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El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió este miércoles con las autoridades de YPF para avanzar en la reactivación del Oleoducto Trasandino (Otasa) y el proyecto de ley de producción y exportación de Gas Natural Licuado (GNL), ambos gracias a Vaca Muerta.
La vuelta de las exportaciones de petróleo crudo por caños hacia Chile está a pocas semanas de convertirse en realidad, dada la infraestructura existente, mientras que las ventas masivas de gas por al exterior son solo un sueño del que la Argentina quiere despertar para que sean posibles.
Estabilidad fiscal y regulatoria, bajos derechos de exportación (retenciones), contratos en modalidad firme (no interrumpibles) y acceso libre a una porción significativa de los dólares generados -cerca del 50%, que se utilizarán para pagar deuda y girar dividendos al exterior- son algunas de las condiciones imprescindibles que piden los empresarios locales e internacionales para apostar al negocio del gas licuado en la Argentina.

El GNL demandará inversiones de no menos de 5000 millones de dólares en un plazo de tres a cuatro años para la construcción de la planta de licuefacción. El envío del proyecto al Congreso es esperado por el sector privado para los próximos días, aunque algunas fuentes señalan que todavía está "frío". En principio, tanto las leyes para la producción y exportación de GNL como la de hidrógeno iba a tratarse en sesiones extraordinarias, pero aún no se presentaron.
Proyectos de gas natural licuado en la Argentina
YPF y Petronas (Malasia) tienen en estudio lo que sería el proyecto de gas licuado más importante. Entre ambas esperan a principios de 2024 tomar una decisión final sobre una inversión de al menos u$s 10.000 millones.
Ese dinero irá para producir el gas natural, transportarlo con un gasoducto dedicado, construir la planta de licuefacción (que transforma el combustible a estado líquido para comprimir el volumen) y llenar unos 460 barcos al año -unos 100 millones de m3 diarios, el 70% de la producción nacional de gas actualmente-, que generarían exportaciones por u$s 20.000 millones anuales.
Para que la Argentina pueda ser potencia en gas licuado y sustituir el rol de Rusia como proveedor a Europa, debe garantizar condiciones económicas para las inversiones y producir el gas a menos de 2 dólares por millón de BTU
Pero también Transportadora de Gas del Sur (TGS, del holdingPampa Energía que lidera Marcelo Mindlin) evalúa desde hace años la construcción de plantas modulares en Bahía Blanca de 1 hasta 4 millones de toneladas de GNL de capacidad -entre 4 y 16 millones de m3 diarios de gas- junto a la estadounidense Excelerate Energy. Cada módulo requiere inversiones por unos u$s 500 millones.
La conclusión del trabajo preliminar y la decisión final de inversión (FID) se esperaba para octubre del año pasado, luego se postergó a marzo 2023 y aún sigue pendiente. Si se concreta, su finalización demorará cerca de dos años y medio.

Para que la Argentina pueda ser potencia en gas licuado y sustituir el rol de Rusia como proveedor a Europa, debe producir el gas a menos de 2 dólares por millón de BTU, dicen especialistas en el sector.
El GNL no se dejaría de importar en los momentos de pico de la demanda (entre junio y agosto de cada año), aunque las compras al exterior irán cayendo tras la puesta en marcha del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) de Vaca Muerta y otras obras complementarias que incluso permitirán que el gas argentino llegue hasta Brasil.
Respecto al petróleo, las exportaciones a Chile se sumarán a las que desde hace unos años se realizan por barcos, principalmente a Estados Unidos. Consultores de la industria creen que la Argentina podría revertir el déficit energético de u$s 4400 millones de 2022 hasta obtener un superávit de u$s 7500 millones a partir de 2025.




