Fábrica oficial de crisis: ahora toca Precios Máximos y la "V"

Pareciera que el hobby presidencial fuera la colección de problemas. Como si no hubiera recibido pocos el 10 de diciembre al momento de asumir. La renegociación de la deuda, algo que pudo haber sido resuelto velozmente en el primer trimestre, ya pasó para el segundo semestre y es una pieza central de este hobby. Ahora se agrega a la colección el caso Vicentín, en el que, tras el DNU con su intervención, Alberto Fernández unió al campo, a la oposición, a Guillermo Moreno, a legisladores propios de Córdoba y Santa Fe, a cooperativas y a empresarios, a Roberto Lavagna, a todos en su contra.

El Covid-19, si bien es una crisis indeseada a su colección, dejó al desnudo los errores en la reacción oficial: la cuarentena sola no alcanzaba; había que testear, aislar y bloquear los focos con "trazadores", persiguiendo las huellas del coronavirus. Las prórrogas de la cuarentena son como las de las prórrogas de la oferta a bonistas de Martín Guzmán. Eternas.

Peor: existen problemas que están en lista de espera, para sumarse a la colección. Uno de ellos es la inflación. En el Banco Central (BCRA), en su directorio, son conscientes de que más temprano que tarde, el desborde monetario impactará en los precios y en el IPC que mensualmente divulga el Indec. Como la emisión de pesos se canaliza a los sectores de menores ingresos vía el IFE principalmente, el traslado al sistema financiero se demora más que si esa emisión hubiera ido derecha a otros sectores de medios o altos ingresos. Pero en la visión oficial esa demora es de un par de meses. Llega inexorablemente.

Otro elemento circunstancial que anticipan en el BCRA como amenaza a futuro es la "v", no de Vicentin precisamente, sino de la velocidad de circulación del dinero. En un artículo publicado por este diario el miércoles pasado por el economista Francisco Gismondi, ex director del Central, se explicó lo que sucede con la maldita "v". "Cuando el dinero circula más rápido es como que hubiera más dinero y cuando circula más lento es como si hubiera menos", destacó Gismondi. La cuarentena hizo su trabajo para reducir la "v": límites a la circulación de personas, turnos en bancos, sumado a una sociedad más cauta en lo monetario por el Covid-19. "La velocidad de circulación del dinero en estos días es de dos tercios la del promedio de 2007 a 2019", agregó Gismondi.

La normalidad de la economía traerá complicaciones en lo inflacionario. De nuevo: mayor velocidad es como que hubiera más dinero. El interrogante no es si va a haber más inflación, sino cuándo y cuánto.

La semana pasada el Gobierno estableció que las tarifas de electricidad y gas se mantendrán congeladas hasta fin de año. Otro elemento que se suma a la colección a futuro de problemas. Subieron las prendas de vestir y calzado 7,5% en mayo para beneficio de Pro-Tejer, pero evidentemente para el Gobierno, la indumentaria es menos importante. El 30 de junio vence los Precios Máximos y ya hay varias empresas imposibilitadas de su renovación.

Economistas que militaron en el kirchnerismo entre 2011-2015 y que ahora se volcaron a la consultoría ("billetera mata militancia") anticiparon a clientes que en el mejor de los casos en el segundo semestre obtendrán permisos de aumentos del orden del 4%. La nada frente a una suba del dólar oficial del 20%. El 55% de un paquete de yerba es la materia prima y el precio de la yerba mate trepó 50% desde diciembre. Para peor existe una suerte de anarquía del control de precios. En marzo Axel Kicillof se adelantó a Alberto Fernández y prorrogó hasta junio los controles en territorio bonaerense. Es decir que el precio máximo de un paquete de fideos puede variar según la provincia que se trate.

Existen reactivaciones ilusorias como la que se vive en la venta de electrodomésticos y autos, y que camuflan problemas para el hobby oficial. Medidos en dólares "blue", los precios son muy bajos en esos sectores. En el capítulo de los artículos para el hogar además se está viviendo una mayor demanda por el Ahora 12, la expectativa de una mayor devaluación del dólar oficial, y dinero que antes iba a entretenimiento y viajes en las familias y que ahora va a estos productos. Pero nadie sabe hasta cuándo puede durar. El problema aquí pasa por la provisión de dólares en el MULC (mercado mayorista oficial). La resolución 7030 vence el 30 de junio, pero seguramente se prorrogue. La teoría indicaba que para esa fecha Martín Guzmán iba a tener cerrado el acuerdo con bonistas. No podrá ser.

La nueva ley cambiaria es que se autorizan pagos de dólares al exterior siempre que no sea mayor a lo importado. Pero hay empresas que están pagando lo importado en el segundo semestre del 2019 aún y están desfasadas dentro de ese curioso esquema cambiario. Si no pagan no pueden embarcar nuevos productos. "Vamos a hacer todo lo posible, todo lo que haga falta para sostener al tipo de cambio oficial", insiste el propio Alberto Fernández ante quienes lo visiten vía zoom o por whatsapp. El problema es que las empresas entren en default comercial, es decir, no puedan pagar a proveedores.

También en el Banco Central y hasta en la Comisión Nacional de Valores (CNV) le apuntan a Martín Guzmán por la lentitud en cerrar un acuerdo con los bonistas. Como con el caso Vicentin, también Roberto Lavagna pide por un entendimiento. Aquí el tiempo límite está fijado para el 30 de julio. Es el último día para pagar un vencimiento de Discount por casi 570 millones de dólares (la fecha de pago original es el 30 de junio y luego rige el período de arrepentimiento de un mes adicional para pagar). Estos bonos surgieron de los canjes de 2005 y 2010 y poseen cláusulas que permiten al acreedor accionar con mayores chances y celeridad contra el país en caso de default. Los Globales 2021, 2026 y 2046 que ya están en default poseen cláusulas más restrictivas contra juicios. Sus tenedores, BlackRock, Fidelity, Ashmore, no son tan pleiteros como los que poseen los "Exchange Bonds" surgidos en la era kirchnerista.

El acuerdo con bonistas llegará, tarde, y saldrá de la colección oficial. Pero quedan otros pendientes y los problemas que cada semana, sorpresivamente, el gobierno se vaya ocupando en crear.

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