“El acceso al aborto mejora la capacidad de las mujeres de actuar en la esfera económica

Margo Thomas, exfuncionaria del Banco Mundial y consultora sobre empoderamiento económico de las mujeres, dialogó con El Cronista en su paso por la Argentina. Aseguró que, si las mujeres “tienen control sobre sus cuerpos y su habilidad de concebir , ello mejora su calidad de vida y la de sus familias.

Hay varios argumentos que avalan la necesidad de aprobar una ley de interrupción voluntaria del embarazo en la Argentina. Más allá de las opiniones personales, las organizaciones de mujeres insisten con que el acceso al aborto legal, seguro y gratuito es una cuestión de salud pública. Y la salud es un derecho humano. De los aproximadamente 500.000 abortos que se realizan al año de manera clandestina en el país, aproximadamente 100 terminan en la muerte de la mujer y el feto. ¿El motivo? A pesar de la prohibición, las mujeres abortan igual y lo hacen de la manera que tienen al alcance. Algunas pueden pagar una intervención en óptimas condiciones y otras no tienen más opción que recurrir a alternativas poco sanitarias. Son las mujeres pobres las que corren mayores riesgos.

Margo Thomas, una exfuncionaria del Banco Mundial, esgrime otra razón a favor de la legalización: el control sobre la concepción permitiría a las mujeres mejorar su capacidad para actuar en la esfera económica. De paso por la Argentina, la copresidenta del grupo de trabajo de género del T20, grupo de afinidad coliderado por las organizaciones argentinas Cippec y CARI, dialogó con El Cronista sobre éste y otros temas ligados a la importancia del empoderamiento económico de las mujeres.

- Después de trabajar varios años como funcionaria del Banco Mundial, usted empezó a insistir en la importancia del empoderamiento económico de mujeres, ¿por qué?

- Trabajé con un gran número de gobiernos como asesora sobre políticas y programas públicos y empecé a tener cierta sensación de frustración porque, incluso si aplicaban las recomendaciones que hacíamos, los países debían seguir trabajando para alcanzar el crecimiento que estaban buscando.

Esto en parte tenía relación con la situación económica global después de la crisis de 2008, pero a partir de eso empecé a mirar a las mujeres como actores para el crecimiento económico porque es difícil ignorar a la mitad de la población y los activos que representan.

Eso me hizo observar la importancia del empoderamiento económico de las mujeres y tratar de hacer algo para influenciar las decisiones políticas.

- ¿Qué determina que una mujer pueda desarrollarse económicamente?

- Hay una serie de cuestiones relacionadas con el marco legal y regulatorio. También las normas y las prácticas (de los gobiernos, especialmente), porque incluso cuando hay un marco legal que favorece el empoderamiento, hay que buscar cuáles son los problemas que persisten y que impiden ese empoderamiento. También está todo el tema de los cuidados (del hogar) y la posibilidad que tienen o no las mujeres de trabajar.

- En la Argentina, las mujeres tienen una tasa de actividad menor a la de los varones. ¿Esto se replica en otros lugares? ¿Cuál es la explicación?

- Claro. Las mujeres son las más afectadas en el mercado de trabajo, sobre todo para entrar y permanecer trabajando. A veces tienen que dejarlo porque tienen hijos y el reingreso posterior es un problema. También pasa otra cosa y es que hay mujeres mayores, que trabajaron informales durante toda su vida, y tienen beneficios de jubilación discriminatorios.

"Si las mujeres tienen control sobre sus cuerpos y su capacidad de concebir, eso tiene mejor resultado para sus vidas (...) y, por supuesto, en la capacidad de actuar en la esfera económica, de tener una profesión, de tener un negocio"

- ¿Qué aspectos estimulan el desarrollo económico de las mujeres?

- Son varias cosas. Cuando dejé el Banco Mundial, fui nombrada por la Secretaría General de la ONU en el Panel de Alto Nivel sobre el Empoderamiento económico de las mujeres. Y pasé un año trabajando en ello. El trabajo del panel reunió a algunos líderes provenientes del mundo de los negocios, la sociedad civil y los gobiernos para hablar sobre las cuestiones que impiden el empoderamiento económico de las mujeres y su rol como actores económicos. Ese trabajo produjo algunos hallazgos importantes y recomendaciones. Identificamos siete claves.

- ¿Cuáles son esas claves de empoderamiento?

- En primer lugar, las percepciones, las prácticas y las normas de la sociedad.  Esto tiene que ver con qué es lo que define la sociedad como los roles de las mujeres, que limita su participación a ciertas cosas. Las mujeres hacen mucho trabajo en las casas y, dependiendo de la cultura, los hombres no hacen nada. ¿Qué perpetúa eso? Que hay cuestiones culturales que limitan su libertad para actuar, como el acceso de las mujeres a la educación por ejemplo. Algunas de estas normas están codificadas pero no están escritas.

En segundo lugar, el marco legal y regulatorio de los países. Hay lugares en donde las mujeres no pueden obtener una licencia de conducir, una identificación, un pasaporte o no pueden ser presidentas sin la autorización explícita de un hombre que sea garante o un esposo. La implicación es que las mujeres no pueden abrir un negocio sin un permiso. El Banco Mundial hace un reporte sobre las mujeres y las leyes y el hallazgo más reciente es que el 90% de todos los países en el mundo tienen al menos una regulación que afecta negativamente a las mujeres. Hay muchos impedimentos legales y regulatorios todavía.

En tercer lugar, está todo lo relacionado a la economía del cuidado. Las mujeres hacen el trabajo de cuidado no remunerado y, debido a esas responsabilidades y la ausencia de políticas para abordarlo, como la subvención o la profesionalización, el resultado es que las posibilidades de las mujeres se restringen severamente. Las mujeres son pobres de tiempo además de otras formas de pobreza. El trabajo de cuidado no es solo el trabajo doméstico. La mayor parte de los agricultores del mundo son mujeres y muchas mujeres solo tienen granjas de subsistencia en las que pueden cultivar para ellas y sus familias. Si los hombres son dueños de la tierra, ellas trabajan en la granja pero no les pagan por su trabajo y no obtienen los beneficios. Si encontrásemos maneras de valorizar ese trabajo, resultaría que es bastante significativo. A su vez, es importante distribuir el trabajo no pago.

En cuarto lugar, está la voz de las mujeres. Esto tiene que ver con tener la posibilidad de actuar, sobre todo mirando la representación de las mujeres en la política, en el parlamento, en los roles de liderazgo, en la toma de decisiones o en el armado de las políticas. Todo eso combinado representa la voz de las mujeres, la habilidad de hablar por sus derechos. Nosotros sabemos que en algunas situaciones las mujeres son penalizadas y se previene que tomen esas capacidades. Un ejemplo obvio es Arabia Saudita.

- Con respecto a este punto, el movimiento de mujeres de la Argentina es fuerte. Sin ir más lejos, la visita de una periodista especializada en género (Luciana Peker) a un programa de televisión provocó un revuelo en las redes sociales respecto de la necesidad del aborto legal, seguro y gratuito. ¿Qué piensa de esto?

- Si las mujeres tienen control sobre sus cuerpos y su capacidad de concebir, eso tiene mejor resultado para sus vidas y para la calidad de vida de los chicos, porque se pueden ocupar mejor ellos, en el caso de que los tengan. Y por supuesto en la capacidad de actuar en la esfera económica, de tener una profesión, de tener un negocio o como sea... puede contribuir (en la esfera económica).

- ¿Cuáles son las restantes tres claves del empoderamiento?

- La quinta es el acceso a los recursos digitales y financieros. La inclusión digital hoy es fundamental, pero también la financiera. Con respecto a esto último, hay diferencias fuertes. El año pasado en los Estados Unidos, de los 3000 millones de dólares de financiamiento que se destinó a las empresas, las firmas de mujeres solo recibieron u$s 500 millones. Y eso sucede no solo en las pequeñas empresas sino a lo largo de todo el sector empresarial. Incluso en los EE.UU. las mujeres tienen dificultades para obtener créditos. Es un gran impedimento para su empoderamiento.

El sexto punto a tener en cuenta son las prácticas culturales del mundo de los negocios. Cuestiones como el techo de cristal, o el movimiento #MeToo y los problemas de acoso sexual, son muy relevantes. Acá influye también lo relacionado a la maternidad o la crianza cuando las mujeres son profesionales o cuando son emprendedoras.

Y, como séptima clave, también son importantes cuáles son las prácticas del sector público.

- Recién habló de los cuidados. ¿Por qué considera que la teoría económica nunca valoriza las tareas de cuidado? ¿Por qué no se contabiliza el aporte económico de ese trabajo?

- No creo tener la respuesta, pero puedo pensarlo.  Creo que el comienzo de eso es cultural porque los roles de las mujeres y los hombres se fueron definiendo a lo largo de la historia. Los hombres eran los protectores y proveedores, o al menos eso nos dijeron aunque quizás no es verdad, y las mujeres por su biología eran las que tenían los niños y parte de eso era cuidarlos.

Creo que la economía evolucionó, se mecanizó y desarrolló, y debido a la cultura y la religión, esos roles se codificaron. Pero luego tuvimos movimientos. La revolución industrial, la primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial... A partir de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres salieron al mercado de trabajo remunerado porque los hombres se habían ido. Es posible encontrar historias similares en otros momentos de la historia, porque en tiempos de crisis las mujeres tienen un papel más fuerte.

"Si las mujeres tienen un mejor acceso a los recursos, los resultados para las familias son mejores. Si las mujeres como grupo tienen más control sobre sus finanzas, la economía de la sociedad se beneficia".

En la economía moderna, con el derecho al voto y un mayor acceso a la educación, el valor de la contribución económica de las mujeres va más allá del trabajo que hacían en el hogar. Pero todavía estamos atrapados en estos roles y son esos roles los que persisten. Entonces, si se miran las formas en la que los pensadores económicos concibieron el valor económico, nunca explicaron el trabajo de la casa porque siempre fue rol naturalizado.

Lo que sabemos ahora es que si las mujeres tienen un mejor acceso a los recursos, los resultados para las familias son mejores. Los niños son más saludables, comen mejor, las mujeres invierten más en la educación o el desarrollo de los niños y, por lo tanto, la sociedad se beneficia.

Si las mujeres como grupo tienen más control sobre sus finanzas, la economía de la sociedad se beneficia. Hay que valorizar esto en el pensamiento económico actual. El argumento es que todos se benefician.

Una de las cosas que realmente impulsamos bajo el Panel de ONU es que se proteja más a los trabajadores domésticos. Si se profesionaliza, los niños recibirán una mejor atención y más personas tendrán más acceso a esa atención. Porque de lo contrario se transforman en actividades informales en donde las personas son abusadas.

Podemos ver que, en términos de historia y cultura, los roles han sido una tradición y esto se debe a la parcialidad. Vivimos sociedades profundamente patriarcales, que se perpetúan a sí mismas porque el patriarcado tiene poder y todo se basa en ello.

Janet Yellen, la directora saliente de la Reserva Federal, dijo que si desea generar crecimiento hay que facilitar el trabajo de las mujeres. Estimular el sistema de cuidado, dar un permiso de paternidad para que el hombre pueda tomarse el tiempo cuando nace su bebé y quitarle el estigma. Facilitar el acceso de las mujeres a la fuerza laboral después de tener un bebé. Porque Yellen reconoce el valor económico que tienen las mujeres.

Christine Lagarde, la directora del FMI, dijo que el empoderamiento económico de las mujeres no es solo un imperativo moral, es una obviedad económica. El 90% de las decisiones domésticas en todo el mundo están a cargo de mujeres. Eso es tremendo músculo económico. Entonces tenemos que traducir el valor de eso y darles la capacidad a las mujeres de aprovechar su contribución económica.

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