneda. Esos son nuestros principios.
- ¿Cuál fue el mejor programa económico elaborado en la Argentina?
- El que escribieron Juan María Gutiérrez y Juan Bautista Alberdi en el preámbulo de nuestra Constitución, un programa de concordia nacional, de consolidación de la paz interior y de asegurar los beneficios de la libertad con toda razón y justicia. El programa liberal requiere un Estado fuerte, capaz de asegurar el monopolio de la fuerza. Nunca compraríamos las utopías anarquistas o marxistas.
- ¿Entre Braden y Perón, usted con quien se queda?
- Nunca fue mi opción ninguno de los dos. Obviamente que hubiera votado por Tamborini-Mosca (NR: la fórmula que respaldó Braden). Es igual a lo que hacen ahora. Nos presentaron una falsa dicotomía entonces. Y ahora, es la falsa dicotomía que presenta siempre el kirchnerismo, y presenta siempre el mileísmo. ¿Cuál es el negocio entre ellos? Le rehúyen siempre al debate porque quieren someter a los argentinos a falsas dicotomías. Es una elección parlamentaria, uno elige con quien tiene mayor mayor afinidad con sus creencias, a quien mejor representa. Elijamos la mejor lista, la lista amarilla, que en el Senado lleva a Juan Martín Paleo y a mí como primer candidato a diputado nacional.
- ¿Es amarilla?
- Si, y refleja las coaliciones históricas que gobernaron la Ciudad por muchos años. Cuando estaba con (Mauricio) Macri estaban eligiendo color, y yo dije que el azul era conservador, en cambio el amarillo era de liberal. Y en provincia de Buenos Aires va María Eugenia Talerico.
- ¿Por eso usted dice que el "el gato vota al bulldog"? Busca el votante original liberal-republicano?
- Creo que es la opción lógica. Yo creo que el votante original de esa coalición de gobierno en la Ciudad se siente amarillo, no se siente violeta. Es un chiste que yo hago lo del gato y el bulldog, pero estoy reflejando una intuición.
Todos sabemos que el gato va a votar al bulldog. https://t.co/mmyhu0B0to pic.twitter.com/rUkjqDLsyO
— Ricardo López Murphy (@rlopezmurphy) October 15, 2025
- ¿Quiere mostrar algo más en su campaña con este recuerdo que hace de que Milei votó por Daniel Scioli en 2015 y Alberto Fernández en 2019?
- Votó y trabajó en sus campañas. Esa es la verdad histórica y no me puede desmentir. A mí ni con amenaza de fusilamiento me hacían poner esas boletas. Yo voté a Mauricio Macri.
- ¿Ve viable hacer reforma laboral e impositiva después de las elecciones?
- Nosotros no estamos hablando de eso, ya están presentados los proyectos. También está completa la reforma laboral y la reforma al sistema previsional. Son cuatro grandes proyectos que no hay que pensar cómo hacerlos: ahí están.



