El vicepresidente de Brasil busca reconciliar a su país con China

Es una misión delicada y sensible: rescatar la relación con su mayor socio comercial, la cual quedó resentida por los comentarios de Bolsonaro en contra del gigante oriental

El vicepresidente de Brasil viajó a Beijing con una misión delicada y sensible: rescatar la relación con el mayor socio comercial de su país, la cual quedó resentida como resultado de los comentarios en contra de China que hizo el presidente nacionalista de derecha Jair Bolsonaro.

Para cuando Hamilton Mourao regresó de su visita de Estado de la semana pasada, que incluyó una reunión con el presidente chino Xi Jinping, su viaje ya era considerado un éxito diplomático.

Desde el sensible asunto del acceso al mercado a Huawei hasta la revitalizante inversión china en la inestable economía de Brasil, la ofensiva diplomática de Mourao busca preparar el terreno para albergar una asociación más profunda entre las naciones en desarrollo más grandes del hemisferio oriental y occidental, aseguran los analistas, funcionarios y miembros de su delegación.

"La visita simboliza el fin de un período de incertidumbre sin precedente en la relación bilateral,", dijo Oliver Stuenkel, experto en naciones del BRIC (grupo compuesto por Brasil, Rusia, India y China) en la Fundación Getúlio Vargas en San Pablo. "Es bastante notable cómo Mourao convenció a sus interlocutores chinos de que él puede controlar a Bolsonaro en lo que respecta a China".

Juntos los países suman una población de 1600 millones, por lo que la relación comercial entre Brasil y China se encuentra entre las más importantes, particularmente ahora que recrudece la tensión entre Washington y Bejing.

China necesita soja, mineral de hierro, petróleo crudo de Brasil para alimentar su economía, la segunda más grande del mundo. Cuando Beijing redujo las compras de soja estadounidense el año pasado, las exportaciones de Brasil subieron 30%. El gigante latinoamericano quiere seguir siendo atractivo para la inversión china. Se concretaron operaciones de fusión o adquisición con compañías chinas por sumas superiores a u$s 10.000 millones tanto en 2016 como en 2017.

"La relación Brasil-China pasó de ser comercio puro a una relación de inversión y asociación más compleja y sofisticada", explicó Su Jung Ko, fundador de Golden Hawk Consulting, que asesora a compradores asiáticos en fusiones y adquisiciones en Brasil. "Brasil es un mercado atractivo para los inversores chinos debido a su tamaño, a su mercado local y a los enormes recursos naturales".

Sin embargo, esta relación se enfrió totalmente el año pasado tras la elección de Bolsonaro, quien frecuentemente critica China. Antes de la votación en octubre, afirmó: "Lo que tenemos que hacer es ser conscientes de que China no está comprando en Brasil sino que está comprando Brasil."

El entonces candidato también viajó a Taiwan, lo que en China creó el temor de que tras la elección analizara reconocer formalmente lo que Beijing considera una provincia rebelde.

En medio del escándalo, las fusiones y adquisiciones chinas en Brasil se redujeron abruptamente a cerca de u$s 200 millones el año pasado, comparado con los u$s 11.000 millones del año anterior, según datos de Dealogic.

Muchos de los asesores más cercanos de Bolsonaro, incluyendo sus hijos, están a favor de mantener una postura severa frente a China y a su vez alientan al líder brasileño a concentrarse en desarrollar la relación con Donald Trump.

Desde que asumió en enero Mourao, un general retirado de 65 años, resistió a esas fuerzas y prefiere la diplomacia discreta para recuperar el apoyo de Beijing y demostrar que puede controlar los impulsos anti China de Bolsonaro.

"Es pro China y es muy claro en su pensamiento", aseguró un miembro de la delegación que acompañó a Mourao en el viaje a Beijing. "Nadie en Brasil quiere pelearse con China, especialmente el sector de agronegocios. Habrá pragmatismo", agregó.

En Beijing, el vicepresidente logró transmitir la señal correcta a su audiencia local y a los empresarios brasileños que integraban su delegación.

Si bien volvió a impulsar la suspendida"comisión de coordinación", Mourao hizo lobby para que China abra sus mercados a importaciones brasileñas con valor agregado, como aviones de Embraer.

"Brasil no puede ser sólo una tienda en la que China viene y compra artículos. Tiene que ser más que eso. Los productos que provienen de Brasil tienen que tener el mismo valor que aquellos provenientes de China", dijo.

En una señal del interés de China de alimentar las relaciones con Brasil, Mourao mantuvo una audiencia con Xi Jinping, un inusual cambio en el protocolo diplomático.

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