Para analistas, el discurso buscó evitar la confrontación

El Presidente realizó pocas referencias a un plan económico concreto porque espera resultados económicos, interpretan los analistas. Aunque buscó un estilo propio y evitó disputas contra la oposición.

Alberto Fernández abrió el domingo un nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso. Luego del 10 de diciembre, fue su segundo discurso ante la Asamblea Legislativa. Y otra vez, según evaluaron diversos analistas políticos consultados por El Cronista, volvió a apostar por un mensaje de equilibrio que dejó de lado un espíritu confrontativo.

Para el politólogo Luis Tonelli, la mayor novedad del discurso fue que Fernández no presentó a su gobierno como uno que llega para recuperar a la política, sino como uno "de tecnócratas científicos que viene a reemplazar un gobierno de tecnócratas CEOs que no entendieron nada". Además, se refirió al equilibrio que debe hacer Fernández entre la gestión de los temas económicos y las cuestiones que no tienen costo fiscal. Sostuvo que "tratará de compensar las decisiones críticas con gestos de autoridad y pagos simbólicos a su coalición, como lo hizo Néstor Kirchner durante sus primeros momentos".

Tonelli consideró que el Presidente "evitó presentarse como un líder y optó por hacerlo como un gestor. Es decir, realizó un discurso que evitó interpelar al liderazgo implícito de quien estaba sentada a su lado, Cristina Kirchner".

Su colega Facundo Cruz se detuvo sobre la cuestión económica. Según su visión, lo principal será resolver el tema de la deuda, y recién después habrá un plan económico. "Hubo menciones sobre la cadena productiva y activar la economía. Pero fueron ideas que quedaron en un segundo plano, porque lo principal es la deuda", sostuvo.

Sobre el tono que tuvo el discurso, Cruz observó que "buscó afianzar la coalición del gobierno. Es decir, recordó a los propios por qué se armó el Frente de Todos, por qué mantenerse juntos y cuáles son las metas. Sobre todo después de unas semanas en las que hubo disputas internas".

Igualmente, consideró que no habló solo a sus seguidores, sino a todos, lo que se vio "en los aplausos de legisladores opositores como en cuestiones como la lucha contra el narcotráfico o las reformas a la justicia federal". Cruz detalló que le habló a casi todos los sectores. Sin embargo, hubo uno que quedó afuera: el campo. "No habló de retenciones. Está esperando que el ministro de Agricultura realice la negociación necesaria con el sector", explicó el analista en esa línea.

Finalmente, el analista Enrique Zuleta Puceiro cree que evitó las grandes confrontaciones, y que las que hubo estuvieron vinculadas a "cosmovisiones y valores". Sobre el tono y los destinatarios, explicó que se trató de un discurso "socialdemocrático, no fue peronista. Podría haber sido enunciado por un alfonsinista. Tuvo metáforas y evitó la identificación de amigos y enemigos. Seguramente eso dejó un gusto amargo a quienes están en la lógica del todo o nada".

En esta línea, agrega que se trató de un discurso muy personal y que no respondió a los temas típicos del kirchnerismo, "ni hizo una reivindicación de las presidencias kirchneristas". En este sentido, buscó "consolidar una identidad propia, con temas como la reforma del Estado o una visión de desarrollo".

Finalmente, el analista político Rosendo Fraga observa los propósitos señalados hcia el futuro "en diversas direcciones: reforma de la justicia, reducir el poder de la actual justicia federal, el aborto legal, la apertura de los archivos de la AMIA, en economía, varios proyectos que van en dirección a una mayor regulación".

Y en cuanto a la cuestión política, resalta que hubo "pocas alusiones a la cultura peronista. A la oposición, críticas, pero también elogios, como en el apoyo a la renegociación de la deuda. En lenguaje, enfático en el decir pero moderado en las palabras elegidas para comunicar".

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