El universo Cristina: con quiénes se reencontró y con quiénes (aún) no

Desde 2016, la ex Presidenta está retomando contacto con dirigentes que se alejaron de su espacio. El proceso se aceleró en los últimos meses, de cara a las presidenciales. Los casos más llamativos y los que, por ahora, parece difícil que pueda amigarse.

Tal vez un lector demasiado joven no recuerde que hace mucho tiempo, en 2016, o sea hace dos años, los intendentes bonaerenses del PJ estaban divididos bajo dos grupos, el Esmeralda y el Fénix. Los primeros enarbolaban la figura renovadora de 1988 de Antonio Cafiero y los segundos, como su nombre lo indica, querían ver al kirchnerismo resurgiendo de sus cenizas.

Sus líderes eran Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Verónica Magario (La Matanza), la dupla de la tercer sección electoral que pugna hoy por protagonizar la boleta 2019 a gobernador al lado del nombre de Cristina Fernández de Kirchner.

A comienzos de 2017, un grupo de ambos bandos generó el Operativo Clamor para que la ex Presidenta enfrentara a Esteban Bullrich (Cambiemos). Otros quedaron al margen de Unidad Ciudadana, con el randazzismo, pero más tarde (luego de las generales) o temprano (post-PASO) fueron al Instituto Patria. Ahora también los alcaldes massistas se integraron a este armado.

 

En el cristinismo de primera hora a algunos ya los llaman "primervueltistas". La razón es que no les importa si la ex mandataria puede ganarle un ballottage a Mauricio Macri: con una victoria en las generales les basta para conservar sus terruños.

Pero los intendentes que pretendieron soñar el post-kirchnerismo no son los únicos que se volvieron a "amigar" con una Cristina Kirchner versión "magnánima", sin detentar el poder de otros tiempos. Inesperadamente, aún antes de temer el resultado de las legislativas de 2017, el pionero en olvidar viejos rencores alimentados durante los 12 años de la era K, fue el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá. El 22 de febrero de 2017 fue el primer mandatario en ir al Instituto Patria. 

Como cerrando el círculo, fue el matrimonio Duhalde en distender la relación. El primer paso lo dio CFK al llamar al ex Presidente que ungió a su marido candidato en 2003 para ver cómo andaba tras una operación. Después fue "Chiche", con quien compitió contra ella en 2005 tras la grieta peronista del "congreso de alta peluquería" (Aníbal Fernández dixit), la que firmó la paz: "Eduardo y Cristina deberían juntarse". Si bien ellos fogonean la maratón presidencial de Roberto Lavagna, hasta incluso la ex senadora alabó a Axel Kicillof para la provincia.

Cristina se muestra en el mundo como defensora de los empresarios y acá le encarga a Moreno y a Moyano que les hagan la vida imposible.

— Eduardo Duhalde (@eduardoaduhalde) May 31, 2011

Antes de los Duhalde, otros pesos pesados del PJ ya se habían acercado a Cristina Kirchner. Uno fue José Manuel de la Sota, que luego falleció en un trágico accidente, y el pampeano Carlos Verna. Allí el reencuentro dio frutos electorales en las recientes PASO, la primera que ya mostró la unidad PJ-K.

En las provincias, luego de su orden de confluir con los peronismos locales, también firmaron la paz con Juan Manzur (Tucumán), que el pasado 17 de octubre puso el escenario para Alternativa Federal; Gustavo Bordet (Entre Ríos); Sergio Uñac (San Juan); entre otros.

Hay negociaciones actuales con Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y hasta en el Instituto Patria ya imaginan un pacto de connivencia (de escala provincial) en la Salta de Juan Manuel Urtubey. "Perdió en 2017 con Cambiemos, va a tener que negociar su sucesión", analizan en el búnker K.

Gran parte de esas negociaciones subterráneas con el peronismo tradicional las está llevando a cabo otro con el que volvió a hablar después de años: su ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, que pasó por el massismo y el randazzista. Asiduo interlocutor, lleva el mandato de unidad a las provincias. Ahora lo está haciendo con otro Frente Renovador, el misionero.

“Volver a hablar con @CFKArgentina para mí es muy gratificante @alferdez en @DeboDecirOK @AmericaTV pic.twitter.com/48Z0vlZPTv

— Alberto Fernández Prensa (@alferdezprensa) May 14, 2018

En paralelo, el frente Unidad Ciudadana, con Oscar Parrilli y Martín Sabbatella a la cabeza, visita esos distritos para alimentar postulantes propios en caso de Plan B.

Para el armado porteño, uno de los que tiene el mandato de Cristina Kirchner es el ex embajador ante el Vaticano (que también supo irse y volver) Eduardo Valdés. También mantiene abierta la línea entre el Instituto Patria con el Papa Francisco, al igual que Juan Grabois.

Crítico durante los últimos años de su mandato, para luego apoyar a Macri, otro que volvió a verla fue el camionero Hugo Moyano. Algo parecido ocurrió con Felipe Solá, que recorre el país como virtual precandidato de "la unidad" pero alineado con ella. El año pasado, la ex mandataria y el ex gobernador (que compitió contra Néstor y contra Cristina Kirchner en las urnas) hablaron tres veces. Ayer se juntaron en su departamento de Recoleta para difundir una foto: la primera desde hace casi 12 años (números cabalístico K). "Le manifesté a Cristina la obligación de ser amplios en la convocatoria y extender los márgenes", contó Solá en gacetilla de prensa. 

Además, Solá oficia de vaso comunicante entre la ex mandataria y la diputada Victoria Donda, elemento del progresismo que abandonó el último período cristinista.

Nadie, al menos lo revela, le pregunta si este año será candidata por un tercer mandato. 

Encuentro de gobernadores del PJ del año pasado

¿Con quiénes le falta amigarse a Cristina Kirchner? Por lo pronto con los socios de Alternativa Federal. La relación con el rionegrino Miguel Ángel Pichetto parece irreparable. "Tenemos diferencias ideológicas", sostienen en el Patria, sin enojarse de las duras críticas de uno sus más férreos defensores en la Cámara alta en su época. Mismo análisis, aunque sin ser tan tajante, hacen de Urtubey.

El caso de Sergio Massa es distinto. En los últimos años, el líder renovador ha degustado asados bonaerenses con camporistas. En su entorno admiten como invitado a Eduardo "Wado" de Pedro. En el Patria, donde lo llaman por su nombre, sin apelativos, mencionan al mismo Máximo Kirchner, posible mudado precandidato a diputado provincial. Ambos, coinciden, en que su ex Jefe de Gabinete no la vio a ella. En el armado alternativo, Massa es ahora el más propenso a confrontar más con el actual gobierno que con el anterior.

Uno que sigue siendo odiado por el camporismo es su jefe de campaña: el diputado Diego Bossio, uno de los tantos que le insistía sin disimulo a Daniel Scioli que rompiera con ella en las presidenciales 2015. El ex titular del Comfer, Julio Bárbaro, despierta aún menos simpatía K.

Florencio Randazzo podría volver a verla, luego del fallido cara a cara de hace dos años que no evitó la pelea electoral y le volvió a negar una interna. "Habla con todos", sostienen cerca suyo, sin desestimar algún tipo de contacto en el futuro, pero negando que ya haya ocurrido.

Uno de los afiches del ex ministro en 2015

 

De lo que fue el "entorno K" de su mandato, la actualidad es variopinta. Después de un alejamiento post-derrota 2015, Carlos "Chino" Zannini pisó el Patria. En menor medida Amado Boudou, en medio de sus detenciones. Pero, al igual que el más reciente preso Luis D'Elía, ambos son respetados por la militancia cristinista, si bien no mantienen un dialogo asiduo con la ex mandataria.

Distintos son los casos de otros célebres presos K: Julio De Vido, Ricardo Jaime y José López, a quien ella le soltó la mano en público.

También hay separaciones sin cárcel de por medio, como el caso de Guillermo Moreno. El ex secretario de Comercio la critica por haber creado Unidad Ciudadana y el cristinismo le endilga que su pejotismo "huele a naftalina".

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