EL GOBIERNO VOLVIÓ A DESAUTORIZAR LA HUELGA, AUNQUE PREPARA LLAMADO AL DI LOGO CON LOS GREMIOS

El paro fue total y la CGT ya advierte con más conflictos si no hay respuestas

El acatamiento a la medida, según los gremios, superó el 80% a nivel nacional. Fue clave la falta de transporte público. Moyano asumió el discurso más crítico

Fortalecida y con la decisión de asumir una posición de mayor dureza en reclamo de una revisión de la política económica oficial que atienda las demandas de sectores pobres y medios. Así afloró ayer la CGT después de haber concretado el paro general más contundente contra la administración de Mauricio Macri. Una protesta que, según sus propias estimaciones, promedió una adhesión del 80% a nivel nacional, con picos por encima del 90% en actividades como el transporte público de pasajeros, que resultaron decisivas para consolidar la foto de una jornada de parate total. La imagen fue tan concluyente que el Gobierno evitó poner en cuestión el acatamiento a la protesta y la emprendió, en cambio, contra los argumentos que la promovieron, renovando su apuesta a retomar el diálogo con la dirigencia sindical en los próximos días. "Los paros no contribuyen a nada, no suman. No veo que haya habido un Gobierno en décadas con tanta preocupación por el empleo y por generar nuevas oportunidades", lanzó Macri en plena jornada de protesta.

Vigorizada por la masividad de la huelga, la conducción de la central obrera se planteó el desafío de renovar la presión sobre la Casa Rosada en reclamo de respuestas a sus exigencias de paritarias libres y protección del empleo. Mostró así una posición de endurecimiento y advirtió con profundizar en el camino de la confrontación si los cambios que reclama no aparece. Dejó, en medio, un mensaje preciso ante la oferta de concertación de Cambiemos: solo aceptará "un diálogo en serio, institucional" (según el énfasis de un dirigente) y no simples mesas de discusión a nivel sectorial.

"Un paro general en un país significa el fracaso del diálogo social y también el fracaso de la política", apuntó Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la cúpula cegetista, al encabezar el balance de la protesta. Su par Héctor Daer alertó, a su vez, que las políticas que impulsa Macri "ya sucedieron en nuestro país y tuvieron desenlaces maliciosos para sectores amplios de la sociedad", mientras Carlos Acuña, el último de los triunviros, admitió que "el paro no soluciona nada" porque dijo "lo que soluciona los problemas de la gente son las respuestas que debe dar el Gobierno y no las da".

Sin transporte público, la huelga se sintió con fuerza en todo el país

Fuera de la estructura formal de la CGT, Hugo Moyano asumió el discurso más crítico contra la Casa Rosada y directamente puso en duda la voluntad de diálogo del oficialismo. "No se puede esperar mucho de este Gobierno; ellos nos han llevado a esta situación extrema, de hambre y ellos mismos nos dicen descaradamente que está todo mejor y eso le da más bronca a la gente", cuestionó el líder Camionero, que la semana pasada selló una suba salarial de 25% que se convirtió en el nuevo piso de las paritarias.

Pese a las diferencias de tono con Moyano, puertas adentro de la CGT también celebraron la fuerte participación en la huelga de los diversos espacios sindicales, una señal que interpretan favorable para las negociaciones en pos de la reunificación de la central obrera. "Todos jugaron fuerte por el paro y nadie sacó los pies del plato", se entusiasmó un referente de la conducción de la entidad. En la apuesta de traducir ese envión en hechos concretos, todas las corrientes cegetistas que promovieron la protesta se reunirán mañana en la sede de Smata para intentar acercar posiciones respecto a la elección de la nueva cúpula de la central prevista para el próximo 22 de agosto.

Sin servicio de trenes, subtes, colectivos, ni vuelos, el paro se sintió con fuerza en la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y las principales capitales del interior del país, donde se repitió la postal de calles vacías, escaso tránsito y gran parte de los comercios con las persianas bajas. Se resintieron los servicios de recolección de residuos, el transporte de alimentos y combustibles y la atención al público en los bancos. El parate fue total en las escuelas y universidades públicas y también se vio afectado el dictado de clases en las instituciones privadas, en tanto que tampoco funcionaron las estaciones de servicio y la atención de los principales organismos públicos.

Sindicatos de izquierda, junto a movimientos sociales y gremios enrolados en las dos CTA se diferenciaron de la CGT y cumplieron con una jornada de paro activo, que incluyó cortes y piquetes en diversos accesos a la ciudad de Buenos Aires desde las primeras horas de la mañana y culminó con una movilización frente al Obelisco.

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