Alberto se recuesta en aval de los gobernadores para el relanzamiento de su gestión

El anuncio de la aceptación del canje fue celebrado en el oficialismo como un hito para la agenda que se viene. El Presidente insistió en hablar un de un país más federal, en medio de la pulseada con Larreta

"¡Qué numerito metimos!", celebraban ayer en la Casa Rosada. El 99% de reestructuración de la deuda con bonistas extranjeros sorprendió tanto a ajenos como a propios. El porcentaje permitió al Gobierno enmarcar el segundo festejo de un acuerdo que tuvo un primer anuncio diluido por la pandemia y sus consecuencias económicas.

El marco institucional, con un acto en el Museo del Bicentenario, tuvo todos los condimentos de la que pretende convertirse en liturgia albertista para después del Covid-19, en una mesa colmada de gobernadores, en vivo o por Zoom, de un Presidente autopercibido como "el porteño más federal".

Para reforzar la idea de un hito de la administración todista, el oficialismo difundió minutos después un spot por redes sociales con un mensaje editado de Alberto Fernández con la metáfora recurrente del laberinto, una analogía con el país que recibió Néstor Kirchner en 2003. El ex Presidente solía decir que de los laberintos se sale por arriba. Para el cierre, la voz del actual mandatario sostiene: "Somos la Argentina, vamos a levantarnos otra vez". Es otro leitmotiv oficial.

Con 16 gobernadores en la misma mesa y otros siete a través de pantallas, Fernández volvió a respaldarse en el poder territorial del interior con un mensaje federal, que inevitablemente (tarde o temprano) terminará colisionando con las aspiraciones de uno de los presentes.

"No tiene nada que ver con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, es la forma en que se ha construido la Argentina durante más de 100 años. Un país profundamente injusto que ha visto concentrar toda la riqueza en torno al puerto de Buenos Aires", aclaró Fernández sobre su frase de la "opulencia" de la Ciudad de Buenos Aires que despertó las alarmas porteñas.

Con un Larreta presente, sin embargo, quien estaba al lado del Presidente era su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Fue ella la primera, en diciembre, en poner en discusión desde La Matanza la suba del 1,4% a 3,75% de la Coparticipación a la Capital que se decretó durante la era Cambiemos. Desde entonces rondó por la cabeza presidencial una poda.

En esa línea, como eje para la recuperación pospandemia prometió "inversión en obra pública y viviendas" como "el motor que mueva la economía argentina en lo inmediato", pero con "criterio federal".

La presencia de la ex Jefa de Estado no pasó desapercibida, si bien no habló, en un nuevo explícito respaldo al ministro de Economía Martín Guzmán. Cristina Kirchner no pisaba la Rosada desde la asunción. No fue a su anterior despacho, sino que se acomodó en el del ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro. En la previa se reunió con Guzmán, Axel Kicillof, Sergio Massa y su hijo Máximo. El Presidente pasó a buscarla para ir al evento.

Como se preveía, Fernández no detalló sus prometidas "60 medidas" para la reactivación económica, si bien apuestan en los despachos oficiales que será esta semana. En cambio, confirmó que a mediados de septiembre se enviará el texto del Presupuesto 2021. Eso sí: esbozó lo que sería el germen de su "plan" económico. "La producción y el trabajo, son los dos conceptos que están en nuestra cabeza machacándonos incansablemente", afirmó.

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