La Iglesia llamó a un “pacto social y pidió a Macri y Fernández cerrar la grieta

Los obispos lograron reunir en Luján al presidente saliente y a su sucesor, junto a otras figuras de la dirigencia política, sindical y empresaria. Advirtieron que el contexto no es fácil y reclamaron políticas de Estado que trasciendan a los gobiernos.

A dos días del traspaso de mando presidencial, la Iglesia católica logró convocar frente al santuario mariano nacional de Luján al presidente Mauricio Macri y su sucesor en la primera magistratura, Alberto Fernández, y otros dirigentes políticos, sindicales y empresariales ante quienes hizo un fuerte llamado a la unidad y a la paz social, tras hacer un crudo diagnóstico del país

Macri y Fernández llegaron a la localidad bonaerense insignia del catolicismo argentino acompañados por sus parejas, Juliana Awada y Fabiola Yáñez, respectivamente, y varios dirigentes de su círculo íntimo. También destactó la presencia del excandidato presidencial Roberto Lavagna, sentado al lado del próximo jefe de gabinete, Santiago Cafiero, miembro de una familia de histórica relación con la jerarquía católica.

El  obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, presidió la celebración eucarística secundado de una decena de obispos, y cedió la palabra al arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheinig, quien reemplazó poco atrás al mitrado Agustín Radrizzani, anfitrión de varios tedeum con Cristina Kirchner, esta vez ausente.

Más allá de predicar sobre la fiesta de la Inmaculada Concepción, Scheinig abundó el llamado de la Iglesia a la unidad nacional y pidió poner en marcha un "pacto social" con "políticas de Estado que perduren más allá de aquellos a los que les toque gobernar por determinado tiempo".

Fernández y Macri se llevaron un cuadro y una imagen de la Virgen obsequiados por el arzobispo Scheinig.

 

Una advertencia lanzada

El prelado designado para dirigir el mensaje a la clase política reunida en Luján hizo votos para que "la democracia se afirme y siga creciendo en institucionalidad", y a la vez que pidió a todos colaborar para "entrar en una nueva etapa con sinceros anhelos de unidad y paz".

El arzobispo lujanense advirtió que "ninguna persona o grupo en soledad es la Patria", sino que "la Patria somos todos", y reclamó "un compromiso de todos" para "vencer egoísmos profundos, vanidades, narcisismos, maldades y hasta la propia mentira que nos fabricamos para vender una imagen que no soy yo".

Para el hombre de Iglesia, "la pelea que tenemos que dar todos para ser un pueblo unido, libre, adulto, fraterno y solidario", y alertó sobre "la tentación de querer destruir al otro", acaso buscando alejar a los partidos con mayor peso y representatividad de entrar en una encarnizada puja por el poder.

Haciéndose eco de las revueltas a lo largo y ancho de la región, los obispos dijeron ser "conscientes de lo que viene y lo que ya estamos viviendo en el mundo y nuestra América latina", y admitieron que "no es fácil seguir construyendo esta nación", por lo que pidieron incluir a todos, porque "nadie sobra en esta construcción".

Atenta a un cierto "agotamiento de tantos desencuentros y peleas", la Iglesia reclamó a los dirigentes fomentar "la cultura del Encuentro" de la que habla el Papa Francisco.

Concluida la celebración, Fernández se manifestó "contento" por haber compartido la celebración religiosa con Macri y aseguró que "la Argentina que viene necesita del trabajo conjunto de todos", y por eso hay que "ponerle fin a esa grieta que tanto daño nos ha hecho". 

Estoy muy contento de haber compartido la homilía de hoy en la Basílica de Luján con @mauriciomacri y dirigentes políticos de diversos espacios.

La Argentina que viene necesita del trabajo conjunto de todos. Para eso debemos ponerle fin a esa grieta que tanto daño nos ha hecho. pic.twitter.com/5KQiFTX4E7

— Alberto Fernández (@alferdez) December 8, 2019
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