La política comercial de Alberto en la mira: qué sector está más cerrado, cuál igual y qué se busca

Según un informe de Ecolatina se está ante un esquema menos abierto, pero donde el objetivo no sería la obtención de mayores divisas sino la protección de rubros empleo intensivos. Por la recesión y la devaluación, la Argentina cerró 2019 con un superávit de 15.990 millones, el mayor desde 2009.

La política para el comercio exterior del nuevo gobierno que encabeza Alberto Fernández se caracteriza por el pasaje "de un esquema de apertura casi irrestricta a otro en donde se intentará proteger a ciertas industrias consideradas sensibles, sea por el empleo que generan o por la cantidad de divisas que demandan", sostiene un informe de Ecolatina difundido hoy, que saca conclusiones a partir de analizar qué posiciones arancelarias han sido sometidas a las licencias no automáticas (LNA), es decir que, con determinados mecanismos, comenzaron a sufrir trabas para importar. 

Según el relevamiento de la consultora, desde un punto de vista estrictamente cuantitativo, casi contable, el "proteccionismo" en la nueva administración del comercio exterior subió un 25%, como consecuencia de que se agregaron alrededor de 300 posiciones arancelarias (PA) al esquema de Licencias No Automáticas (LNA) para importaciones de bienes, llegando de esta manera a 1.500 partidas respecto de las 1.200 posiciones observadas anteriormente.

"Este cambio es mucho mayor cuando analizamos en términos de dólares: mientras que el set anterior comprendía posiciones por las que se importó poco menos de u$s 8.000 millones en los primeros onces meses de 2019, el nuevo esquema abarca a más de u$s 14.000 millones, representando una suba del 80%. En otros términos, las licencias automáticas (LA) pasaron de comprender a cuatro de cada cinco dólares importados a menos de dos de cada tres", detalla el informe.

Ecolatina, sin embargo, advierte que los números pueden dar una visión exagerada del proteccionismo naciente por dos razones: "En primer lugar, porque la comparación es entre las posiciones protegidas del esquema anterior y posiciones que entraban automáticamente. En consecuencia, las importaciones de las PA bajo LNA eran bajas por razones de política comercial. En otro orden, la comparación puede ser exagerada porque las LNA no son una prohibición al ingreso de bienes -si fuera así, los ingresos desde partidas incluidas en el esquema anterior debería ser cero-, sino la demanda de ciertos requisitos burocráticos y la demora del proceso de entrada. Por ende, si bien estamos frente a una lógica más restrictiva, el aumento es menor de lo que los números indican".

La Argentina exhibió en 2019 una balanza comercial positiva por u$s 15.990 millones, como resultado de exportaciones por u$s 65.115 millones e importaciones por u$s 49.125 millones. El superávit comercial es el más grande desde 2009, hace justo diez años, cuando se había logrado un balance positivo por u$s 16.885 millones.

Según el último informe sobre Intercambio Comercial Argentino (ICA) de diciembre, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec),  el salto del dólar, que abarató el costo argentino para exportar, y, fundamentalmente, la recesión, que frenó significativamente las importaciones, están en la base del superávit comercial. 

Probablemente por la holgura del superávit, es que para Ecolatina "los principales esfuerzos de este esquema proteccionista renovado no parecieran dirigidos al ahorro de divisas ni a desarrollar proveedores locales en los sectores intermedios de la cadena de productiva", sino a "bienes finales que poseen un elevado coeficiente empleo-producción en su proceso de fabricación y donde permanecemos lejos de la frontera productiva internacional". Es decir que, con el superávit comercial heredado de la gestión anterior, el nuevo gobierno se preocupa más por cerrar a la competencia externa sectores empleo intensivos antes que lograr más divisas.

 Sector por sector, el informe pasa revista a los rubros donde más se han introducido las LNA para protegerlos: así, se tiene que "resalta la inclusión de partidas vinculadas a la industria automotriz, de publicaciones, de juguetes y de productos químicos para consumo, cuando antes casi todas sus PA se encontraban bajo el régimen de LA. 

En alimentos y bebidas, del análisis surge que se protegió a un quinto de las compras externas frente a una importación automática en el régimen pasado, lo que Ecolatina vincula "a la política de Precios Cuidados". El documento especula con la posibilidad de que "se estén pautando importaciones frente a estabilidad de precios, de ahí los frenos burocráticos a las compras externas de un sector que gasta pocas divisas -es significativamente superavitario en el agregado-, no posee un ratio empleo-producto elevado y su nivel de productividad está muy cerca de la frontera internacional".

En otro orden, calzado, indumentaria, maquinaria agrícola y marroquinería, las ramas de actividad beneficiadas por la política anterior también seguirán con elevados niveles de protección en el esquema actual. 

Por su parte, los productos electrónicos, de un elevado consumo de divisas, no quedaron dentro de las posiciones con LNA a grandes rasgos. "En consecuencia, podemos afirmar que, al menos por ahora, la política de aliento al régimen promocional de Tierra del Fuego que se registró entre 2009 y 2015 no se repetiría en la gestión actual: solo el 10% de las importaciones de productos electrónicos poseen trabas para ingresar al país".

Según la consultora, al menos, en su diseño inicial, la nueva política comercial "se sitúa en un punto intermedio entre las estrategias pendulares de cerrazón absoluta y apertura total de los esquemas recientes". 

Los cambios orquestados por el nuevo gobierno a la política comercial también incluyen el recorte del plazo de validez de las autorizaciones de 180 días corridos a 90 días. Según Ecolatina "esta decisión desalienta la importación de bienes de capital, sobre todo desde destinos lejanos -principalmente China-, ya que el menor plazo que media entre que se puede efectivizar la compra y que el bien llega al país torna prácticamente imposible poder adquirir este tipo de productos, usualmente hechos a medida y con plazos de entrega mayores a los estipulados por las nuevas normativas".

Ecolatina reconoce, sin embargo, que los cambios en las SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de las Importaciones) macristas, donde ahora se suprimieron los trámites online y se hace más detallada la revisión de cantidades, calidad y precios de los productos a ingresar, no suponen un retorno a las DJAI (Declaracione Juradas Anticipadas de Importación) creadas por Guillermo Moreno. "En otro orden, es importante destacar que estas herramientas de política comercial son toleradas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), bastante reacia al uso de políticas proteccionistas. En este punto, estamos frente a una diferencia importante con lo que pasaba con las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), entre otras herramientas. En este contexto de importantes pagos de deuda en divisas y mercados de crédito cerrados, sostener una buena relación con los organismos internacionales -y no recibir denuncias en ellos- es fundamental".

Sin embargo, Ecolatina advierte contra la tentación de frenar aún más las importaciones para ahorrar divisas con las que pagar deuda si los mercados de crédito siguen cerrados, teniendo en cuenta, además, que las exportaciones mostrarán un dinamismo acotado en un marco de pérdida de competitividad por un dólar que se atrasa y una presión impositiva que aumenta. Sobre este punto dice: "Volver a un sistema de restricciones generalizado tendría un importante costo en materia de actividad y productividad".

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