El Gobierno celebra una "tregua" con Brasil por el futuro del Mercosur

Fue luego de que el vicepresidente del vecino país evaluara que el bloque "está atravesando un momento muy duro" y reconociera que no es momento de avanzar con acuerdos comerciales al ritmo que pretendía Bolsonaro.

El Gobierno comienza a sacar conclusiones positivas del "portazo" con el que amagó dejar el Mercosur hace apenas semanas, tras comunicarle a sus socios, Brasil, Paraguay y Uruguay, que debido a la pandemia del coronavirus y la crisis económica local no estaba dispuesto a continuar negociaciones con vistas a firmar acuerdos comerciales con terceros países.

Frente a la conmoción que tal mensaje produjo dentro y fuera de la unión aduanera fundada en 1991, y con presiones ciertas para rever tal medida, la Cancillería entabló negociaciones con los demás miembros y avanza hacia un acuerdo para ralentizar las negociaciones comerciales hasta tanto evaluar el impacto en el aparato productivo nacional.

La pretensión argentina lucía desubicada para el ritmo que los demás socios pretendían darle al Mercosur, pero sin embargo comprendieron que es mejor eso que forzar una ruptura institucional. Así lo entendieron y así lo expresó este miércoles el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão, el más encumbrado representante de las fuerzas armadas en el gobierno de Jaír Bolsonaro.

Mourão reconoció que "el Mercosur está atravesando un momento duro como para avanzar en acuerdos bilaterales porque la Argentina atraviesa una crisis seria y muy fuerte en su economía"

El general del Ejército brasileño admitió a su vez que "la misma cuestión política ha contaminado nuestro relacionamiento", acaso blanqueando el aislamiento -otra palabra que él utilizó- en el que se halla el presidente Alberto Fernández respecto a sus pares, cuyas posiciones liberales son bien conocidas y contrastan con la visión argentina para la región.

Durante un seminario con la Cámara de Comercio Árabe Brasileña, Mourão sugirió "reorganizarse para volver a traer a la Argentina de nuevo al juego" negociador, cosa que la Casa Rosada interpretó como impreciso ya que, según fuentes, "la Argentina nunca se fue" de la mesa negociadora.

Con cautela, pero a la vez con optimismo, el Gobierno sopesó que la estrategia para torcer el ritmo del bloque económico poco a poco va dando efecto. De hecho, los equipos técnicos de cada país lanzaron esta semana una revisión integral de cada uno de los acuerdos en negociación, entre los que figuran las discusiones con Corea del Sur, Canadá, Singapur y el Líbano.

Contrastando con el ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, representante del ala ultraliberal dentro del gobierno de Bolsonaro, el vicepresidente tendió una mano hacia la Argentina al precisar que Brasil "no puede abandonar esto (el proceso de integración del Mercosur) porque somos complementarios en la producción de autos, y tampoco por el peso que representan las cuatro economías en términos de producción de alimentos".

El militar fue el único enviado especial del gobierno del Brasil a la jura e inicio de mandato de Fernández, el pasado 10 de diciembre, y desde el primer momento mostró predisposición para mediar entre los líderes de ambos países, incluso reuniéndose en varias ocasiones con el embajador argentino, Daniel Scioli.

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