Alerta: el teletrabajo puede estar en peligro si se toman decisiones equivocadas

El teletrabajo se ha transformado en la nueva rutina de muchísimas personas durante el aislamiento al que nos ha forzado el coronavirus. El aislamiento forzó la adopción masiva del teletrabajo y esto derivó en el debate público acerca de la necesidad de regularlo.

Sin embargo, es necesario que esa eventual regulación exceda esta situación de crisis y que se piense con visión de futuro. Hoy pensamos en esta modalidad desde nuestra realidad de convivir con nuestro trabajo, las clases de nuestros hijos y las tareas domésticas. La regulación que se está debatiendo para que rija en el mundo post-aislamiento debería mirar más allá de esto y pensar en el futuro, fuera de este contexto extraordinario.

¿Por qué es importante regularlo bien? Porque bien pensado, el teletrabajo puede ser una gran herramienta para crear más y mejor empleo; algo que tanto necesita nuestro querido país. Porque facilita a los trabajadores una mejor conciliación de su vida laboral con su vida personal y familiar; permite la inclusión laboral de personas con discapacidades; federaliza el trabajo al viabilizar a empresas localizadas en las grandes ciudades contratar a trabajadores que viven en zonas menos pobladas; y porque tiene la capacidad de potenciar a las pymes.

Además, tiene un impacto positivo en el medio ambiente al reducir los efectos de incontables horas de traslados en medios de transporte. En definitiva, si generamos empleo de calidad, es el Estado el que logrará generar mayores recursos a través de la recaudación. Y tanto los trabajadores como los empleadores queremos más teletrabajo. Estamos todos del mismo lado porque es una buena idea. Es muy importante que la regulación no desaliente a las empresas.

El proyecto que obtuvo media sanción en Diputados necesita ser mejorado. Simplemente receptar en la Ley de Contrato de Trabajo la modalidad "teletrabajo", como una modalidad más de las ya existentes. Garantizar la igualdad de derechos y la protección para los trabajadores tanto en esta modalidad como para los que trabajan de forma presencial. Permitir que sean los convenios por sector e incluso convenios individuales los que regulen las condiciones específicas como mejor les resulte, confiemos en ellos. La sobre-regulación termina burocratizando, complejizando y atrofiando las relaciones de trabajo.

La consecuencia indeseada de esto será que quienes encuadren en esta regulación pasarán a convertirse en poco atractivos para las empresas, quienes se verán desalentadas a tener teletrabajadores ante la complejidad y eventuales contingencias.

Resulta fundamental un debate amplio y multisectorial para lograr una regulación con visión de futuro. Tal como está redactada la ley, perdemos todos: los trabajadores, las empresas, el Estado, el medio ambiente y la sociedad.

Estamos ante la oportunidad de potenciar el teletrabajo, con todo lo bueno que puede traernos; o ponerlo en peligro si tomamos decisiones equivocadas.

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