La industria del Conocimiento, clave para la Argentina del futuro

La industria vinculada al ecosistema de la Economía del Conocimiento, en los últimos años mostró un rendimiento superlativo

La industria vinculada al ecosistema de la Economía del Conocimiento, en los últimos años mostró un rendimiento superlativo en los siguientes indicadores:

  • Generó u$s 6200 millones en exportaciones, a lo largo de todo 2019, lo que representa un 8% de las exportaciones totales, que la ubica como tercer polo exportador detrás de la soja y el automotriz (datos de Argencon).
  • Es una generadora de trabajos de alta calificación: actualmente hay 445.000 personas que trabajan directa o indirectamente en empresas de la industria del conocimiento en el país (datos del Indec).
  • Educación pública, gratuita y de excelencia que permite contar con personas altamente calificadas para desempeñarse en la Industria del Conocimiento.
  • Tiene ventajas competitivas y comparativas en cuanto a costos de inversión en infraestructura y materia prima para la producción y desarrollo científico, tecnológico y productivo impulsado desde entidades públicas y privadas.

 

Sumergidos en una situación crítica

Las administraciones de Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri dejaron de lado el desarrollo integral del Distrito Tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires, y el desarrollo productivo de la industria del Conocimiento, en general, en el país, respectivamente, al privilegiar los negocios inmobiliarios, financieros y el modelo agroexportador, a través de un esquema que sólo generó y genera trabajo y riqueza para unos pocos, y pobreza y desocupación para muchos, algo que en la Ciudad y en el país de la pospandemia, no puede ni debe volver a ocurrir.

La crisis de la deuda y sanitaria que atravesamos, agrava el escenario económico, pese a las medidas correctivas que viene aplicando con gran criterio Alberto Fernández. Se estima que el 35% de los comercios desaparecerán al finalizar la cuarentena (sólo en la Ciudad de Buenos Aires), el 94 % de las pymes no llegan a cubrir sus costos (datos de CAME), el índice de desempleo crece día tras día, y el ahogo de la cadena de pagos se traduce en empresas y comercios que cerrarán sus puertas de manera definitiva.

Un plan estratégico para el desarrollo productivo

Es indispensable convertir a la Ciudad de Buenos Aires, y al país entero en un polo productivo, científico y tecnológico, con la industria del Conocimiento como faro central para la generación de crecimiento industrial no contaminante, de empleo de calidad, divisas, desarrollo de capital humano, y que amplíe derechos a los argentinos y argentinas. No hay tiempo para esperar, debe hacerse en este presente, si se quiere construir una ciudad de Buenos Aires, y un país del futuro.

Están dadas las condiciones para transformar, reconvertir y actualizar la matriz productiva de la Argentina, y de convertirla en un modelo de desarrollo limpio, sustentable, que piense en el cuidado del medioambiente, en la equidad de género en el mundo del trabajo, en la integración de sectores vulnerables de la sociedad, para nosotros, y para las generaciones venideras.

Hacerse cargo y dar el salto

¿Es posible construir un modelo de Ciudad y país pospandemia, que produzca fuentes de trabajo, empresas, comercios y oportunidades?

Hay iniciativas interesantes impulsadas desde el Ministerio de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas, y desde la Subsecretaría de Economía del Conocimiento en particular, que deben profundizarse, rediscutiendo el rol de lo público y lo privado, la relación del Gobierno con las entidades productivas, particularmente con las pymes tecnológicas y cooperativas, y las proyectos y programas de inversión pública, que promuevan el aumento del valor agregado y las exportaciones.

En la Ciudad de Buenos Aires, se necesita una Agencia de Ciencia y Tecnología, que planifique políticas en investigación, tecnología e innovación autónoma, a partir de un diagnóstico de las potencialidades y de las necesidades, que consolide las industrias del conocimiento, la producción, y financie proyectos estratégicos, con nuevos productos y servicios, y genere puestos de trabajo de alta calificación.

El Estado porteño debe ser quien impulse la articulación público-privada, nuevas redes de asociación y de financiamiento, y potenciar un sistema productivo que transforme a las industrias radicadas en CABA, y las integre en un sistema de innovación y producción no contaminante, con un alto valor agregado. En el territorio porteño, el hábitat, lo productivo y lo tecnológico tienen que ser partes de la reactivación económica nacional, como ocurre en otros distritos, y con el Distrito Tecnológico como polo de desarrollo.

El Banco Ciudad debe comprometerse con el desarrollo de la producción local y con la creación de empleos, y no ser sólo un modelo de especulación financiera.

Esa entidad bancaria pública puede actuar como articulador, y desarrollar una herramienta, similar a la Cuenta DNI del Banco Provincia, para facilitar la bancarización de todos los sectores de la economía local, y ser el motor de un sistema de e-commerce porteño, en la nueva realidad que ya plantea este escenario de aislamiento sanitario, y con el cambio en los modelos de comercialización y en los hábitos de compra.

Esta pandemia, además, obliga a reinventarnos, y denota tres cuestiones a considerar: la importancia de la salud, del bienestar y del rol del Estado en garantizar esos derechos; la multiplicación de actos de solidaridad y de cuidado hacia los otros; y el desarrollo de la innovación tecnológica como búsqueda de soluciones para construir la ciudad del nuevo futuro.

En resumen, es posible construir un modelo de Ciudad y de país pospandemia, que produzca fuentes de trabajo, empresas, comercios y oportunidades.

Para que eso pueda ocurrir, se debe planificar y diseñar estrategias a través de políticas públicas que lo hagan realidad.

 

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