Deuda: la apuesta es evitar el default para encaminar la economía tras la salida de la cuarentena

Economistas consultados por El Cronista alertan sobre los peligros de caer en default. Desde el acceso al crédito para empresas hasta inversiones en Vaca Muerta, el acuerdo es clave para el día después

Gran parte del éxito de la gestión económica de Alberto Fernández depende de evitar el default de la deuda soberana de acá al 22 de mayo. Si en los próximos 30 días el país va dejando atrás la cuarentena por COVID-19 y además despeja el escenario financiero con una reestructuración de la deuda, a partir de ahí la economía podría ponerse en marcha y comenzar a verse la luz al final del túnel.

Para eso hace falta negociar y llegar a un acuerdo con los bonistas del exterior -luego queda el FMI y los tenedores de títulos en moneda extranjera con jurisdicción local- y tener un programa económico de crecimiento. El escenario contrario, sin acuerdo, sería sumamente complejo. Incluso alguno arriesga que se parecería bastante a la economía de 2002.

Esto es lo que palabras más, palabras menos expresan los economistas consultados por El Cronista acerca del impacto que podría tener el escenario de incumplimiento de los compromisos asumidos con acreedores externos.

Para el sector público un default significará quedar fuera de los mercados voluntarios de deuda por un largo tiempo, como el país ya vivió tras el colapso de la convertibilidad.

Para el sector privado, en tanto, la cesación de pagos de los servicios de la deuda supone quedar marginado de financiamiento a bajas tasas, incluso para pre financiar exportaciones en actividades clave como el sector primario, y olvidarse de inversiones externas en el país, incluido Vaca Muerta, uno de los motores que Alberto Fernández imaginó para sacar a la economía del estancamiento.

Esto es lo que está en juego en esta renegociación de la deuda. La economía ya venía complicada con dos años de recesión, a los que se sumó la cuarentena que paralizó la economía. En el medio el Gobierno decidió avanzar con la renegociación de la deuda.

"La clave para que 2020 no se convierta en un 2002, es evitar el default. La pandemia y la cuarentena, todo eso ya lo tenés, si le sumás un default ahí ya vas a una crisis mucho más profunda", señaló sin eufemismos Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.

Esto sería en un escenario extremo, aunque no necesariamente inexorable. Sigaut Gravina cree que "es bueno reestructurar la deuda antes del 22 de mayo" porque "si para fines de mayo podés tener solucionado un tema estructural que es la deuda y vas saliendo de la cuarentena, empezás a ver luz al final de túnel".

Camilo Tiscornia, director de CyT Asesores Económicos, estimó que "en el largo plazo entrar en default es malo porque te quita crédito y posibilidades de crecimiento, pero de corto plazo, no cambiaría mucho. El país ya no tiene acceso al crédito, no está conectado con el mundo y no tiene ingreso de capitales".

Para Fausto Spotorno, director de Orlando Ferreres y Asociados, el default "tiene costos para las empresas privadas exportadoras, a las que se les corta el crédito, incluso a exportadores del sector primario, que financian la comprar granos para exportar". Y asegura que tras evitar el default, "es clave presentar un programa económico serio, porque ésta es una debilidad enorme al momento de negociar".

En la misma línea, Ricardo Delgado, director de Analytica, consideró que "si el país está en default, las empresas argentinas van a ser las últimas de la fila para acceder a financiamiento". Y precisó: "Nadie va a financiar proyectos a tasas razonables en Vaca Muerta, por ejemplo, si estás en default", sin olvidar que el costo de fondearse en el exterior, incluso para sectores muy dinámicos, es muy alto.

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