La moda también juega su chukker

Los espectadores llenan las gradas para ver un partido de polo ¿pero solamente van a vivir el evento deportivo? En la historia, el polo se caracterizó por atraer a jugadores y espectadores con perfil de familia, tranquilos y de campo. El Cronista dialogó con Sabrina Sarmiento, asesora de imagen, y Sara María Louzan, especialista en eventos sociales vinculados polo. Ambas están de acuerdo en un aspecto: "Un espectador de polo se viste teniendo en cuenta que se trata de un evento deportivo, pero de elite a la vez".

Los torneos de polo sirven como vidrieras de moda de "lo que viene", así apuesta Louzan cuando habla con El Cronista. La temporada de polo en la Argentina tiene lugar en la temporada primaveral, comenzando con el Campeonato Abierto de Tortugas, Hurlingham y, finalmente, Palermo, desde el mes de septiembre a diciembre. Siguiendo esta premisa, los espectadores eligen sus prendas según describe la asesora de moda Sarmiento: "Lo que podemos ver son, telas frascas, como lino o un buen algodón, predominantemente colores claros, y en las chicas jóvenes tendencias como short de jean o vestidos mini de telas vaporosas. Suelen acompañar con algún chal o campera liviana para cuando baja el sol". En el caso de los hombres, "sweaters livianos con pantalones de gabardina o jeans con camisas de colores claros".

La vidriera de la moda

El Abierto de Palermo es único. Se trata del torneo más prestigioso del mundo en cuanto a calidad de juego y, además, cuenta con la particularidad de que la cancha se encuentra ubicada en plena ciudad de Buenos Aires. En cuanto a moda, Sara Louzan asegura que los torneos de Tortugas y Hurlingham "son más de contraste, relajados". Se trata de lugares donde no siempre hubo tribunas, como el día de hoy. "En Tortugas, los socios del club llegaban y era como un día de campo, tirarse en el pasto con una lonita", un estilo que aún caracteriza al ambiente más típico del polo. La "moda o cholulaje", si queremos explicar este fenómeno, podríamos encontrarla de la mano con las invitaciones, la venta de entradas y las tribunas especiales de algunas marcas".

Trajes al mejor estilo europeo, corbatas, pañuelos, sombreros. Este fenómeno atrae año a año a extranjeros "paquetes", algo que le da un toque de 'royalty glam'. Algunos atuendos hacen al crisol de moda con atuendos propios del Ascot inglés -célebres carreras de caballo en el hipódromo inglés- propios de la realeza. El atuendo habla por sí solo y, según Sara Louzan comunica "si estuviste de vacaciones en Europa o Estados Unidos. Palermo es una muestra de lo que se va a usar en el verano de Punta del Este o la Costa Atlántica. Es la vidriera".

Fuera del campo

La moda está también dentro de la cancha. Los equipos son marcas de ropa. Por un lado, está La Dolfina y por el otro, "los chicos de negro" de La Ellerstina. La innovación también se ve en los cascos, algunos con la bandera argentina, otros floreados como el del jugador Facundo Sola.

Las mujeres de los polistas, quienes se pasan largas horas en las canchas se distinguen por estar cerca de sus parejas y eso implica también subir al podio a recibir el premio. "Pocos, pero lujosos accesorios", describe Sarmiento el atuendo de las esposas de los jugadores, como una cartera costosa o un reloj de alta gama.

Un claro ejemplo ha sido y sigue siendo María Vazquez, esposa y compañera de Adolfo Cambiaso. La asesora de imagen describió su atuendo en la final 123 del Abierto de Palermo de la siguiente manera: "Vestido blanco largo al cuerpo tejido al crochet, acompañado por ojotas de playa, mezclando un estilo sexy y chic, y como accesorio un típico sombrero, un brazalete de cuero marrón y lentes carey acompañan el look".

Finalmente, la asesora de moda concluye con consejos para vestir: "Los accesorios y el maquillaje es algo a tener muy en cuenta para concurrir a este tipo de eventos. En cuanto a los primeros, tanto para hombres y mujeres podemos recurrir a los famosos sombreros denominados Panamá". Puntualmente, para las mujeres, "lo correcto e ideal es un maquillaje natural de liviano de día". Imitando a las mujeres de los polistas, "pocos accesorios, si puede ser, por ejemplo, un collar de piedras canchero, con una falda larga, una remera de algodón y unas sandalias bajas. Nada muy recargado".

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