Maxi Montenegro: se acabó el colchón cambiario y Kicillof quiere conseguir dólares como sea

Para el economista y periodista Maximiliano Montenegro, uno de los problemas que enfrenta hoy la economía es que tanto Axel Kicillof como “los ministros de economía que vengan están durmiendo en el piso y sin colchón” cambiario, por lo que toda la inflación terminará impactando en precio del dólar.

El planteo, resumido, es el siguiente: Néstor Kirchner “empezó su Gobierno con un altísimo colchón cambiario (dólar caro) que se fue comiendo la inflación” aunque también “Cristina (Kirchner) asume en 2007 con un colchón muy mullido y pueden pasar algunos años sin devaluar”. Pero ese período con una devaluación mucho menor que la inflación implicó que el Gobierno se fue “comiendo un colchón (cambiario) muy grande y ahora no hay más colchón”. Por eso “cualquier inflación va a significar más devaluación”.

En diálogo con radio Mitre, Montenegro explicó en esa línea los sobresaltos que vive hoy el mercado paralelo del dólar: El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, “dijo en enero que 8 pesos era el dólar de equilibrio, el que le deba competitividad a la Argentina”, por lo que “ahora el dólar de equilibrio debería ser esos 8 pesos más el 15% de inflación que tuviste en los últimos tres o cuatro meses”, con lo que el dólar oficial tendría que estar por encima de los 9 pesos suponiendo que Capitanich tuviera razón en lo que afirmaba en enero.

Sin ese colchón, según Montegro el planteo del ministro de Economía, Axel Kicillof, es hoy el de “consigamos dólares a como dé lugar”. “Están ‘pasando la gorra’ (…) Antes existía la percepción de que la Argentina no resistía volver a endeudarse a tasas de más del 10% anual en dólares, similares a las de 2001, ruinosas, pero la necesidad tiene cara de hereje y me parece que el Gobierno llegó a un momento en el cual si cierra algún acuerdo más o menos aceptable con el Club de París a fin de mes, después va a salir a emitir deuda aunque sea al 10% u 11%”, evaluó.

Según Montenegro, en el verano “Cristina se asustó mucho con el tema del dólar, con la posibilidad de que cayeran fuerte las reservas y se llevaran puesto no solo a la economía sino al propio Gobierno y por eso aceptó, de mala gana, la solución de estabilidad que le ofreció (el presidente del Banco Centra Juan Carlos) Fábrega de devaluar y subir la tasa de interés”. “Eso permitió comprar tiempo, pero el propio Fábrega lo presentó así: nadie puede creer que devaluar y subir la tasa de interés es un plan económico”.

El economista y periodista atribuyó también la demanda de dólares a que el Gobierno “fundió la maquinita de emitir pesos”. “Le funcionó en 2011 y en 2012, pero llegó un punto en el que emitió tanto que la gente empezó a rechazar los pesos y a correr velozmente al dólar, que era la única mercancía que había quedado barata después de tanto años de inflación”.

Y concluyó: “Todo el mundo sabe cómo se ordena: recortando fuerte subsidios económicos que hoy te llevan entre 130.000 y 150.000 millones de pesos del gasto público, que son 8 años de Asignación Universal. Recortar esos subsidios implica un alto costo político y Cristina no se siente con espacio político para hacer semejante ajuste. Pero algo hay que hacer porque este nivel de emisión va a la inflación y al dólar”.

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