Macri muestra menos temor a pagar costos políticos que económicos

El presidente Mauricio Macri mostró, en las primeras semanas de gestión, un perfil distinto al que le adjudicaban los analistas antes de que asumiera el 10 de diciembre, o incluso al que se pronosticaba durante el final de la campaña electoral. Durante buena parte del año, la discusión sobre la economía futura estuvo atada a dos palabras que simplificaban una enorme cantidad de decisiones complejas en dos etiquetas: shock o gradualismo. Muchos consultores consideraban que el futuro mandatario no iba a ser partidario de decisiones audaces (algunos lo afirmaban casi como un lamento) porque estaba condenado a priorizar la viabilidad política. Sin mayoría propia en el Congreso, se estimaba que la nueva administración iba a tener que avanzar a paso lento incluso en algunas leyes económicas importantes (la derogación de la ley cerrojo para avanzar en la discusión con los fondos buitre) por la necesidad de negociar el consenso de la oposición.


Lo que se vio, en cambio, fue una vocación por desafiar a la política con herramientas "heterodoxas", como los decretos de necesidad y urgencia, para lograr un shock institucional. Macri, en ese sentido, no siente que enfrente un riesgo cuando modifica en forma unilateral la Ley de Medios o avanza sobre la enorme cantidad de contratos de personal que le heredó el kirchnerismo. A su gabinete económico, en cambio, lo persigue con su preocupación por el impacto en los precios de la suba de las naftas, las tarifas o el dólar. En ese frente, está claro, no quiereconflictos que lo fuercen a dar pasos atrás.

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