MINISTROS, GOBERNADORES Y LEGISLADORES ALIADOS DIERON EL PRESENTE EN LA ROSADA

Un regreso con guiños a los fieles y un lugar destacado para Mariotto

Apelando a la metáfora del Reino del Revés, Cristina repasó todos los temas de la agenda durante su ausencia. También criticó a la oposición y a sectores del sindicalismo

Irónica en su discurso y de buen humor. Así Cristina Kirchner reasumió la presidencia después de más de 20 días de licencia debido a la operación en la que le extirparon las tiroides. Y se quedó hasta altas horas de la noche en su despacho.
Minutos antes de las 19, el helicóptero presidencial aterrizó detrás de la Casa Rosada. De riguroso vestido negro con el que sigue sosteniendo su luto, Cristina saludó a un grupo que militantes que se había apostado en la reja perimetral.
Cinco minutos después, la Presidenta volvió a escuchar la tradicional frase con que la recibe a diario el jefe de la guardia de Granaderos: Señora Presidenta, Casa de Gobierno sin novedad.
Estaba de muy buen humor, contó uno de los funcionarios que la escoltó hasta el Salón de las Mujeres, ubicado en el primer piso. El regreso estaba bien planeado. A tal punto que se dispusieron sillas para invitados y funcionarios de terceras líneas en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, que está en la planta baja. Hasta allí, además, dejaron ingresar a grupos de militantes de La Cámpora, Kolina, la JP y los Kumpas, todas agrupaciones de jóvenes K.
Cuidando hasta el mínimo detalle para mostrar un regreso con el color y el estilo K, desde temprano los guardias de la Rosada vallaron la salida del salón donde iba a ser el acto para que al finalizar Cristina pudiera asomarse al balcón que da al patio interno y saludar a los militantes de la planta baja, que entonaban eufóricos los clásicos hits del kirchnerismo.
Volvió con todo, se regodeaba un funcionario cercano a la Presidenta. La frase se refería al fuerte contenido político que le dio la mandataria al discurso de reasunción, el cual fue festejado en varios de sus pasajes por los funcionarios que colmaron la capacidad del salón.
Una señal que no pasó desapercibida fue la presencia de los gobernadores más fieles a la Rosada (Jorge Capitanich, Sergio Urribarri, Eduardo Fellner, entre otros), además de todos los miembros del gabinete, legisladores e intendentes.
Otros de los comentarios fue la ausencia de Daniel Scioli, aunque haya sido con aviso debido a su viaje a Francia. Es que los kirchneristas de paladar negro disfrutaban con el lugar de privilegio que le dieron a Gabriel Mariotto, vicegobernador y a cargo del Ejecutivo provincial.
Otros de los que festejó cada pasaje del discurso presidencial fue el vicepresidente Amado Boudou, quien desde hoy se pondrá al frente del armado K en territorio bonaerense y se reunirá con intendentes.
Si venía con pañuelo iban a decir que esta no se operó, lanzó Cristina antes de hablar de su intervención. Nunca ocultó la cicatriz de tono rojizo que le cruza el cuello, y hasta le hizo señas a los fotógrafos para que la retrataran.
Con ese tono y apelando al título de la canción El Reino del Revés, la Presidenta giró su discurso en los principales temas de los últimas semana de su ausencia, como el conflicto con las petroleras y con el Reino Unidos. No se olvidó de la marcha de la economía y utilizó la ironía para criticar a la oposición, un sector del sindicalismo y los medios de comunicación.
En cada pasaje y crítica, la Presidenta interactuaba con sus ministros o funcionarios ubicados en la primera fila. Con ese recurso, Cristina arrancó las carcajadas y aplausos de todos cuando se dirigió al polémico secretario de Comercio Guillermo Moreno y comentó el allanamiento en Italia de una de las consultoras más importantes: Vos sos un principe, le dijo.

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