Macri hace equilibrio entre los gremios con efectivo y bonos para las obras sociales

El presupuesto de salud, y especialmente los millones que el Estado destina al funcionamiento de las obras sociales, siempre han sido la moneda de cambio entre gobiernos y sindicalistas. Y aunque Mauricio Macri les promete a los gremios un tratamiento más amable que el que les dispensó el kirchnerismo, el toma y daca sigue siendo la sombra de la cobertura sanitaria de los argentinos.

En esa línea, el Presidente anunció que de los 30.000 millones de pesos que Cristina les tuvo retenido a los sindicatos una parte irá directo a programas de salud (8.000 millones) y otra a pagar la deuda con las obras sociales. Recibirán 2.500 millones en efectivo, 4.500 en fideicomisos y otros 15.000 en bonos.

Mientras ese dinero ingresa a las arcas de los sindicatos, todos preparan reclamos y medidas de fuerza contra el Gobierno. Los gremios kirchneristas, con Hugo Yasky a la cabeza, y los de izquierda serán los más duros con paros anunciados para estos
días. Entre los más proclives a una negociación están los Gordos de la CGT, los más ansiosos por recibir los fondos de las obras sociales. Y en el medio de encuentran Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes esperaban el anuncio presidencial para calibrar hasta dónde llevarán la magnitud de las protestas.

Por eso, resta determinar si el pago de la deuda de salud con la obras sociales podrá contener el reclamo gremial. Macri decidió activar la cancelación con un menú de bonos que mantenga la expectativa sindical aún después de haber recibido el dinero. Es el complejo equilibrio que debe ensayar el Presidente en el contexto de una economía recesiva, con alta inflación y todavía sin generación de empleo.

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