Deuda: en EE.UU. se preguntan si puede haber oferta sin el FMI

La Argentina no agendó aún la revisión para el artículo 4, con lo cual es poco probable que haya un programa en el corto plazo. Entre los acreedores todavía quieren saber más sobre el programa de mediano plazo.

La estrategia del gobierno argentino para reestructurar la deuda descoloca en los Estados Unidos a observadores de contacto directo con los funcionarios que tienen a su cargo la toma de decisiones en Buenos Aires.

Aquí, en Washington, tanto la administración Trump, a través del Departamento del Tesoro, como las agencias en general tienen instrucciones de colaborar con el país.

"Queremos que tengan éxito. Nadie quiere que fracasen", se escucha en las repetidas preguntas al respecto. Es que para la Casa Blanca poder tener a la Argentina cerca es una forma de mantener el equilibrio de poder en la región y evitar que vuelva a orbitar alrededor de Venezuela.

De los contactos que pudo tener El Cronista en esta ciudad se desprende, sin embargo, que el camino que está transitando la Argentina para su proceso de reestructuración de la deuda, de un modo "inusual" para los parámetros tradicionales, entraña diversos riesgos, que incluso podrían conducir a una situación de default en caso de no prosperar.

Durante contactos mantenidos en Washington en el marco de un viaje organizado por AmCham, la cámara de comercio norteamericana en la Argentina, se pudo recoger que en el centro de las preocupaciones de interlocutores privados y públicos se encuentra, nuevamente, en la falta de explicaciones del plan de política económica que ejecutará Alberto Fernández.

El 12 de febrero, el ministro Martín Guzmán explicó en el Congreso lo que serían los lineamientos para la reestructuración. Responsabilizó a todos los jugadores -bonistas, FMI y gobierno y pueblo argentino- en la situación, dijo que los acreedores privados se verían frustrados por las propuestas que hará para la reestructuración. Definió que no se pagará un peso hasta el año 2023, el primero en que se propone tener equilibrio fiscal, y no mucho más.

QUÉ HACER

"El camino natural para los acreedores a quienes se les va a pedir un sacrificio, es que el país se coloque bajo el paraguas del Fondo Monetario, para entonces saber qué se le pagará al principal acreedor, y cómo se les cumplirá al resto", indican en un fondo de inversión.

El gobierno estadounidense ya ha dicho que no tiene contacto con los acreedores privados. Pero aquí en la capital de los EE.UU. se coincide con el diagnóstico. "Podría perfectamente no haber un acuerdo con el Fondo y que los bonistas encaren primero la negociación; pero aún así, ellos querrán saber qué va a hacer el Gobierno. Y eso sigue siendo una incógnita", se asegura.

De lejos, dicen que se ve más claro. Y, como se escribió aquí, también los pronósticos de un acuerdo rápido con el Fondo en Washington son más lejanos de lo que esperan tanto los funcionarios como algunos analistas que siguen la escena en Buenos Aires.

A las declaraciones del embajador Jorge Argüello acerca de que recién ahora se está trabajando para ver si se solicita un programa con el FMI, fuentes norteamericanas lo confirman: el país ni agendó aún un pedido para la revisión del Artículo 4°, y los contactos entre funcionarios del Fondo, ahora, en su etapa más intensa, son apenas aproximaciones para "comprender qué quieren hacer las autoridades argentinas con la deuda", se afirman.

"Si se estuviera trabajando para un programa, la intensidad de los contactos sería mucho más intensa", agrega otra fuente que conoce las rutinas del organismo multilateral.

La Argentina y el Fondo, tras las reuniones en Roma y en Riad, con la directora gerente Kristalina Georgieva, habían acordado que se avanzaría en esas dos direcciones. El vocero del FMI, Gerry Rice, luego moderó la definición de qué estaba sucediendo, al hablar de conversaciones, en lugar de negociaciones.

Lejos de plantarse en una posición crítica, estos calificados observadores analizan que la totalidad de las partes, por lo menos hoy, "quieren una solución positiva. Pero, reconocen, los fondos privados tienen que explicar a sus boards por qué aceptarían una reestructuración, y hasta el momento, Martín Guzmán no les explica qué quiere hacer con la economía", razonan.

APROXIMACIÓN

Apenas, opinan, el miércoles empezó a tomar contacto con los grandes tenedores de bonos, y unos días antes nombró los bancos asesores y colocadores. "Como van las cosas, Lazard, Bank of America y HSBC Bank tendrán una enorme tarea pedagógica. Tanto con Guzmán como con los bonistas, para aceptar una oferta que como anticipó el ministro será frustrante".

También renació entre los privados el temor a la escasa experiencia en los mercados del elenco oficial. Apuntan que a la falta de diálogo, podría sumarse el escollo de la abundancia de la política. Cubriría los baches técnicos, justificaría medidas en el plano doméstico pero podría entorpecer el ánimo negociador de los fondos.

Del lado de las instituciones norteamericanas, observan con temor a la estrategia: "Queda poco tiempo antes de que comiencen a correr grandes vencimientos con acreedores privados, los que para aceptar la propuesta argentina necesitan definiciones, que hoy no se ven", advierten.

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