El gobernador Axel Kicillof quiere que la Legislatura apruebe, antes del 10 de diciembre, tres leyes que considera fundamentales para la administración futura de la provincia y si bien hoy se dio el primer paso, restan otros en los que se pueden trastabillar las iniciativas, y hasta podrían terminar siendo volteadas definitivamente".

Para el Ejecutivo bonaerense, el Poder Legislativo le ha sido adverso y le ha impedido contar con las leyes presupuestarias en los dos últimos años. El kicillofismo es minoritario dentro del bloque del peronismo que, al mismo tiempo, no es mayoritario en ninguna de ambas cámaras. La oposición y el diálogo con los otros espacios peronistas siempre han sido, al menos, problemáticos.

El gobernador envió este año un nuevo paquete de tres leyes: el presupuesto y la “fiscal impositiva” que reclaman propios y extraños para dar certidumbre, por ejemplo, en materia de alícuotas, y un nuevo pedido de endeudamiento para afrontar vencimientos de la deuda tomada durante la administración de María Eugenia Vidal.

Esta tarde, en La Plata se consiguió que la Comisión de Presupuesto emitiera dictámenes de mayoría y de minoría para la popular y malamente llamada “Ley de Leyes” y para la Fiscal Impostiva.

Desde espacios peronistas que no responden al gobernador mostraron ese gesto como una verdad en contra de la “suspicacias por la interna”.

Luego de que se hiciera trascender que había demasiadas diferencias y que todo podía caerse, los planetas se alinearon “gracias a los votos de los diputados que responden a La Cámpora, el sector de (Martín) Insaurralde y el Frente Renovador”.

Además, la oposición firmó su propio dictamen de minoría. Kicillof necesita los votos de sus ‘compañeros’ como lo de otros partidos, con los que tendrá que negociar. Sobre la mesa, dicen cerca del Ejecutivo, estará la cobertura de cargos en organismos como el BAPRO, aunque algunos se ilusionan con presionar para conseguir una silla en la Suprema Corte provincial.

Aun pensando en que existe consenso para tratar esas normas, resta el tratamiento del “financiamiento”.

“Por pedido de los diputados de la oposición y debido a que se necesita la aprobación de los dos tercios en el Recinto, la comisión de Presupuesto volverá a reunirse el martes 25/11 para llegar a acuerdos”, comentó hoy una fuente legislativa.

Buena parte de la suerte de ese endeudamiento depende de la voluntad de dos sectores. En primer lugar, los intendentes piden que una parte de los dólares vayan a un fondo. Eso fue reclamado el año pasado y en este proyecto se contempla que un 8% tenga destino municipal.

Pero los jefes comunales no quieren un porcentaje de un endeudamiento que podría no conseguirse o ser menor al proyectado, sino que pretenden que quede plasmada una suma fija para sus arcas.

De hecho, los intendentes radicales piden, por estas horas, un acuerdo global que incluya endeudamiento por cargos y dinero. Están dispuestos a dar la “herramienta” presupuesto, pero quieren asegurarse fondos frescos.

Resta saber si, en caso de no avanzarse en esa tercera iniciativa, el Ejecutivo aceptará sancionar dos de tres o si, como en 2024, prefiere una suma cero.

Por otro lado, aun consiguiendo la venia legislativa, para tomar deuda Kicillof deberá esperar a ser autorizado por el gobierno nacional. Esa relación, siempre tensa, está en su peor momento.

El nuevo ministro del Interior, Diego Santilli, no se comunicó aun con la gobernación y, además, no dudó en desconocer al kicillofismo como interlocutor.

Así, el gobierno provincial depende de los votos propios, de los otros peronismos y de la oposición en dos cámaras absolutamente adversas. Recién después podrá hacer sonar el teléfono del despacho de Santilli y esperar a ver si se lo atiende.