

Por unanimidad, la Cámara de Diputados le dio sanción definitiva al proyecto de "ley Justina", que dispone que todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario.
La contribución fundamental de la reforma es que invierte el proceso por el cual las personas se convierten en donantes: al crearse la figura del "donante presunto", ya no se requiere dejar voluntad expresa por la afirmativa sino que se garantiza "la posibilidad de realizar la ablación de órganos y/o tejidos sobre toda persona capaz mayor de 18 años, que no haya dejado constancia expresa de su oposición a que después de su muerte se realice la extracción de sus órganos o tejidos".
Esta política está inspirada en iniciativas que se aplicaron en otros países y que tuvieron una altísima respuesta. Por ejemplo, el 99% de los austríacos son donantes gracias a esta iniciativa. En cambio, en países donde la donación de órganos es optativa, la respuesta es mucho más baja: en Alemania cae a 13%. Esto es lo que resaltó el profesor en economía conductual Richard Thaler en su libro "Nudge" quien planteó que se debe buscar la manera de "empujar" a la población a tomar decisiones que resulten en el bien común. Gracias a esta tesis, el estadounidense ganó el premio nobel de Economía en 2017.
La Ley Justina, cuyo autor es el senador Juan Carlos Marino (UCR) y que fue trabajada en conjunto con el Incucai, incorpora avances como la definición de los derechos de donantes y receptores y la creación del Servicio de Procuración en hospitales públicos y privados.


