

La batalla bonaerense que se libra este domingo en las urnas pondrá en juego mucho más que un cambio en la Legislatura de Buenos Aires y en la estructura de las intendencias. El impacto de los resultados excede las fronteras: se plebiscita la gestión nacional de Javier Milei y el peronismo define su frágil unidad bajo la necesidad de moldear un liderazgo único de cara al 2027.
La pelea bonaerense es a todo o nada. El puntapié inicial para la gran campaña de octubre. No sólo se renuevan 46 diputados provinciales y 22 senadores. El padrón bonaerense representa con más de 14 millones de votantes inscriptos el 37% del electorado nacional. Y sobre esta base es que tanto Milei como Kicillof y Cristina Kirchner decidieron apostar tan fuerte hasta convertir unos comicios provinciales en un enfrentamiento nacional por dos modelos en pugna.
A principios de año el presidente Milei no tenía previsto concentrarse en la campaña bonaerense. Más bien, había decidido concentrarse en la economía para sentar las bases de un plan destinado a dar respuesta antes de las elecciones nacionales de octubre al bolsillo de millones de argentinos.
Sin embargo, en el medio de todo esto hubo cambios inesperados. ¿Cuánto pesó el caso de los audios con denuncias de presunta corrupción en la agencia de discapacidad ANDIS? ¿Qué tanto pegó en el Gobierno los reiterados reveses a vetos presidenciales o decretos en el Congreso con una oposición aguerrida?
¿Cómo impactó en Milei un desajuste de la brecha cambiara que obligó a intervenir en el mercado? ¿Cuánto cambió en la estrategia de campaña los hechos de violencia hacia la figura presidencial en sus recorridas por Lomas de Zamora o Moreno? ¿Qué rol jugó el caso $LIBRA?
Todos estos interrogantes no encuentran una respuesta más allá de la decisión cambiante del Presidente: Milei optó por jugar a fondo en la campaña bonaerense y poner en juego el plebiscito de su gestión arrastrado por las objeciones del kirchnerismo.

Hay quienes aseguran que el caso de audios de la agencia ANDIS fue un punto de inflexión para que Milei y su hermana jueguen fuerte en territorio bonaerense. Los últimos sondeos mencionaban que después de las denuncias de Spagnuolo el 56% de los encuestados veía una pérdida de confianza con el Gobierno.
Sin embargo, antes de ello y desde el momento en que el jefe de Estado decidió sacarse la foto en La Matanza con sus candidatos bajo el provocador cartel del "Kirchnerismo Nunca Más", haciendo un paralelo con la lucha contra la dictadura militar, el entramado completo de LLA y de la Casa Rosada en su conjunto no le quedó otro camino que jugar fuerte en territorio bonaerense.
En la Casa Rosada hubo un debate interno en estos días respecto de la estrategia que soltó Milei ante las elecciones provinciales bonaerenses. Hay un sector que cree que se potenció el impacto y esto podría jugar en contra si LLA pierde por más de cinco puntos. Lo que era una elección casi municipal pasó a convertirse en una suerte de plebiscito de la gestión de Milei.

El Presidente optó por polarizar al máximo la elección bonaerense para "cerrar el cajón" del kirchnerismo. Pero el hecho de que haya estado tan al frente de la campaña bonaerense lo deja en una situación de exposición muy alta.En la Casa Rosada evalúan que el PJ jugará fuerte con el aparato, las testimoniales de jefes comunales, el voto en cadena y el poder de fuego de los intendentes del conurbano. La disputa real se librará entre la primera sección electoral que reúne el 36% del electorado bonaerense y la tercera que contempla el 35% de los votos.
Milei cree que una derrota de dos puntos contra el aparato del peronismo sería una victoria de LLA. Pero si el margen es mayor será una derrota que nadie sabe aún cómo lo leerán los mercados el lunes. El eventual impacto de los comicios se hizo sentir incluso en el reciente viaje relámpago de Milei a Los Ángeles donde los inversores norteamericanos recibieron con cautela los mensajes del Presidente con una mirada puesta muy lejos, en La Plata. Hay temor porque un "efecto parálisis" de inversiones puede repercutir ahora en las elecciones nacionales de octubre y desde luego en la economía. Milei habló de un "empate técnico" aunque no alcanza con eso.
Tanto Cristina Kirchner como Kicillof también se juegan al todo por esta elección bonaerense y apuestan a dar batalla para sustentarse en el poder. Ambos optaron por llevar la campaña bonaerense a una suerte de plebiscito del gobierno nacional. Ambos machacaron la idea de que las urnas de este domingo definen dos modelos en pugna: el neoliberalismo libertario frente al estatismo kirchnerista. El peronismo buscará ganar por más de seis o siete puntos para autosubsistir y dar una dura pelea en octubre.
Desde el ostracismo de su detención en el barrio de Constitución la expresidenta apostó por excluir a Kicillof del liderazgo para dar lugar a su hijo Máximo e incluso a un regreso de Sergio Massa. El gobernador bonaerense también pone en juego su gestión y su liderazgo con el resultado de las urnas de este domingo. Hay quienes creen que apuntará a presentarse como candidatos presidencial para el 2027 si el PJ gana por más de seis puntos. Esa fue su apuesta central a desdoblar los comicios provinciales de la Nación.

¿Una derrota del peronismo por apenas dos o tres puntos frente a LLA implicará el final de la carrera política de Kicillof? ¿Cómo quedará el liderazgo de Cristina Kirchner ante un "empate técnico" como el que mencionó Milei? ¿Habrá un regreso de Massa a la arena del poder si Cristina y Kicillof quedan relegados? Nadie se anima a contestar en el frente Fuerza Patria.
Hay hechos concretos que exponen el nivel de desesperación de los líderes. Kicillof optó por jugar a fondo la pulseada bonaerense con su gabinete en pleno y el poder de movilización más de 40 intendentes del conurbano. Desde su encierro, Cristina Kirchner apostó al poder de fuego de los jóvenes de La Cámpora contra el esquema del gobernador bonaerense.
No se evaluó aun el impacto que podría tener en las urnas bonaerenses de la fuerza del centro encarada por Provincias Unidas y los gobernadores, Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Carlos Sadir (Jujuy). A ellos se sumó luego el correntino Gustavo Valdés, quien anuncio su incorporación al bloque antes de las elecciones a gobernador del último domingo en su provincia, donde triunfó su hermano Juan Pablo.
Este sector estará representado en las elecciones bonaerenses por el intendente de Tigre, Julio Zamora, que encabeza la lista de Somos por la Primera Sección Electoral y en la Tercera Sección al radical Pablo Domenichini. Se trata de un espacio que podría restarle votos tanto a los libertarios como al peronismo. La pérdida de dos, tres o cinco puntos pueden ser cruciales.
Será una elección con final abierto. Las cartas están echadas y más allá de los pronósticos el resultado en las urnas bonaerenses excederá el mapa local. Dos modelos se ponen en pugna, los liderazgos están en juego y la gestión nacional de Milei también quedará escrutada en los votos bonaerenses.



