Alberto Fernández suma citas a su minigira: Borrell, empresas alemanas y el rey Felipe VI

Se reunirá con un consorcio de empresas como Siemmens, Volkswagen y Bayer. En Madrid con el rey Felipe VI y en París se verá con Josep Borrell, canciller de la Unión Europea. 

Hace un tiempo Alberto Fernández le pidió a Roberto Lavagna que recibiera a Martín Guzmán para que le diera su impresión. Cuentan que el Presidente afirma que el ex ministro de Economía es quien mejor definió a su elegido para Hacienda para otra reestructuración de la deuda argentina: "Tiene la heterodoxia justa y la ortodoxia necesaria".

En el marco de la frenética minigira europea presidencial, acercándose el plazo autoimpuesto del 31 de marzo para revelar la negociación hoy escondida como jugada de poker, la bendición resulta oportuna. 

"Está llevando un mensaje de disciplina fiscal", revelan cerca del mandatario, que descansó anoche por última vez en la residencia del embajador ante el Vaticano antes de partir a Berlín.

El mensaje que llevó a los italianos Giusseppe Conte y Sergio Mattarella, que hará extensivos a la alemana Ángela Merkel, el español Pedro Sánchez y el francés Emmanuel Macron. En público, Alberto Fernández repite que cuenta en las bilaterales el urgente panorama que heredó de Mauricio Macri y que les pide ayuda por una necesidad imperiosa de acordar con el FMI. "No es un plan de pagos, es un plan de sostenibilidad de la deuda que implica que para pagarla, primero la economía debe crecer", cuentan que repite. 

Para su voluntad de pago se pone de ejemplo, al recordar su rol como jefe de Gabinete en el canje de 2005. "La gran diferencia es que esta deuda es seis veces mayor y que se contrajo en 1 año y aquella en 40", se queja el Presidente. Pero también encuentra similitudes: que la reacción del Fondo Monetario haya sido pedir privatizar la banca pública, colocar como gasto la inversión en obra pública y dolarizar las tarifas. 

Y apela a un archivo más cercano también, para sentirse cómodo ante Merkel y Macron. "Estos países estaban en contra del préstamo a Macri, como Alberto", recuerdan. 

El otro mensaje que está dejando por Europa el jefe de Estado es que no ocurrió el sombrío presagio de Macri en campaña sobre la política exterior del frentetodismo. "No nos cerramos al mundo, al contrario, nos llaman para reunirse con Alberto", contraponen.

De las bilaterales que por ahora mantuvo, en la comitiva aseguran que todavía no escucharon un reclamo sobre el giro de dividendos al exterior de las empresas extranjeras en el país. Hacedor de la metáfora de "la piedra en la puerta giratoria", el mandatario admite en privado que el cepo  es una mala medida y deja la promesa de flexibilizarlo. "Lo puso Macri, no yo", dice con el mismo énfasis que en público.

Pero hay algo que Alberto Fernández ya escuchó y podría volver a oírlo: resolver el esquema tarifario hoy congelado como parte del freno de mano que aplicó a la economía en general por unos meses. Y lo mismo que con el cepo: se compromete a solucionarlo apenas pueda. 

El otro mensaje que está dejando por Europa el Jefe de Estado, analizan cerca suyo, es más de caracter simbólico: que no ocurrió el sombrío presagio de Macri en campaña sobre la política exterior del frentetodismo. "No nos cerramos al mundo, al contrario, nos llaman para reunirse con Alberto", contraponen. En ese sentido, en una agenda más improvisada que lo que el protocolo sugiere, continúan agregando citas para los próximos días. Y reeditan lo que fue un mantra macrista: "Hay que generar confianza".

En Berlín, por ejemplo, sumaron una reunión con un consorcio de empresas alemanas, entre ellas SiemmensVolkswagen y Bayer. Todas pidieron audiencias privadas pero el tiempo es tirano, más en las intempestivas jornadas albertistas como la de anteayer que se estiró durante 13 horas ininterrumpidas. 

Si bien habían quedado en verse cuando se cruzaron en Israel, finalmente ayer se confirmó que en Madrid también el Presidente será recibido por el rey Felipe VI el martes. Más sorpresiva fue otra cita que hizo ingreso de último momento, también un dirigente nacido en España pero nacionalizado argentino: Josep Borrell. En noviembre, ya electo, Alberto Fernández lo felicitó por ser designado como jefe de la diplomacia de la Unión Europea. 

El celebrado acuerdo UE-Mercosur durante el anterior Gobierno también está en el freezer. No forma parte de la agenda argentina en esta gira: "Nadie lo promovió más que yo, el punto de discusión es su implementación y los dos años de tiempo que hay para resolver las asimetrías de la letra chica", se lo escuchó decir. Mientras la Cancillería de Felipe Solá termina de revisar el prospecto del acuerdo, a Alberto Fernández le preocupa ciertos puntos en el apartado de automotrices como a Macron el capítulo de la agricultura. 

Alberto sabe, por otra parte, que es un jugador en un tablero global. Se nota en nimiedades diplomáticas que pueden resultar beneficiosas. Por ejemplo, en la delegación intuyen que el llamado de Macron para ampliar la bilateral a cuatro horas fue en respuesta a la confirmación de la cita con Merkel. La centenaria pulseada entre Francia y Alemania terminó jugando a favor de la comitiva argentina. 

Yendo de un lado al otro de Roma, faltando seis días para su regreso, el Presidente ya tiene definido una de las primeras cosas que hará apenas regrese a Buenos Aires: cerrar el debate por la coparticipación con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. "Ha habido una situación abusiva que no puede perpetuarse. Es un tema terminado", sostiene cuando se le pregunta. ¿Acordado con el dirigente PRO? Ahí Alberto Fernández prefiere un misterioso silencio cuando llega la repregunta.  

Confiado en los números que están monitoreando en la Secretaría de Comercio, al mandatario no le preocupa hoy la próxima difusión de la inflación. No obstante, después de reimpulsar la "Ley de Góndola", mientras tanto en la Argentina su administración prepara un esquema de control de precios, no con la impronta morenista, auguran. "Queremos revisar la cadena para ver dónde se distorsionan algunos precios", minimizan.  

Más allá de ser un católico devoto (sin dudas el más emocionado en la homilía peronista de anteayer), su incorporación en la gira tomó otra dimensión ayer al confirmarse la candidatura para que Gustavo Béliz, Secretario de Planeamiento Estratégico, regrese el Banco Interamericano de Desarrollo, organismo en el que se refugió tras el exilio K. Tantearon su nombre y hubo una buena recepción, revelan en la delegación. De concretarse, Alberto Fernández perdería un punta de su administración. "¿Sabés lo que significaría tener un argentino en el BID?", retruca el mandatario. Lo del Papa ya no emociona, al parecer.   

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