El patrón canadiense que cumplió su sueño de jugar una gran final

Con Alegría, Frederick Mannix llegó a competir por segunda vez una instancia decisiva. Su infancia acompañando a su padre a jugar en los Estados Unidos y sus proyectos a largo plazo.

Frederick Mannix nació en la fría Calgary en Canadá. De su padre aprendió y cultivó su amor por los caballos. Hoy "Freddi", como se lo conoce en el mundo del polo, vive el sueño de jugar en uno de los mejores equipos del mundo, en su equipo. Viene de perder la final del Abierto de Hurlingham pero él se queda con lo positivo: venció a La Dolfina y llegó a su segunda final. Mientras veía a su hermano menor jugar, recibió a El Cronista y habló de sus inicios, sus sueños y de cómo forjó un equipo competitivo que hoy en día se volvió una marca.

 

- ¿Cómo empezaste a jugar al polo?

Empecé de chico en una escuela que me llevaba mi papá cuando él iba a jugar al club El Dorado, en California. Mi padre fue a jugar a allí durante muchos años. A principios de los 90 empecé el Peewy Polo Program, un programa en el cual los padres que iban a jugar allí llevaban a sus hijos y estos empezaban a aprender a jugar al polo. Todos los fines de semana se armaba una liga junior y jugábamos. La mayoría de estos chicos continúan practicando este deporte y sigo en contacto con ellos.

- ¿A qué edad arrancaste a jugar tus primeros partidos?

Arranqué a andar a caballo de chico, pero mis primeros partidos eran cuando tenía 7 años, jugaba con un gran casco blando de moto. Mi papá me regaló mi primera yegua a esa edad y lo acompañé cada sábado a jugar durante varios años, fue allí donde empecé a cultivar mi amor por este deporte.

- ¿En qué momento decidiste abocar toda tu vida al polo?

Terminé el colegio secundario en el año 2000 en Vancouver, hasta ese momento no había jugado mucho polo. Al anotarme en la universidad me senté en la computadora y me fijé cuál era la más cercana a donde se jugaba el US Open (Abierto de Polo de alto hándicap en USA). La que más me convenía era la Florida Lant University y allí empecé a ir a ver los partidos de dicho torneo. Fue entonces que al ver un nivel de polo tan alto y la combinación entre caballo y jugador me enloquecí. Decidí que quería jugar ese nivel. Quería jugar y competir contra los mejores.

- ¿Cómo nació Alegría y por qué eligieron ese nombre?

Llegué a la Argentina en 2005 por invitación de los Araya para jugar la clasificación de Hurlingham y Palermo. No logramos clasificar pero tuvimos una temporada espectacular. Después de ese gran año las cosas estaban bien claras para mí: quería volver a jugar en la Argentina. En 2006, decidí venir en busca de tierra para poder empezar mi propia organización. Así fue como encontramos un lugar en Pilar que estaba bien ubicado respecto a los otros grandes clubes de polo y decidimos comprarlo. El nombre del lugar lo decidimos con mi padre y se llamó así por una yegua muy linda que él tenía. El nombre nos pareció perfecto no solo porque tenía relación con los caballos sino también por el significado que tiene la palabra en español.

- ¿Por qué el color rosa?

Tuvimos un par de temporadas en las cuales usamos los colores rojo y blanco por pedido de los sponsors. Un año uno de los sponsors nos pidió que usáramos un color similar al rosa que utilizamos hoy en día y me pareció que encajaba perfecto. Esto quedó permanente porque era algo que nunca se había visto en el polo. Después de la primera temporada que usé el rosa acá, en Argentina, volé al exterior y la gente empezó a preguntarme donde estaba el rosa de La Alegría. Todos me cuestionaban como no jugaba para mi equipo allá en Estados Unidos. El color se volvió pegadizo hasta que se estableció y al año siguiente todos los productos que fabricamos eran de color rosa.

- ¿Cómo fue la evolución de un equipo que hace unos años era solo un sueño y hoy es uno de los más importantes del polo mundial?

Cuando llegué no me podría haber imaginado todo lo que logré en estos años, haber llegado a las dos finales de los dos torneos más importantes del mundo. En ese entonces no tenía ni la velocidad ni la organización para jugar el nivel que exige el Abierto. Cuando lo jugué por primera vez, entendí que no era nada parecido a lo que había jugado anteriormente. Mi objetivo era clasificar para después poder jugar los torneos más importantes. No esperaba ganar, yo solo quería competir.

Pero no me conformo con poco. Mis objetivos, en un comienzo, eran ínfimos pero, después de clasificar, fueron creciendo y ya no quería solo participar. Tuve la suerte de jugar con grandes jugadores (Pancho Bensadón, Mariano Aguerre y Pité Merlos, entre muchos otros) que me guiaron durante todas mis etapas. Ellos no solo querían participar; su objetivo era ganar. Ahí entendí que si yo quería obtener buenos resultados me tenía que abocar de lleno. En ese momento, arranqué la vida de un deportista profesional, arranqué el gimnasio y a cuidar más mi estado atlético. Cuando uno es constante con un proyecto y se mentaliza en ello las cosas terminan saliendo bien. La Alegría es un proyecto a largo plazo, nosotros no nos desesperábamos por los resultados deportivos al finalizar el año; nos juntábamos y analizábamos lo positivo y lo negativo de cada temporada y allí trazábamos los objetivos para la que estaba por venir.

- ¿Cuáles son los objetivos que tiene el equipo a corto y largo plazo?

Hoy por hoy queremos superarnos partido a partido, tenemos 4 partidos en el Abierto de Palermo y queremos ganarlos todos. Pero lo nuestro es paso a paso, no miramos más allá de cada partido, nunca subestimamos a ningún rival. Si logramos vencer en los primeros trespartidos, jugaremos la semifinal e iremos por una victoria que nos deposite en la final. Las finales son partidos aparte en los que puede pasar cualquier cosa. Sabemos que no somos los favoritos, y que tenemos menos chances que La Dolfina y La Ellerstina pero en el deporte todo puede pasar, todo lo que soñamos es volver a disputar una final y poder levantar la copa. A largo plazo buscamos mejorar en cada aspecto posible: quiero subir de handicap, conseguir mejores caballos y mejorar mi cría. Estamos empujando en todas las direcciones posibles lo mejor que podemos para poder lograr todos los objetivos, una presión constante te lleva a donde uno quiere estar, uno no debe rendirse.

- ¿Te ves jugando con tu hermano Julián en un futuro? ¿Se viene una Alegría de hermanos jugando juntos el Abierto Argentino?

Jugamos un par de veces juntos en República Dominicana, hicimos temporada allá. No logramos ganar nada este año juntos pero nos divertimos. La paso bien jugando con él, es un jugador bien organizado y con buenos caballos. Pero, para jugar el Abierto, todavía le falta mucho camino que recorrer. Él aún tiene que recorrer todo el camino que yo hice y sortear todos esos obstáculos. No está fuera de mis posibilidades jugar con él pero todavía le falta un largo camino que recorrer.

 

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