LO DESIGNÓ MINISTRO DE ECONOM A Y DESPLAZÓ A SUS OPONENTES LORENZINO Y MARCÓ DEL PONT

Cristina le dio más poder a Kicillof e impuso con Fábrega un cambio en el Central

El gobernador chaqueño será jefe de Gabinete y Kicillof, ministro de Economía. Al regresar de su licencia, la Presidenta también cambió a Marcó del Pont por Fábrega en el Central y a  Yauhar por Casamiquela en Agricultura.

Axel Kicillof será el nuevo ministro de Economía y Juan Carlos Fábrega el presidente del Banco Central. Reemplazarán a Hernán Lorenzino, que quedará al frente de una unidad renegociadora de deuda y recalará en la embajada en la Unión Europea, y a Mercedes Marcó del Pont, respectivamente. El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, se convertirá en jefe de Gabinete, en lugar de Juan Manuel Abal Medina.

También asumirá el hoy director del INTA, Carlos Casamiquela, como ministro de Agricultura, en lugar del chubutense Norberto Yauhar. Y Juan Ignacio Forlón, un abogado pingüino que responde a Máximo Kirchner, será el nuevo presidente del Banco Nación, en lugar de Fábrega.

Así lo informó anoche, pasadas las 20.40, el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, horas después de que la presidenta, Cristina Fernández, difundiera un video de regreso a la función pública, en el que agradeció el apoyo que recibió durante su licencia médica.

La presidenta "decidió cambios en su gabinete de ministros", dijo Scoccimarro, y enumeró los relevos. Los nuevos ministros jurarán a sus cargos mañana a las 19.

Kicillof, de 42 años, ascenderá desde su actual Secretaría de Política Económica, desde la que mantenía diferencias con Lorenzino y con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Ya tenía bajo su órbita buena parte de la política energética, programas sociales como el plan Procrear y el control de los directores estatales en las empresas.

Supo defender el desdoblamiento cambiario en sendos papers académicos, pero el nuevo ministro hizo saber que no es momento de implementarlo. Y deslizó en los últimos días que tiene la intención de desarmar progresivamente el cepo cambiario. Ese anhelo parecía un tiro por elevación a Marcó del Pont; en el Gobierno hay consenso en que desandar ese camino significaría hoy un drenaje de reservas todavía mayor.

Kicillof tiene una vieja relación con el ahora jefe de Gabinete, Coqui Capitanich. Supo asesorar al ex jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde y hasta escribieron un libro juntos. En 1999 editaron Federalismo fiscal y coparticipación federal.

El nuevo ministro deberá lidiar con Moreno, ya que todo indica que seguirá en su cargo. La relación entre ambos es oscilante.

Kicillof dice tener más desaveniencias que acuerdos con el hombre fuerte de Comercio Interior, pero apoyó la cruzada de los Baade y los Cedin, el fallido intento de atraer dólares negros y de empresas.

Kicillof también deberá establecer un mejor vínculo con Fábrega, el nuevo presidente del BCRA. Histórico empleado del Banco Nación proveniente de Santa Cruz y sin título universitario, Fábrega supo resistir algunas propuestas de Moreno y es calificado como un hombre más moderado que el ministro, que es un firme convencido de que la emisión monetaria no es inflacionaria. Los funcionarios ya habían chocado cuando, contra la voluntad del santacruceño, Kicillof logró colocar a Enrique Arceo como vicepresidente del Nación. Otra vez, Cristina pareció haber apostado a generar ciertos contrapesos.

Los que se van

Lorenzino, que había levantado el perfil en el último tiempo, deja el Ministerio preso de las internas del Gabinete económico, al igual que Marcó del Pont. Pero el abogado chubutense tendrá mejor suerte: pasará a encabezar una Unidad Ejecutiva de Reestructuración de Deuda y será propuesto como embajador ante la Unión Europea, en momentos en que, a propuesta suya, el Ejecutivo estudia retomar las gestiones para negociar la deuda en default con los países miembros del Club de París y prepara el tercer canje. Su nueva Unidad Ejecutiva quedaría bajo la órbita de Kicillof, en lo que una fuente con llegada al despacho del secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini definió como un "enroque".

Marcó del Pont, que estaba en el Central en comisión, deja el puesto con cepo cambiario y sin haber podido contener el drenaje constante de reservas, de u$s 11.000 millones en el año. Enfrentada con Moreno y con Kicillof, actuaba en tándem con Lorenzino. La batalla entre ambos grupos se había profundizado y anoche Cristina declaró un bando vencedor.

Ayer, ambos funcionarios participaron de un seminario del G20 en la sede del Palacio San Martín, junto con el canciller Héctor Timerman y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, un superviviente en su cargo desde tiempos de Duhalde. "No hay espacio para el crecimiento global sin inclusión y con desigualdad", dijo Lorenzino, en su última declaración pública como ministro. Ni él ni Marcó del Pont quisieron hablar con la prensa tras el evento.

Quien respiró aliviado con estos fue el titular de la ANSeS, Diego Bossio. Sonaba como ministro de Economía pero seguirá administrando cómodamente, sin los roces de palacio cada vez más habituales en Hacienda, los $ 273.219 millones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

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