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El presidente hippie y los dardos para Axel Kicillof

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Bueno ya está. Alberto puso un Google Alert para repudiar hasta el granizo de Río Gallegos. Cristina sacó de la galera un blanqueo para pagarle al FMI y se corrió al centro con una foto con el embajador de EEUU en el país.

Daría la impresión, entonces, de que la interna del Frente de Todos habría quedado encapsulada en los febriles días pasados y que ahora todas las alas de la coalición están lanzadas a combatir la escalada de los precios y a tratar de que la actividad económica no se frene por escasez de todo.

Pero no.

En la Casa Rosada ahora tienen un nuevo blanco en el debate puertas adentro: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, faro del modelo económico que enarbolan en el kirchnerismo duro. Cuando le preguntaron el domingo en Futurock al secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, si el ex ministro de Economía hasta 2015 hubiera negociado mejor con el organismo de crédito, soltó "sin dudas". Y todo fueron risas.

"¿Ah sí?", mascullaron cerca del Presidente. Y aceleraron una recopilación de información que de golpe empezó a brotar por los recovecos menos pensados del mundo periodístico, como quien no quiere la cosa.

Quiso el destino que justo estuviera viniendo de Francia el titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, de discutir las nuevas condiciones por la deuda con el grupo de países que integran el Club de París. Para "dar marco" a las deliberaciones, alguno en el Poder Ejecutivo notó necesario recordar de dónde surgió el 9% de intereses que se había comprometido pagar la Argentina en aquella última refinanciación en tiempo récord de Kicillof de 2014.

Dio la casualidad, además, que por el contexto de crisis energética se dio la excusa perfecta para que alguno en el albertismo reflexionara sobre lo "cara" que le había terminado saliendo al país la estatización de YPF, una operación que lleva el sello del economista de la UBA. Los productores de contenidos de la Casa Rosada, en tanto, se pusieron también a comparar aquella decisión con la estatización de la metalúrgica IMPSA, rescatada por esta administración junto a los socios privados luego de que la familia Pescarmona la chocara bastante en la última década.

Pero lo más llamativo fue cómo apareció también una tabla sin fuente en diversos análisis políticos donde algún laborioso contrapuso números de la reestructuración de deuda con los acreedores privados que hizo el gobernador Kicillof en la Provincia con los resultados en valor presente, quita y ahorro para el Estado que logró el propio Guzmán en su negociación que terminó en 2020. De golpe a cada negociación de la actual gestión en Economía le apareció un espejo retrovisor que mira a La Plata.

El WhatsApp de la semana

Ojo, porque ni que esté así de empoderado el jefe de Estado y su entorno de "cuatro o cinco" que tanto le molesta al círculo de la vicepresidenta hace 100% seguro eso de que no habrá cambios en el gabinete, como enfatizó el fin de semana en una entrevista en la TV Pública.

Alguno podía imaginar un festejo en el quinto piso del Palacio de Hacienda cuando Alberto dijo que Guzmán no sólo ha sido el ministro de la deuda, sino también el del 10% de crecimiento o el del 7% de la desocupación. Pero siempre estará latente el recuerdo de Juan Pablo Biondi, en referencia al vocero y hombre de confianza de Fernández sacrificado en el altar público de una carta de la vice que lo acusaba de operaciones.

Por eso el WhatsApp de mayor circulación de esta semana con los rumores de que el ministro de Economía podría ir a la embajada argentina en Estados Unidos, reemplazado por alguna figura como el ahora consultor estrella Emmanuel Alvarez Agis mientras Jorge Argüello aterrizaría en Cancillería a nadie tampoco le resultó una locura.

En las cercanías del primer mandatario hay quienes ven la necesidad de dar un gesto de renovación, con algo así como un relanzamiento que además le permitiera tomar el control de áreas clave, como por ejemplo todo lo vinculado con la Energía, aún cuando para hacerlo hubiera que "reubicar" al responsable del acuerdo con el Fondo y símbolo de la racionalidad albertista, apuntado por Máximo Kirchner y el pibe que maneja las redes sociales de La Cámpora.

Un hippie con inflación

Todo puede ser en este momento del Presidente. Desde el acuerdo con el Fondo que ya está en revisión pero que trajo dólares al Banco Central, está decidido a ir por la reelección y a jugar en la suya, a veces en pleno derrape hippie que no pega con el contexto social. Los alimentos no encuentran ancla y pueden ser el Will Smith que te saque de la modorra contemplativa. La situación económica, en tanto, es la anatomía de un faltante: poca energía, pocos insumos y la mercadería espera en los galpones hasta que le validen precio.

Hay un riesgo por cierta obnubilación por los indicadores económicos que se van conociendo en estos días. La pobreza bajó 5 puntos. La indigencia, 2,5. Y el desempleo se ubicó 4 puntos abajo en un marco en el que la actividad se levantó de la pandemia más rápido de lo esperado y regresó al horrible estado de cosas de 2019. El tema es que por el drama de nuestra inestabilidad de siempre más el impacto de la guerra son cifras de un país, el de la segunda mitad de 2021, que ya no existe. Hay otro escalón de empobrecimiento en marcha.

Algunos empresarios que bancan un Alberto airbag de Cristina se entusiasman con las convocatorias a la terapia de grupo que abre el jefe de Estado y al clima de menos grieta que por ejemplo se percibía en el beboteo de Sergio Massa con Horacio Rodríguez Larreta en largos minutos de charla y risas en el encuentro de la Asociación Conciencia, repleto de hombres de negocios en una de las galas bien post Covid de estas noches.

Es el clima de "otra cosa" también en el que se zambulle buena parte del Gobierno en esos encuentros border fumones del Consejo Económico y Social, un meeting donde la tentación es decir están en cualquiera pero de los que han surgido proyectos de ley grosos como el de hacer que la Argentina pueda producir su propio cannabis medicinal o un marco para que la industria de los autos pase a hacer vehículos eléctricos.

Pero claro que puede resultar un poco chocante el tono por más que los objetivos sean loables. Con la inflación rumbo al sesenti, Alberto te cita a John Lennon para darle una oportunidad al diálogo, el asesor estratégico Gustavo Béliz te habla en modo Spinetta de amistad social y fraternidad comunitaria y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, te invoca a León Gieco en el lanzamiento de un "Ushuaia a La Quiaca productivo" con el que potenciar leyes que generen dólares y empleo.

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