Para rescatar la fuerte inversión hundida, revitalizarán el gasoducto del Nordeste

El tendido se diseñó hace más de una década para transportar fluido de Bolivia, pero ahora movilizará el combustible desde cuencas locales. En agosto se fijarán las tarifas en audiencia pública.

Los chaqueños y habitantes del norte santafesino, desde septiembre podrán empezar a consumir gas por redes gracias a la revitalización de una parte del Gasoducto del Nordeste, que hasta hace meses era una obra pública onerosa y condenada al abandono. A fin de agosto se realizarán las audiencias públicas para fijar la tarifa que pagarán los nuevos usuarios del producto que, contrariamente a lo que se pensó hace más de una década, no vendrá de Bolivia sino de las rebosantes cuencas argentinas.

La estatal IEASA realizó un llamado a licitación para contratar la operación y mantenimiento sólo de un fragmento del tendido, que con más de 3000 kilómetros recorre también las provincias de Salta y Formosa, por donde iría llevando el carburante a importar desde el país de Evo Morales.

El contrato fue adjudicado a Transportadora de Gas del Norte (TGN), que asumió esa responsabilidad por los próximos diez años, prorrogables por otros cinco. En rigor, la firma en la que tiene presencia Techint, ya está operando unos 25 kilómetros de ese complejo tendido para llevarle gas a la usina térmica de Brigadier López. Litoral Gas, en el caso de Santa Fe, y Gasnea, en el chaqueño, serán las distribuidoras encargadas de arrimar el fluido a los usuarios finales.

En pocos meses la estrategia oficial en relación a esta obra sufrió un viraje drástico. El ex secretario de Energía, Javier Iguacel, no estaba convencido de avalar un desembolso de u$s 563 millones para concluir el tramo salteño del megaducto, que la Vertúa -firma involucrada en la causa de los Cuadernos K- dejó sin tender a pesar de los anticipos de dinero recibidos.

A la escasez de fondos públicos se sumó la nueva performance gasífera local. El desarrollo de los no convencionales perfila a la Argentina como un país exportador en el corto plazo, que puede prescindir de la importación del país vecino. Esto indujo a Energía a buscar un destino diferente para el tendido de caños que se fue realizando desde el 2007, a través de controvertidas licitaciones objetadas por la Sigen.

El Gasoducto del Nordeste costó más de u$s 2300 millones, casi el doble de lo presupuestado originalmente, a través de adjudicaciones por tramos viciadas de diferente modo, según informes de la Sigen. Al pecado de origen de "no tener suficiente sustento económico" como proyecto energético, se sumaron licitaciones amañadas, sobreprecios y fondos a contratistas que no concluyeron su trabajo. Faltas sobradas para la apertura de investigaciones judiciales, que fueron consignadas en el informe de los síndicos Ignacio Rial e Ignacio Días Zavala.

Pero la parálisis definitiva hubiese implicado convalidar una lastimosa dilapidación de fondos públicos. Finalmente, la gestión de Gustavo Lopetegui resolvió contratar la operación y mantenimiento del ducto troncal y algunas obras de aproximación a los centros de consumo, lo que permitiría darle uso a unos 700 kilómetros del troncal y otros 400 de tendido secundario, configurando una versión muy diferente a la que concibió en el 2004 el holding de Rocca, cuando propuso construir desde el Norte un ducto bajo el sistema de iniciativa privada. O a la que finalmente pensó Julio de Vido para concretar como una obra pública convencional.

La promesa de Vaca Muerta quitó sentido a esa infraestructura y plantea el desafío de otra licitación, la del Gasoducto del Centro, que en un primer tramo unirá a la cuenca neuquina con Saliqueló, en la provincia de Buenos Aires. Sólo en un capítulo posterior podrá arrimar el gas sureño a San Nicolás y el Conurbano, reafirmando el sentido que tendrá el flujo gasífero local: del Sur al Norte.

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