Luego de semanas de alta tensión en los mercados, en el Gobierno respiran por el repunte económico que trajo el acuerdo con Estados Unidos, pero saben que deberán reajustar la estrategia política a nivel local para cumplir con la apuesta del presidente Donald Trump a la reelección de Javier Milei.

El desafío principal del Gobierno es reconstruir gobernabilidad. "Estados Unidos está poniendo condicionamientos políticos y es la capacidad de crear una coalición", interpretó a El Cronista una alta fuente del equipo estratégico del Presidente.

Desde el entorno de la cúpula del Gobierno describen al anuncio como "el conejo de la galera para salir del paso". Hasta la semana pasada, no asomaba que hubiera una carta de negociación lo suficientemente fuerte para contrarrestar la derrota bonaerense, pero ahora recuperaron "la expectativa" que necesitaban para promover que va a haber "un futuro mejor".

Por debajo, hay bromas sobre si Trump estaba al tanto de que las elecciones inmediatas son legislativas. "No nos daba la plata si sabía", se ríen algunos. Pero lo cierto es que tanto la foto con el presidente norteamericano como los gestos que apuró el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, desarmaron una escenario negro que no sabían cómo frenar.

La primera medida que tomaron fue la eliminación de las retenciones hasta el 31 de octubre o hasta que se liquiden u$s 7.000 millones. Desde el Gobierno desestiman que haya sido un anuncio electoralista porque dicen que lisa y llanamente "necesitábamos los dólares". De hecho, ya anticipan que se restaurará el régimen y no será una medida definitiva.

En esa misma línea reconocen que el acuerdo tejido con el país norteamericano intentarán que impacte lo más rápido posible. Aunque el espaldarazo de confianza de Trump fue suficiente para reactivar a los mercados y esperan que el efecto se expanda a inversores y alcance para mantener estabilidad hasta las elecciones de octubre, los desembolsos deberán llegar para pagar los intereses de la deuda. El primer vencimiento es de u$s 4.000 millones en enero de 2026.

Este miércoles Bessent confirmó que negocian un swap de u$s 20.000 millones junto con la posibilidad de operaciones de compra de bonos argentinos en dólares, otorgar un crédito stand-by a través del Fondo de Estabilización Cambiaria y la compra de deuda gubernamental secundaria y primaria. El instrumento no es casual, ya que el swap no necesitará que el Congreso apruebe el endeudamiento porque se trata de un intercambio de monedas.

"Inmediatamente después de la elección, empezaremos a trabajar con el Gobierno argentino en los principales pagos de capital", avisó Bessent en una publicación de X.

Con la tranquilidad de evitar el default, ahora el Gobierno nacional se siente más confiado en ir a buscar a los gobernadores. Javier Milei designó una Mesa Federal con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro del Interior, Lisandro Catalán, y el de Economía, Luis Caputo, para avanzar sobre las reformas que necesitan conseguir el año que viene, pero el problema hoy está en recuperar la credibilidad para negociar.

Ante un diseño del poder anárquico con muchos canales de diálogo abiertos, esta formalización fue clave para darle otra jerarquía a los gobernadores. Pero es solo un primer paso.

"El año que viene no necesitamos poder sostener vetos, necesitamos votos", insisten desde un sector del oficialismo. En ese sentido, ven que el trabajo con los mandatarios provinciales es inminente y no está estrictamente ligado a la cantidad de bancas que gane La Libertad Avanza, ya que para poder llevar adelante las reformas necesitarán del respaldo de los gobernadores por más que tengan un buen resultado electoral.

Lo cierto es que, en el panorama sombrío de la semana pasada, hasta los mandatarios que acordaron con LLA en alianzas votaron en contra de Milei en el Congreso, que además ahora buscará avanzar con más reformas opositoras.

El desgaste parlamentario parece inevitable hasta el 26 de octubre y por lo bajo algunos dirigentes de la oposición se entusiasman con tener un plan para ir en el futuro hacia una Asamblea Legislativa. En el Gobierno desestiman que haya una intención golpista por parte de los mandatarios provinciales e insisten en no apuntar contra ellos, como hizo el propio Milei en el pasado.

Al cese de insultos del Presidente se suma que en la reunión de candidatos e influencers que organizaron en la Quinta de Olivos la semana pasada, el asesor presidencial Santiago Caputo pidió explícitamente que "no ataquen a los gobernadores" en la campaña.

Para este sector del oficialismo, los puentes con los gobernadores se rompieron por "errores autoinfligidos del Gobierno. Ellos (los gobernadores) dieron señales de humo antes de doblar", alegó una fuente cercana al asesor presidencial.