Kicillof y Larreta negocian la reapertura: dudas a largo plazo

A diferencia de Ciudad, en provincia no quieren promocionar un programa completo a la "nueva normalidad". El gobernador apela al "stop and go" para advertir que puede haber otra marcha atrás

Con su marchas y contramarchas, la economía argentina suele explicarse con el concepto de "stop and go". Axel Kicillof suele aplicar lo que aprendió en la Facultad a otras esferas de su responsabilidad como gobernador bonaerense. Por eso apeló a ese término para metaforizar el futuro de la cuarentena: abrir y cerrar el famoso grifo de la flexibilización.

Después del cara a cara con Horacio Rodríguez Larreta, ayer se reunieron los equipos técnicos de Ciudad y provincia para negociar la reapertura del aislamiento que comenzará el sábado en la zona metropolitana. Después de charlar con intendentes del Conurbano ayer, Kicillof tiene, por ahora, agendado un encuentro con su propio grupo de expertos epidemiólogos para el jueves, intuyendo que el anuncio presidencial sería el viernes. Si Alberto Fernández decide adelantarlo, convocando a ambos de nuevo a la Quinta de Olivos, el gobernador apenas modificará su calendario.

El "stop and go" kicillofista es la principal divergencia que hay para acordar un plan hacia la "nueva normalidad" en el AMBA. En Vicente López, junto a Jorge Macri, con quien limó las últimas asperezas, el mandatario provincial volvió alertar que si bien ahora el confinamiento puede relajarse en la próxima etapa, no se puede descartar que haya que volver (otra vez) a una cuarentena más extrema.

"Vemos un éxito en las medidas más restrictivas que tomamos y esperamos que se vea reflejado, en los próximos días, con la reducción en la velocidad del crecimiento de los casos", celebró ayer Kicillof ante los jefes comunales en videoconferencia. Y completó: "Vamos a estar finalizando esta nueva etapa de aislamiento completando las más de mil nuevas camas de terapia intensiva y los mil respiradores".

Si bien el ritmo de contagios se estiró, la ocupación hospitalaria en el AMBA sigue en alerta amarilla: ayer escaló al 61,3% en camas de terapia intensiva. Esperaban números mejores.

En ese sentido, en La Plata miran lo que está sucediendo en el resto del mundo con los rebrotes: desde la elogiada Corea del Sur, que acaba de endurecer sus controles; hasta los más mediáticos ejemplos de California y Florida en los Estados Unidos.

Al acordar el regreso a una virtual fase 1.5 en julio, Larreta y Kicillof habían sellado la idea de ponerle "principio y final" al endurecimiento, conscientes del malestar en la ciudadanía por una cuarentena que entonces cumplía sus primeros 100 días. Latente quedaría, sobre la superficie del anuncio, la posibilidad de una nueva marcha atrás.

La Ciudad, como ya a contado este diario, planifica un regreso a la "nueva normalidad" en 12 etapas, dándole cierta previsibilidad a rubros cuyas urgencia que por ahora no fueron atendidas durante la pandemia, desde las peluquerías, pasando por los shoppings (que tendrían primero "take away) hasta los teatros.

Sin demasiados contrapuntos para sellar lo que ocurrirá el sábado, si las estadísticas continúan acompañando, la principal divergencia entre Ciudad y provincia hoy está en el pensamiento a largo plazo. "Axel comparte la idea de dar perspectiva", cuentan cerca de Kicillof, pero admiten que en la gobernación por ahora ni se imagina un protocolo equivalente al porteño. "(El gobernador) insiste en la cautela porque si le decimos a los restaurantes que abrirán en agosto pero en 15 días hay que volver a aplicar un freno, vamos a tener un problema", argumentan.

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