No hay que sobreestimar las encuestas ni subestimar el populismo PRO

Tratar de proyectar en marzo el escenario político de octubre en base encuestas es una audacia. Esa conclusión quedó a la vista. Pero también es una audacia asumir que el Gobierno se quedará de brazos cruzados, a la espera de la elección que definirá el futuro de Mauricio Macri. El primer dato es claro, y no es una sorpresa. El segundo muchas veces es subestimado, hasta que emerge a la superficie y crea un efecto que obliga al recálculo.

Las encuestas que se usaron en Neuquén quedaron lejos de los resultados, y los inversores que buscaban predecir el rumbo electoral tendrán que esperar la maratón de votaciones programada hasta junio para poder contar con un panorama más ajustado de lo que puede suceder entre agosto y octubre. La oposición se envalentonó con un posible triunfo de Rioseco, el ex piquetero que gobierna la comuna de Cutral-Co y recibió apoyo explícito de Cristina Kirchner. Los mercados celebraron el resultado con una mejora en el precio de los activos argentinos y una consecuente baja en el riesgo país.

La Casa Rosada también se adecuó al escenario: "escuchó" un pedido de la UCR y preparó una medida (que estaba en estudio) para anunciarla el mismo día que Cambiemos aceptaba su fractura en Córdoba. No fue improvisada sobre la marcha, ya que Nicolás Dujovne y Gustavo Lopetegui, los responsables de definir y aplicar el cambio, estaban en Houston mientras se difundía la novedad. La primera lectura fue que se trató de un gesto para descomprimir la relación con la UCR. Pero también es una forma de bajar la presión de las tarifas en la inflación de abril. Al igual que con el aumento de 46% de la AUH, el Gobierno se muestra receptivo con sus críticos (al punto de relajar su disciplina fiscal ) y dispuesto a ser acusado de populista antes que de insensible.

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