

Luego de bajar del 33,8% al 30,9% del PIB entre 2015 y 2019, la presión tributaria en Argentina subió a 32,4% en 2020 y apunta a 33,1% en 2021, retomando una tendencia alcista que había exhibido entre 2002 y 2015, cuando pasó del 19,3% al 33,8% del PIB (cerca de 15 puntos porcentuales de suba en 13 años), advirtió en un informe Ieral Fundación Mediterránea.
En una comparación internacional de presión tributaria, Argentina y Brasil aparecen a la cabeza en Latinoamérica, superando además a muchos países desarrollados como Estados Unidos, Australia y Corea del Sur. Sólo en Europa se observan guarismos mayores, con algunos países superando el 45% del PIB.
Se trata de una comparación de presión tributaria efectiva, que surge de computar el cociente entre la recaudación y el PIB, por lo que es una medición fuertemente contaminada por los niveles de evasión existentes en cada país.
La presión tributaria subió 11 puntos del PIB en dos décadas en Argentina, para financiar un gasto público que también aumentó con desmesura en dicho período, cuando pasó de 30% a 47% del PIB. Dado que la fuerte suba de impuestos no resultó suficiente para financiar tal incremento, se generó además un elevado déficit primario, que en 2020 resultó 6,5% del PIB (para este año el presupuesto prevé 4,2%), con sus conocidas consecuencias en términos de inflación y endeudamiento.
"Argentina se ubica así con uno de los mayores pesos del Estado en la economía en Latinoamérica, superado en el mundo por algunos países europeos, aunque con una diferencia notable en la calidad y eficiencia de los servicios públicos", remarcó Ieral, que además enfatizó las deficiencias en las prestaciones sobre servicios como la salud y la educación.


