LA PUJA DEL DENOMINADO "G2" PRESIONA SOBRE ALGUNOS PROYECTOS CON XI JINPING

Macri busca hacer equilibrio entre los intereses de EE.UU. y China

Beijing querría que el Gobierno se sume al megaproyecto de "La Nueva Ruta de la Seda". La iniciativa preocupa a la Casa Blanca. Macri no suscribiría el convenio el 2 de diciembre

El gobierno de Mauricio Macri quedará en medio de la puja del denominado "G2", en relación a la competencia global entre Estados Unidos y China por ejercer su poder de influencia. En los medios se filtró un borrador del comunicado del G20 que no pondría foco en las críticas a las políticas proteccionistas, lo que sería un aliciente para Donald Trump. Por el otro, será clave si Macri firma durante la bilateral con Xi Jinping el memorando de entendimiento para incluir a la Argentina en la "Nueva Ruta de la Seda", el megaproyecto de infraestructura a lo largo de más de 65 países que impulsa Beijing, y que EE.UU. considera una amenaza a su poder global.

De hecho, en octubre, el vicepresidente estadounidense apuntó contra este proyecto llamado "One Belt, One Road", al que Uruguay ya se plegó y se espera que Chile también se sume. Mike Pence lo tildó de "diplomacia de la deuda para que China aumente su influencia". "Ese país reparte miles de millones de dólares en préstamos de infraestructura a gobiernos de Asia, África, Europa e incluso Latinoamérica", denunció. Y Pence planteó que esos préstamos son "opacos" y los beneficios se los lleva siempre Beijing.

Más allá de las críticas de Estados Unidos, otro punto que se discute a nivel internacional es la cobertura legal de semejante proyecto. Como el proyecto involucra a decenas de países, los especialistas se preguntan cuál ley va a regir en semejante proyecto: ¿la del país que firma el acuerdo, la norma de China, leyes internacionales? Una reciente publicación de la universidad de Oxford se pregunta si están adecuadas las normas constitucionales de estos países para semejante proyecto.

Para China sería una señal más que positiva que Macri firme el convenio, más aún luego de que Jair Bolsonaro ganó en Brasil. El ex militar de derecha se aleja de Beijing (y los BRICS) y plantea ponerse bajo el paraguas de influencia de Washington. En tanto, parece poco probable que Macri se comprometa este 2 de diciembre al convenio de la "Nueva Ruta de la Seda".

La otra preocupación de EE.UU. es si la Argentina avanza con la construcción de una nueva central nuclear con tecnología completamente china. En agosto, durante su visita al país, el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, transmitió esta preocupación, según fuentes oficiales.

Lo cierto es que Estados Unidos muestra preocupación por el crecimiento de China. El fundador del Think Tank "Centro para China y la Globalización", Wang Huiyao, advierte que los países emergentes con China a la cabeza pasaron de aportar al crecimiento global desde 14 puntos, en la década del 90, a 24 puntos entre 2010 y 2016. En el informe del ICTSD, Huiyao alerta que EE.UU. y los países del G7 bajaron en ese período la participación del 56,8 % al 48,9%. A Trump le preocupa la influencia económica de Beijing.

Y justamente, en ese ámbito, el Gobierno busca cerrar un acuerdo. Macri quiere formalizar el acuerdo del intercambio de monedas (swap) por u$s 8500 millones, según lo que negociaron recientemente en Beijing el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, y el ex ministro Francisco Cabrera.

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