Los desacuerdos entre el asesor presidencial Santiago Caputo y el clan Menem que responde a Karina Milei escaló varios niveles durante las últimas semanas, en pleno revuelo por el armado electoral en las provincias y la tensión con los gobernadores por los pedidos de fondos de coparticipación. Como resultado, en la previa del cierre de alianzas en la provincia de Buenos Aires,la versión que sobrevuela en la cúpula libertaria es que Caputo dio un paso al costado y la lectura de algunos estrategas es que huele a un posible intento de boicot interno.
"Se rompió el Triángulo de Hierro, no da más", concluyó una fuente que venía anticipando el hervor de la interna desde los comienzos de gestión. Otra fuente del ala karinista evaluó semanas atrás, en este sentido, que el presidente Javier Milei, quien hasta ahora se muestra equilibrista, va a tener que eventualmente ordenar esa disputa interna. Por ahora, el ruido se mantiene en un ida y vuelta de versiones cruzadas sobre la influencia de poder de ambos bandos.
La persecución interna tiene origen en la rivalidad que mantiene Caputo con el asesor Eduardo "Lule" Menem y el diputado Martín Menem, los armadores de la hermana del Presidente que, ante todo, chocan con la visión "imperio" que tiene el tercer vértice del "Triángulo de Hierro"sobre la estrategia electoral. Karina abanderó, por el contrario, la visión territorialista de los Menem que apuesta al sello de La Libertad Avanza en las provincias y, consecuentemente, deja afuera a los oficialismos provinciales aliados.
Ese desacuerdo sentó las bases de una batalla campal que, a medida que se acerca octubre, más amaga con estallar. Por ahora, ambos bandos le bajan el tono: mientras que del ala de Caputo aseguran que si esa interna con Karina existiera él ya no formaría parte del Gobierno, del entorno de los Menem destacan que hay más coincidencias con el asesor presidencial que desacuerdos y que, al margen del ruido interno, el foco de ellos es el armado electoral.

Sin embargo, los dedos apuntados comenzaron a hacerse notar aún más con los reveses parlamentarios de las últimas semanas y son advertidos ya desde el año pasado. El cuestionamiento no solamente es hacia Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados sino también hacia la estrategia de ambos primos en su vínculo con los gobernadores, algo que desde el oficialismo niegan como factor.
De hecho, el caso del mandatario Gustavo Sáenz (Salta) se subió al ring ayer con una foto con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y Lule Menem, lo cual desde La Libertad Avanza interpretaron como un mensaje de validación hacia la relación que mantienen con las provincias. De hecho, Lule es una de las principales figuras negociadoras del Gobierno que, desde las sombras, se encarga de tejer esos vínculos.

Desde el seno libertario aseguran que él es quien arma las listas, mientras que Karina las supervisa, y que además es quien tendrá una fuerte incidencia en el futuro recambio ministerial, post-elecciones nacionales. Los que lo conocen firman en piedra que no querrá ponerse al frente porque se siente más cómodo en el "detrás de escena", pero ya van dos fuentes del karinismo que confirmaron que el cambio en Jefatura de Gabinete se va a efectuar.
Uno de los cruces fuertes entre Lule y Santiago Caputo fue con el tuit de Lucas "Sagaz" Luna sobre el Islam. El integrante de las Fuerzas del Cielo, la agrupación que responde al asesor, compartió un video de cristianos perseguidos por un grupo islámico en Nigeria con la frase: "No odiamos suficiente al Islam" y Sharif Menem, el hijo de Lule, le contestó: "Borrá eso pelotudo".
Una fuente cercana al menemismo le confió a El Cronista que el hecho en redes terminó en un tenso llamado entre ambos asesores. A esto se suman también repercusiones en X del jefe de bloque bonaerense Agustín Romo, también referente de las FdC.

Pero además de las idas y vueltas en redes sociales, en los pasillos de la Casa Rosada comenzó a circular que Caputo quedó afuera de las negociaciones con los gobernadores y que, además, terminó dando un paso al costado del armado electoral en Buenos Aires. Las fuentes del Gobierno consultadas por El Cronista pusieron en duda esas versiones: "Caputo resuelve cuestiones de gestión que los Menem no. Si los gobernadores tienen que hablar algo sobre Vialidad no se lo van a preguntar a Menem, sino a Caputo", consideraron.
Es cierto que el distanciamiento de Caputo para con algunos mandatarios existió durante los últimos días, pero hasta en el karinismo consideran que el "pulpo" de su influencia es irreversible. En ese sentido, también destacan que hay áreas en las que Karina prefiere que se encargue Caputo, como la Secretaría de Inteligencia (SIDE).
Los codazos por el diálogo con las provincias derivaron, además, en el rol que cumplen el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán. El menemismo busca solidificar una especie de "alianza" con ellos dos, en línea con la cercanía y el diálogo cotidiano que ya mantienen. De hecho, hoy por la mañana los cuatro se reunieron en la Casa Rosada, sin Karina ni Santiago.

Pero el asesor presidencial no se quedó atrás. Caputo, por caso, se había reunido a solas con Guillermo Francos el día anterior.
De lo que respecta del armado provincial, el target de Caputo no son solo los Menem sino su armador bonaerense, Sebastián Pareja. La disputa de las ligas menores entre él y los referentes de las Fuerzas del Cielo no fue disimulada durante el tramo del armado y, según una fuente al tanto de esas conversaciones, la idea de que Caputo se corrió del armado en la provincia viene de la mano de una negociación con la famosa "avenida del medio" que representa el radicalismo de Facundo Manes, que confluiría un frente con Emilio Monzó y el peronismo no K, para empiojarle la elección provincial a Pareja y probar un punto.

La acusación de boicot interno por ahora es más bien un temor. El sector del radicalismo que sí tiene diálogo fluido con Caputo en este sentido es el de Maximiliano Abad, y de hecho el líder del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, se subió a este pedido.
Aunque de LLA descartaron que el frente los tomara en cuenta -si se desdibujaba a Santiago del armado, también a Abad-, del espacio amarillo aseguraron a El Cronista que habrá diez intendentes del radicalismo que finalmente conformarán la alianza provincial con el PRO y LLA.
Por ahora, en el triángulo todavía no asoma una ruptura real, aunque quizás no sea ya de hierro como solía. En la Casa Rosada le ponen fecha de vencimiento al equilibrio de Javier, después de las elecciones nacionales.



