Tarifas congeladas y la cuarentena mantuvieron la inflación a raya también en mayo

Fue de 1,5%, como en abril. Los precios regulados y el aislamiento que agudiza la recesión se volvieron a sentir en los precios. El IPC acumula en el año una variación de 11% y una suba interanual de 43,4%. Vestimenta y calzado, los mayores aumentos con 7,5%. Alimentos, apenas 0.7%.

La inflación de mayo alcanzó el 1,5%, el mismo porcentaje que en abril, y acumuló un 11% en los primeros cinco meses del año, informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

De esta manera, la variación respecto a mayo de 2019 llegó al 43,4%, en otro mes abarcado en su totalidad por el confinamiento y por el congelamiento de tarifas de servicios públicos. Se trata del menor incremento interanual en casi dos años, cuando en septiembre de 2018 había sido de 40,5%. 

El rubro del índice de precios al consumidor (IPC) que mayor aumento registró fue el de prendas de vestir y calzado, con un significativo 7,5%, que en el Gran Buenos Aires fue de 10,1%. Por su parte, alimentos y bebidas no alcohólicas subió apenas 0,7%, a pesar de ser uno de los sectores que funciona con mayor fluidez en medio de la cuarentena .

Los otros rubros que crecieron por encima del promedio fueron los de equipamiento y mantenimiento del hogar con un 2,9%, recreación y cultura con un 2,5% y bienes y servicios varios con 1,9%. 

 

Uno de los aspectos que más llamó la atención de los analistas económicos del dato de mayo pasó por el bajo incremento del rubro de alimentos y bebidas, que en la medición de abril había aumentado un 3,2%, más del doble del 1,5% general. De hecho, a pesar del 0,7% de este mes, acumuló 16%, muy por encima del 11% que lleva el IPC general en lo que va de 2020.

Matías Rajnerman, de Ecolatina, explicó que los precios de alimentos y bebidas estaban quedando "desfasados". "Si suben todos los meses muy por encima del nivel general se encarecen en términos relativos. Creo que tiene que ver con eso, el tema es que se vislumbra un movimiento cambiario que podría llegar quizá después de que finalice la negociación de la deuda, por lo que esta baja no sería sostenible. Pero a priori parece una buena noticia", señaló a El Cronista.

Para Eric Paniagua, de la consultora EPyCA, la suba acotada responde a una caída del ingreso de la población, al destacar que el subrubro de carnes y derivados registró una baja de 0,5% y otros de productos más baratos como pan y cereales subió 0,3%. 

"Con menos recuersos, menos dinero en los bolsillos, la gente tiende a consumir menos de los productos que pueden representar un gasto más grande o que son 'un lujo'. En este caso veo que la carne cayó de precio, quizá motivado por una menor demanda. La carne es más cara, y fue reemplazada con otros bienes. De ahí que el precio de la primera bajó, y los demás subieron", indicó a este medio.

Victoria Giarrizo, por su parte, indicó que la variación del rubro de alimentos y bebidas dio un resultado muy por debajo del promedio general debido a "faltantes en las góndolas". "En las dos últimas semanas hubo más productos sin precios, los cuales en la modalidad online eran visibles. Si bien los precios se movieron menos, no hay que relajarse, las mediciones vienen difíciles", sostuvo en su cuenta de Twitter.

Aceleración en puerta

A pesar de esta inflación relativamente baja respecto a los últimos años, economistas coincidieron en que comenzará a acelerarse entre junio y julio. Señalan principalmente dos factores: el gran incremento de la emisión monetaria durante mayo y a la presión que puede haber sobre los precios debido a las restricciones al mercado único y libre de cambios (MULC) que se impusieron sobre las empresas importadoras.

Es que, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el 60% de los ingresos del Tesoro fueron giros del Banco Central (BCRA), en tanto, las normas de la autoridad monetaria sobre las firmas importadoras las obliga a utilizar sus divisas propios para comprar productos del exterior, por lo que se espera que muchas opten por recurrir al dólar contado con liquidación.

Rajnerman considera que a partir de junio comenzará una aceleración inflacionaria a raíz del impacto del robustecimiento de la base monetaria y las restricciones a las empresas importadoras para acceder al mercado cambiario. Tal es así que para el tercer trimestre Ecolatina vislumbra una inflación mensual promedio en torno al 4% y una alrededor del 46% para todo el año.

"Creo que con la medida de llevar a muchas empresas a tener que comprar dólares contados con liquidación para traer importaciones se empezó a pagar el costo de la emisión. Más allá de las discusiones en torno a la representatividad del IPC y la cuarentena, lo cierto es que la inflación no había acelerado incluso en aquellos rubros de alimentos y bebidas (considerados 'esenciales'). A partir de junio vamos a empezar a ver los efectos negativos de tanta emisión", señaló a El Cronista.

Además, explicó que el costo de las restricciones podría llevar a los importadores a ajustar en los precios o en las cantidades, de acuerdo a las expectativas de duración de la medida. "Una empresa que tiene que importar con dólares propios, si cree que esta medida va a ser temporal, seguramente no importe durante junio o julio y volverá al ruedo cuando el mercado normalizado; pero si cree que va a durar mucho lo trasladará a precios", dijo.

Esteban Domecq, de Invecq, también vislumbra una aceleración de la inflación entre julio y octubre, asociado a un eventual sinceramiento del tipo de cambio, a una brecha cambiaria que se mantenga elevada "por mucho tiempo" o a más restricciones cambiarias que deriven en un mayor marcaje de precios por la reposición con dólares alternativos. Además, destacó que la economía atraviesa un deterioro fiscal "muy importante" que se está financiando con emisión monetaria. 

En ese sentido, indicó que la inflación podría terminar el año entre 50% y 70%. "Nuestro escenario base está en torno al 55%, pero es un contexto muy inestable", señaló. Con una inflación hasta mayo de 11%, esta proyección implica que en los siete meses que restan del año el IPC acumule al menos un 35%.

Luciano Cohan, de Seido, coincidió en el análisis y prevé un salto inflacionario para el tercer trimestre, tanto por el incremento de la emisión monetaria como por las restricciones del BCRA a los importadores para acceder al tipo de cambio oficial. "Definitivamente habrá un impacto de la emisión monetaria en el tercer trimestre, en particular si vuelve la presion cambiaria hoy transitoriamente contenida por el endurecimiento en el acceso al MULC", dijo.
 

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