Las razones que alejan a Lavagna de ser ministro de Economía de Alberto

Si bien no se conoce por ahora que exista un ofrecimiento concreto al economista, hay varios motivos por los que el ex candidato de Consenso Federal no estaría dispuesto a integrarse al nuevo gobierno.

Roberto Lavagna tiene por costumbre no ventilar las reuniones que mantiene con los distintos actores de la política. Al punto, que prefiere que sean sus interlocutores los que se encarguen de comunicarlas a los medios, si así lo desean, para que estos se ocupen de hacerlas públicas.

Esa mecánica, hay que decir, fue la que practicó durante toda la campaña, y antes también, ya que cada vez que Mauricio Macri lo convocó a Olivos para conocer su opinión sobre la marcha de la economía, guardó respetuoso silencio, aunque, se sabe, nunca comulgó con la política económica de Cambiemos y así se lo hizo saber personalmente al Presidente. 

Ayer, por caso, fue el propio mandatario electo, Alberto Fernández, quien se ocupó de confirmar la extensa reunión que mantuvo con el ex ministro de Economía de Néstor Kirchner en su casa de Saavedra el jueves pasado, horas antes de partir hacia México.

Ese encuentro le sirvió a Fernández para conocer en detalle el crudo diagnóstico que su ex competidor de Consenso Federal tiene sobre la economía que dejará el macrismo el 10 de diciembre, pero también para escuchar de primera mano cómo es el Consejo Económico y Social que el economista propuso durante la campaña y al que, no se descarta, el mismo Lavagna podría integrarse en el marco de un gobierno de unidad nacional.

Ese órgano institucionalizado podría ser, en efecto, el espacio que contenga eventualmente a Lavagna y lo ligue al futuro gobierno de Alberto, aunque no se conoce por ahora si hubo o no ofrecimientos concretos y, menos aún, si el ex ministro está o no dispuesto a integrarlo.

Lavagna, junto a su hijo Marco y Alejandro Topo Rodríguez, diputado electo por Consenso Federal

Lo que sí está prácticamente descartado es que Lavagna acepte sumarse al Gabinete de Alberto, una posibilidad que se barajó durante toda la campaña, pero que fue negada hasta el cansancio por el propio economista. “Soy Presidente o nada , llegó a decir, para cortar de cuajo con ese rumor.

No fueron pocas las señales de seducción públicas y privadas que Alberto se encargó de hacerle llegar durante la campaña, pero siempre encontró una fría recepción del otro lado. En rigor, tampoco se conoce que pese a todas estas señales, Alberto haya avanzado tras su triunfo en las urnas con una propuesta concreta para que se haga cargo del área económica a partir de diciembre.

"Tenemos que hablar", le dijo a Lavagna Santiago Cafiero, mano derecha de Alberto y eventual futuro jefe de Gabinete, cuando ambos se saludaron en un alto del último debate presidencial. Pero, al menos que se sepa, ese contacto por ahora de allí no pasó.

Cuenta la leyenda que, incluso, sería la mismísima Cristina Kirchner la más interesada en que Lavagna acepte conducir la cartera económica pero, por ahora, son teorías que quedan circuncriptas al terreno de las especulaciones.

Como sea, son varias las razones que Lavagna tendría a mano y que se pueden inferir, dicen en su entorno, para entender por qué llegado el caso el economista se resistiría a asumir ese cargo. La primera: se trata de un puesto que supo desempeñar con mucha eficacia durante el gobierno de Eduardo Duhalde y en los primeros años de Néstor Kirchner. En parte de allí deviene su prestigio como hombre de Estado y Lavagna no tendría intenciones a esta altura de su vida de volver a ocuparlo.

Otra razón es que el ex ministro ha sido un crítico despiadado de las políticas que llevó adelante el kirchnerismo cuando Cristina Kirchner estuvo al frente de la Casa Rosada. Durante toda la campaña se ocupó de marcarlo y habló hasta el cansancio de los "ocho años de estancamiento" que lleva la economía y de las políticas "erróneas" que implementaron en ese período tanto el gobierno de Macri como el de Cristina. Por eso, aunque en este caso Lavagna tiene claro que será Alberto quien gobierne, difícilmente acepte integrarse a un gobierno cuya vicepresidenta él considera que "ya fracasó" cuando le tocó conducir los destinos del país.

La convivencia que tendrán Alberto y Cristina dentro del poder a partir del 10 de diciembre es también un motivo de preocupación en el entorno del exministro, así como la incertidumbre en torno al grado de participación real que tendrá CFK en las decisiones de gobierno. En todo caso, no parece factible que Lavagna tenga interés en quedar en medio de luchas intestinas de poder, aunque Alberto haya jurado durante toda la campaña que no se peleará "nunca más" con la ex presidenta.

Hay otra razón que, podría decirse, corresponde más al plano de lo político-simbólico. Sumarse como funcionario al futuro gobierno de Fernández podría terminar por darle algún grado de verosimilitud a las versiones sobre una supuesta sociedad suya con el PJ para evitar que Mauricio Macri triunfara en octubre y consiguiera su reelección.   

Todo aún está por verse pero falta la palabra principal: la del propio Lavagna que por ahora guarda silencio.

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