El déficit fiscal primario de 2020 será el más alto en más de 30 años

Con una baja de la recaudación entre 15% y 18% y un incremento del gasto por casi $ 400.000 millones, el rojo no financiero terminaría el año en su nivel más alto desde fines de la década de los '80, estimó la consultora Ficonomics.

La cuarentena obligatoria por el coronavirus lleva casi un mes de vigencia y su impacto ya se hizo sentir en las variables macroeconómicas. Al derrumbe de la recaudación y a la disparada del déficit fiscal primario de marzo se suman proyecciones más o menos lúgubres de acuerdo a la fecha de normalización de la actividad.

Si bien se especula con que el 26 de abril, cuando expire la tercera etapa del aislamiento, el Gobierno comenzaría a flexibilizar ciertos sectores, el funcionamiento pleno de la economía demoraría unos meses más.

En ese sentido, partiendo de una proyección de una caída interanual del PBI de 48,9% en abril, la consultora Ficonomics planteó dos escenarios a partir de los cuales analizó en qué condiciones la economía volvería al ruedo y cómo terminarían el año las variables clave: uno de regreso a la actividad plena en julio y otro, de proceso más gradual, en septiembre.

Funcionamiento pleno en julio

En el hipotético escenario de retorno más veloz, el producto bajaría 18,3% interanual en mayo y 5% en junio, mientras que en julio ya retomaría los niveles del mismo mes de 2019. En total, todo el período desde marzo hasta la normalización añadiría 8,6 puntos porcentuales a la recesión de 1,5% que se preveía en el Relevamiento de Expectativas Macroeconómicas (REM) del Banco Central (BCRA) de enero. Así, la economía caería 10% en el año.

 

 

A partir de esta variación, la consultora estimó cuánto caería la recaudación a partir de los supuestos de que no habrá exenciones tributarias relevantes ni nuevos gravámenes, y de que se registrará un mayor nivel de infromalidad que demorará el pago de impuestos, además de una baja "moderada" de la cantidad de empleos y un deterioro del salario formal respecto a la inflación.

De esta manera, lo embolsado por Ganancias caería 10% interanual, mientras que el IVA y los impuestos al trabajo reunirían 14,9% menos cada uno. Los impuestos del comercio exterior y a la compra de moneda extranjera perderían un 23,5%. Así, la recaudación bajaría 15,7%, unos $ 902.200 millones menos en las arcas públicas en el período.

 

Funcionamiento pleno en septiembre

En caso de que la salida fuera más gradual y se normalizara en septiembre, el PBI en mayo caería un 20,2% interanual; en junio, un 10%, y tanto en julio como en agosto, por lo que retomaría los niveles de 2019 en septiembre. 

 

 

Esta caída totalizaría una baja adicional de 10 puntos porcentuales, por lo que la recesión alcanzaría el 11,5% en 2020.

Bajo las mismas premisas, lo recaudado por Ganancias retrocedería 11,3%, mientras que el IVA y los impuestos al trabajo perderían 17%. Lo embolsado por gravámenes al comercio exterior y la compra de moneda extranjera cedería 28%. En total, los ingresos tributarios serían 18,1% menos que en el período, lo que equivale a unos $ 1,04 billones.

 

Cuentas fiscales

Por otro lado, Ficonomics analizó el impacto fiscal de las medidas expansivas del Gobierno en el gasto y estimó que añadirá $ 394.900 millones a las partidas

 

 

Los subsidios económicos crecerían $ 182.700 millones (37%) de forma interanual, las transferencias a provincias subirían $ 145.200 millones (78%) y el Ingreso Familiar de Emergencia totalizaría $ 157.000 millones. En contrapartida, habría un recorte en el gasto de capital por $ 90.000 millones (-26%).

Este avance del gasto y esta caída de los ingresos llevarían al déficit fiscal primario a $ 1,52 billones, lo que representaría un 5,4% del PBI, número que Argentina no registra desde fines de la década del '80, estimó Ficonomics.

Además, proyecta que el gasto en intereses de deuda, que estima constante en términos de PBI respecto a 2019 sin un salto abrupto del tipo de cambio, llevaría al rojo financiero a $ 2,5 billones, un 9% del PBI. Esta cifra también supone que el canje demorará hasta el segundo semestre y que el Gobierno cancelará parte de los vencimientos en pesos sin refinanciar.
 

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