Una comisión creada por el papa Francisco en febrero de este año e impulsada por el papa León XIV advirtió sobre la crisis de deuda global, pidió que los organismos internacionales revisen sus prácticas y realizó recomendaciones para reformar la estructura de deuda global.
El "El Informe Jubilar: Una hoja de ruta para abordar las crisis de deuda y desarrollo" surge de una comisión creada por el papa francisco para analizar la situación financiera global y en especial el efecto sobre los países en desarrollo y las personas que habitan en ellos.
La comisión, integrada por 30 especialistas de todo el mundo, es liderada por Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, y el exministro de Economía, Martín Guzmán.
El documento advierte que el sistema financiero como está alimenta una crisis de desarrollo y señala que 54 países destinan el 10% de sus ingresos fiscales o más al pago de intereses de deuda.

Esto significa que más de 2000 millones de personas viven en países que destinan más recursos al pago de deuda que a salud o educación.
Además, indican que la carga media de los intereses se ha duplicado en la última década en estos países.
En la presentación del documento, el padre Charlie Chilufya, exdirector de la Red Jesuita de Justicia y Ecología en África (JENA), explicó que África es el continente más afectado por este escenario, donde la deuda creció más rápido que el PBI desde 2013.
Según detalló el religioso, el continente destinó el 14% de los ingresos por exportación al pago de la deuda, un aumento de más de 4 puntos desde 2011.
A modo de ejemplo de la restricción presupuestaria que implica, citó el caso de Nigeria, país que pudo solo destinar el 4% del presupuesto a salud, mientras que destinó mucho más al pago de deuda.
Por último, analizaron un cambio en la estructura de financiamiento, con la inclusión de nuevos acreedores, con una mayor participación de privados y de países que no pertenecen al Club de París (como China, India, Arabia Saudita y Sudáfrica), mientras que además aumentaron los préstamos a menores plazos, en cambio del financiamiento de políticas a largo plazo.
Mensaje al FMI
Mahmoud Mohieldin, enviado de las Naciones Unidas para la Financiación de la Agenda 2030, sostuvo que "los acreedores también son responsables" tanto en el escenario actual como en la posible solución.

Uno de los mensajes más contundentes sobre la estructura financiera actual es la necesidad de reducir los préstamos motivados políticamente que "usualmente llevan a crisis de deuda". Por un lado, para los gobiernos recomienda mayores controles parlamentarios del endeudamiento, fortalecer el manejo soberano de la deuda y la posibilidad de que la ciudadanía pueda supervisar el uso de los recursos.
Para los acreedores, sugiere que revisen sus prácticas. "El FMI, por ejemplo, debería asegurar que sus decisiones de préstamo se guíen estrictamente por los fundamentos económicos, y que haya transparencia total y apoyo generalizado dentro del país para su programa".
Para sostener esto, cita los análisis de la Oficina de Evaluación Independiente del Fondo sobre el uso de programas, el trato desigual entre países y "los préstamos excesivos (imprudentes) por parte del FMI".
"Si el préstamo está influenciado por consideraciones geopolíticas o calendarios electorales, puede conducir a un endeudamiento insostenible, con efectos adversos adicionales, incluyendo el compromiso de la soberanía de las naciones deudoras y la credibilidad de las instituciones multilaterales. Incluso la apariencia de falta de imparcialidad y de préstamos con motivaciones políticas puede socavar la credibilidad y la eficacia de estas instituciones", concluyeron.
Para el FMI en particular además recomienda terminar con los programas centrados en la austeridad para maximizar los repagos. Según sostienen, los programas suelen pedir austeridad y compresión de las importaciones en contextos recesivos, que terminan socavando el desarrollo y la recuperación, aumentando la pobreza, perjudican las acciones climáticas.
Recomendaciones
Entre las políticas a implementar para evitar que se difunda la crisis de deuda que impacta especialmente en los países en desarrollo se incluye la creación de un Club de Deudores para discutir las políticas necesarias para aliviar las situaciones que derivan en crisis de deuda.
En lo estricto, postulan la necesidad de reformar las instituciones multilaterales y la legislación en distintos como Nueva Yorks o el Reino Unido para que acreedores y deudores lleguen a acuerdos sostenibles, terminar con los rescates de acreedores privados y que los multilaterales favorezcan las recuperaciones sostenibles y no proponer políticas de ajuste.
Además, impulsan que se refuercen políticas internas de control sobre los movimientos de capital para reducir flujos desestabilizadores y crear entornos propicios para inversiones a largo plazo y mejorar la transparencia en las políticas financieras para que tengan amplio respaldo social.



