Todo a pulmón: en qué consiste el 'rugby social'

Los casos se replican en cada rincón del país pero tienen un común denominador: las necesidades básicas insatisfechas y la ovalada como herramienta de transformación comunitaria. De eso se trata el rugby social, una iniciativa que incluye a más de 100 combinados en todo el territorio argentino.

Sus integrantes son niñas, niños y adolescentes de barrios desfavorables, donde las carencias abundan por doquier. Se reúnen en potreros, terrenos baldíos, espacios verdes cedidos por la municipalidad de su distrito ya que solo la minoría de ellos presentan un lugar propio para entrenar. También reciben donaciones de botines, camisetas y pelotas, que incluso se las reparten entre los distintos conjuntos cuando a algunos les sobra y a otros les falta.

La mayoría de los equipos no tiene personería jurídica, ni cumplen los requisitos para pertenecer a una Unión Provincial, por lo que debieron crear una estructura de competencia por fuera de ellas. Por ejemplo, en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires, la asociación civil Rugby Social Metropolitano (RSM) nuclea a 16 combinados de la región. En lo que va del año, ya organizaron seis encuentros zonales y tienen planificados otros tres para los meses restantes. Las reglas son claras: no hay vencedores ni vencidos, tampoco se juega por puntos y siempre se mantienen un conjunto de normas en común.

Sin embargo, para concurrir a cada cita, el transporte se convierte en uno de los principales inconvenientes: el alquiler de un micro escolar durante cualquier fin de semana arranca en los $4.000, por lo que no es sencillo juntar esa suma. Algunos venden comida para recaudar y otros organizan sorteos o colectas para sumar a la causa. Si no logran acumular el dinero, no asisten. Otras de las alternativas es viajar en colectivo o tren, aunque hay ocasiones donde algunos municipios ofrecen una ayuda económica para costear los gastos. "La idea principal es contener y ayudar. Como no tenemos la capacidad de movernos solos, surgió la intención de aglutinarnos y organizamos un encuentro mensual", argumenta Enrique Mallo, presidente del RSM.

Claro que este tipo de vínculos solo existe en algunos lugares del país. Hay áreas que no presentan esa estructura deportiva en común y solo se congregan con otros conjuntos esporádicamente. Entre los motivos principales de esta dificultad aparecen los costos logísticos mencionados y el desconocimiento sobre la existencia de otros equipos de la misma índole a pocos kilómetros.

Protagonistas

La cantidad de combinados de rugby social crece, por lo que no es una tarea sencilla registrarlos a todos. Según un relevamiento de la fundación Botines Solidarios, a los conjuntos del Área Metropolitana de Buenos Aires, se les suman otros 14 del interior de la Provincia. También hay, al menos, 11 en Santiago del Estero; 10 en Salta; ocho en Río Negro; seis en Córdoba; cinco en Mendoza y Catamarca; cuatro en Tucumán, Chaco y Jujuy; tres en Entre Ríos, Santa Fe y La Rioja; dos en Formosa; y uno en Corrientes, Neuquén, San Juan y Tierra del Fuego.

Uno entre tantos es Rugby Social Lomas. Sus promotores fueron Gonzalo Acevedo y Maximiliano Alemanni, quienes comenzaron a entrenar en una pequeña plaza en Llavallol durante 2014. Al poco tiempo, se mudaron a un descampado en Lomas de Zamora -que aún hoy mantienen- y más tarde, se extendieron a una cancha prestada por el municipio. La iniciativa consistió en reunir un equipo de mayores, pero los jóvenes coparon la escena. En consecuencia, el proyecto cambió su rumbo: pasaron de tres chicos a 60, entre hombres y mujeres. "Algo realmente gratificante para nosotros fue el reconocimiento a la honestidad deportiva que recibió uno de nuestros jugadores, porque representa los valores que queremos transmitir", recuerda Diego Cornu, presidente de la comisión de padres y colaboradores.

Un reconocimiento emotivo

Similar es el caso de Calzada Rugby Social. Cuando la idea se gestó en 2014, el equipo contaba con tres integrantes que entrenaban en la cancha de handball del polideportivo municipal. En la actualidad, son más de 30 chicos y chicas que van desde los siete hasta los 19 años. Ahora las prácticas se llevan a cabo en otro sector del predio por una cuestión de espacio y comodidad, aunque siguen carentes de vestuarios. "Anécdotas para contar hay un montón, desde nuestra primera gira a Rosario con seis jugadores, hasta el viaje a La Madrid, con casi 12 horas de viaje en combi. Pero la más importante fue cuando desfilamos por el 25 de mayo, que nos hicieron un reconocimiento muy emotivo", menciona Cristian Prancevic, su fundador.

También está Martina Céspedes Rugby. Una de las particularidades de este equipo, que arrancó su recorrido hace dos años, es que surgió a partir de una iniciativa escolar. "La intención era hacer un pequeño taller para enseñarles a los niños lo básico del rugby, aprovechando también que recién había terminado el mundial", describe Gabriel Condori, uno de sus propulsores. Inicialmente, un playón de cemento frente al establecimiento educativo, en Villa Martelli, albergó los entrenamientos de un total de 20 miembros, que por estos días, son 89. Quedarán entre sus máximas alegrías un pequeño campamento en La Balandra, una playa ubicada en las afueras de La Plata, y el hecho de haber compartido un momento con el plantel de Sharks, la franquicia sudafricana que disputa el Super Rugby.

Botines Solidarios es una de las organizaciones sin fines de lucro más importantes que promueve la iniciativa, a través de su programa Rugby Social Argentino (RSA). Fundada hace ocho años, en 2016 invirtió unos $2,4 millones provenientes de donaciones, empresas privadas, subsidios y mensualidades de particulares, entre otros. Esos recursos fueron destinados a los distintos proyectos de la fundación: el RSA recibió un 21% del total.

"El programa surgió como consecuencia de una fuerte demanda por parte de muchos equipos que presentaban problemas de recursos y grandes dificultades para generar competencia entre ellos mismos", cuentan Agustín Gosende y Lucas Morales, del staff de la asociación. De esta manera, su propuesta se enfocó en fomentar encuentros de rugby social en las distintas regiones del país y la actividad resultó un éxito: en 2013, desde la sociedad civil se impulsó el Primer Encuentro Nacional de Rugby Social, mientras que en los años posteriores, se llevaron adelante unos diez Encuentros Regionales.

Manos en Acción también compone el esquema del rugby social. "Esto comenzó gracias a un trabajo en conjunto con Botines Solidarios, quienes dejaron capacidad instalada y, desde este año, hemos continuado desarrollando en forma autónoma, con el apoyo de voluntarios de los barrios", aseguran desde la fundación. Su labor ovalada se inició en 2015 y ya llevan invertidos más de $ 1 millón. Además, cuenta con otros dos programas deportivos enfocados en el fútbol y el hockey. "Se busca brindar las herramientas para que la comunidad encuentre un espacio donde potenciar sus cualidades, amplían.

Otra de las ONGs involucradas es Cambio de Paso. A través del programa "Rugby como herramienta de inclusión social para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad", que reúne entre 135 y 200 chicos por año, se encargan de la enseñanza del deporte, el suministro de materiales, ropa deportiva, transporte a encuentros, terceros tiempos y meriendas, acumulando unos $ 650.000 destinados a este tipo de acciones de beneficencia.

Trabajamos en los barrios Las Heras, La Herradura, San Jorge, Las Dalias, San Martín, Nuevo Golf y Santa Celina, y también brindamos apoyo al Municipio en 2 de Abril y Termas Huinco", completa Esteban Viñas, presidente de la asociación marplatense.

 

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