A pocas semanas de la celebración del Día del Niño en Argentina, un relevamiento privado asegura que la cantidad de empresas importadoras casi se duplicó en el último año generando una "transformación drástica" en la industria del juguete.
A partir de la política de apertura implementadas en la gestión que encabeza Javier Milei, Jidoka señaló que se trata de un incremento "sin precedentes" en las importaciones.
El valor de las importaciones se disparó un 79%, alcanzando los u$s 58,3 millones, mientras que el volumen físico creció un 108,7%, llegando a 10.500 toneladas.
Este fenómeno, impulsado por la flexibilización de normativa con baja de aranceles, hizo crecer 89% el número de empresas importadoras, que pasaron de 265 en 2024 a 501 en 2025.

Entre las primeras medidas que impulsan la "marcada tendencia alcista" en las importaciones de juguetes se destaca la desregulación del sistema de importaciones, con el reemplazo del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIRA) por el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI), hasta su eliminación.
Luego, a través de la Secretaria de Coordinación Productiva y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), el Gobierno avanzó en la reducción significativa de trámites administrativos, la eliminación del impuesto PAIS, la ampliación del límite para compras por courier hasta u$s 3000.
Además, la habilitación del sistema puerta a puerta no aplica impuestos en compras de hasta u$s 400 para cinco envíos anuales, lo que representa una competencia directa para productos como figuras de acción hasta coleccionables electrónicos ocomponentes tecnológicos que, según la industria local, "deberían ser testeados".
Como resultado de la facilitación, el 43 % del ingreso de productos importados es de origen chino, a un valor inferior a los u$s 3 por kilo.

Estos movimientos, que buscan recuperar la oferta y aliviar las distorsiones de precios, "también abren interrogantes sobre la equidad competitiva entre operadores locales y los canales alternativos, como el e-commerce transfronterizo o los couriers personales", opinó Alejandro Caffaro, gerente en Vulcanita.
El sector juguetero con larga trayectoria en la fabricación nacional, representa un microcosmos de lo que ocurre a nivel macroeconómico, agregó.
Apertura: la otra cara
Estas medidas, si bien buscan dinamizar el comercio, también cambian las reglas del juego.
En Argentina, explicó Caffaro, conviven empresas que trabajan con marcas reconocidas y que deben cumplir con estrictas regulaciones de calidad, ensayos de laboratorio, certificaciones IRAM y trazabilidad de origen, con importadores ocasionales o compras directas del consumidor final vía courier que, en muchos casos, "escapan a estos controles".
"Quien importa formalmente paga derechos de importación (35% promedio), IVA, ingresos brutos, logística nacional, y además, debe garantizar el cumplimiento normativo", dijo el titular de Caffaro Hnos. S.R.L. y advirtió por la asimetría frente a los productos que ingresapor canales informales o excepcionales.
Además de la diferencia económica otro aspectos que se presenta es la falta de controles de calidad en un alto porcentaje de las importaciones.

"Históricamente, la importación de juguetes estuvo sujeta a la intervención de terceros organismos y a diversas medidas para-arancelarias, como licencias de importación, certificaciones IRAM y requisitos de seguridad eléctrica", comentó Gabriel Salomón, director comercial de Jidoka, que ofrece soluciones de logística y comercio exterior en Argentina.
"Sin embargo, estas exigencias no aplican actualmente a regímenes simplificados como el courierparticular, lo que obliga a tener un control sobre los estándares de seguridad".
Según el especialista, los juguetes que ingresan por courier para particulares no están sujetos a controles, lo que invita a prestar atención a cuestiones de seguridad.
En particular, se pone énfasis en los juguetes de plástico, debido al posible contenido de ftalatos que pueden ocasionar diferentes problemas de salud (problemas reproductivos, baja fertilidad, malformaciones, alteraciones hormonales en niños y embarazadas, y riesgos para el desarrollo neurológico).
Ante este panorama, el control se vuelve más exigente para los consumidores a la hora de optar por juguetes importados: verificar el origen y la reputación del vendedor; exigir certificaciones de seguridad y, por último, informarse sobre los materiales.
Juego limpio
"Si bien la flexibilización de las importaciones puede ofrecer una mayor variedad de productos, la responsabilidad recae en gran medida en el consumidor para asegurar la seguridad y el bienestar de los niños", destacaron.
"Es importante que el consumidor ejerza un rol activo, informándose y exigiendo productos que cumplan con los más altos estándares de calidad y seguridad", alertaron desde Jidoka.
En sintonía, Caffaro planteó que "no se trata de cerrar las fronteras ni de impedir que las familias accedan a productos globales, sino de facilitar que esos productos lleguen en condiciones de equidad, control y legalidad".



