Un mix entre ajuste y progresismo, el balance que hacen los analistas de los primeros 30 días de Alberto

Consultados por El Cronista, tres analistas reflexionaron sobre el primer mes de Alberto Fernández en la presidencia y sus desafíos futuros. El politólogo Julio Burdman detecta otros dos ejes de acción además del económico. Uno es el vinculado a la emergencia social: implementó la tarjeta alimentaria, presentó el plan contra el hambre, y dispuso un congelamiento tarifario.

Y el otro se relaciona con las medidas geopolíticas, e incluye "una nueva política de seguridad interior, que se despega del paradigma más próximo a Estados Unidos, y también reposicionamientos a nivel regional".

Para su colega Andrés Malamud, "Fernández usó correctamente la estrategia de manual: ajuste económico con compensaciones progresistas de bajo costo fiscal". Es decir, mientras se suspendía la fórmula jubilatoria anterior -que según el propio Fernández era "impagable"- y se acentuaba el cepo, llegaban distintas medidas vinculadas al progresismo, como la reimplantación del Plan de Lecturas. Y hasta algunos gestos, como ir a tomar examen a la UBA o recibir a Diego Maradona en la Casa Rosada.

La estrategia, para el analista Enrique Zuleta Puceiro, es "netamente fiscalista". Es decir, antepuso "la necesidad de un ajuste en contra de sus promesas electorales, con la idea de marchar hacia los superávits gemelos". En este sentido, cree que renunció a una jugada en pos de la economía productiva y se basó en "aumentos de impuestos y una solidaridad previsional de difícil sostenibilidad legal". Igualmente, cree que el balance es positivo y que así lo reconocieron los mercados y el FMI.

La innovación política que llevó a Fernández al poder, el Frente de Todos, tuvo la novedad de incluir a distintos actores dentro del peronismo. Además de su sector, participaron el kirchnerismo y el massismo como fuerzas principales. Para Burdman, sin embargo, Fernández no estuvo tan preocupado por "construir poder", sino que se enfocó en ejercer ese poder que se había ocupado de construir previamente. "No lo veo desvelado por construir poder, se está asentando sobre algo que ya tiene. Es un gobierno que está ejerciendo el poder presidencial", analiza.

Para Zuleta Puceiro, uno de los temas clave en este mes fue la suspensión del consenso fiscal. Según su visión, "la urgencia fiscal ha llevado a revisar el pacto, que fue muy importante. Los gobernadores habían recuperado autonomía".

Por eso, considera que se trata de una "regresión", ya que ese consenso que se había logrado había generado "grandes ventajas" para los gobiernos provinciales. Igualmente, señala que los gobernadores van a seguir apoyando a Fernández, pero que "ninguno está muy convencido en volver atrás en el superávit primario de las provincias".

Por otro lado, la política exterior le dio a Alberto Fernández la oportunidad de demostrar una vez más su voluntad de buscar equilibrios. El escándalo de la asamblea venezolana le permitió criticar a Nicolás Maduro, por lo que alejó los fantasmas que lo vinculaban con ese régimen.

Pero a la vez le quitó las credenciales a Elisa Trotta, la embajadora nombrada por Juan Guaidó. Al respecto, Malamud considera que esta estrategia podría continuar en los meses futuros, ya que sostiene que "bien implementada, una política externa de diversificación y equilibrio no tiene fecha de vencimiento".

En el mismo sentido, Burdman cree que hay una "virtud probada" de Fernández en la búsqueda de equilibrios a nivel doméstico. Y sobre el plano internacional cree que ya no dependerá de él, porque "el plano global escapa a su capacidad de intervención, Argentina no lo puede manejar. Los resultados de política exterior son inciertos, como siempre lo fueron".

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