Financial Times: negar el virus, la apuesta de Bolsonaro que incluso podría fortalecerlo

Si el "Capitán Corona" sólo sufre síntomas leves, se convertiría en un ejemplo viviente de que el Covid-19 es sólo una gripe. La culpa de los problemas económicos de Brasil podría pasar a ser de sus enemigos políticos

Las enfermedades muchas veces golpearon a los líderes brasileños. En 1919, la gripe española mató al presidente electo Francisco de Paula Rodrigues Alves. Fernando Collor de Mello fue destituido en 1992 después de que el país se viera afectado por el cólera. Dilma Rousseff corrió la misma suerte en 2016 en medio de una epidemia del virus del zika. Ahora el Covid-19 infectó al presidente Jair Bolsonaro.

Pero a diferencia de sus predecesores -asumiendo que el polémico líder de derecha se recupere del virus como lo hizo el primer ministro británico Boris Johnson- Bolsonaro podría surgir de la pandemia políticamente fortalecido.

El ex capitán del ejército anunció la semana pasada que su test había dado positivo y en esa conferencia de prensa, a su clásico estilo descarado, se quitó el barbijo y levantó los pulgares para mostrar que no estaba preocupado. "Sólo miren mi cara: estoy bien", dijo el hombre de 65 años.

Podría decirse que ningún otro presidente de la historia reciente de la democracia brasileña ha sido tan imprudente consigo mismo o con el país. "No sólo no respetó el distanciamiento social al dar [la conferencia de prensa], sino que aprovechó la oportunidad para insistir con su visión negacionista de la pandemia y con la eficacia de la hidroxicloroquina", sostuvo Mario Marconini, consultor de riesgos. "Dijo que el medicamento ya le había hecho efecto, de la noche a la mañana".

Bolsonaro tuvo una victoria electoral aplastante en 2018, después de sobrevivir a una puñalada casi fatal, en un país harto de la corrupción y de casi dos décadas de gobierno izquierdista. Pero el "Capitán Corona" -como lo llaman sus críticos- hace tiempo que niega la gravedad de la pandemia.

Describió al virus como un "resfrío" que hay que enfrentar "como hombres, maldita sea", a pesar de que en Brasil provocó 71.400 muertes y más de 1,8 millones de contagios, sólo superado por Estados Unidos.

Al igual que su par estadounidense Donald Trump, Bolsonaro asistió a numerosos actos multitudinarios sin tomar precauciones, se colocó el barbijo después de que un juez se lo ordenara, y se enfrentó con los gobernadores de los estados que impusieron cuarentenas. Dos ministros de Salud renunciaron por su actitud de laissez-faire.

Sin embargo, la riesgosa jugada de Bolsonaro puede dar sus frutos. Si este Trump del Trópico, como también lo llaman, sólo tiene síntomas leves, se convertiría en un ejemplo viviente de que el Covid-19 es sólo una gripezinha, o leve gripe.

La culpa de las dificultades económicas del país podría pasar a ser de sus enemigos políticos, que han presionado para que se tomen medidas de distanciamiento social.

"Bolsonaro llegó al poder mostrando la imagen de un llanero solitario que luchaba contra un sistema corrupto y sobrevivía a la adversidad", señaló Matías Spektor del centro de estudios de la Fundación Getúlio Vargas. "Ahora está tratando de convertir al Covid-19 en eso, mostrándose como un líder mesiánico en manos de Dios y no de la ciencia. Es un mensaje que le llega a muchos brasileños."

Maria do Rosário Nunes, la legisladora a la que Bolsonaro una vez le dijo que no "se merecía" que él la violara, lamentó que continuara con ese estilo de confrontación como presidente. "Él es alguien, como dicen, con estándares genocidas", afirmó.

Su actitud abrasiva podría socavar las reformas económicas para las que fue electo presidente. Aunque el ministro de Economía, Paulo Guedes, hizo aprobar algunas medidas, la agenda mayormente se estancó en parte debido a la infalible capacidad del mandatario de pelearse con los legisladores.

Su carrera en el ejército fue igualmente conflictiva. Según los registros judiciales fue acusado de "conducta irregular" después de pasar quince días en la cárcel militar por insubordinación en 1986.

Desde entonces, Bolsonaro participó de protestas, una vez a caballo, para mostrar su apoyo a los manifestantes que querían cerrar la Corte Suprema y el Congreso, y volver al gobierno militar. Actualmente se lo investiga por acusaciones de tráfico de influencias formuladas por su ex ministro de Justicia.

Aún así, su índice de aprobación sigue siendo cercano a 30%. La historia indica que con ese nivel de popularidad podría defenderse de los intentos para expulsarlo del cargo. Los procesos de impeachment de Collor de Mello y Rousseff recién avanzaron cuando sus índices de aprobación cayeron a cerca de 10%. El haberse contagiado de Covid-19 también puede darle a Bolsonaro mayor inmunidad.

"Si logra curarse y salir relativamente ileso de la cuarentena, el episodio lo fortalecerá políticamente", afirmó Marconini.

Traducción: Mariana Oriolo

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