Trap, la era del autotune: los números del fenómeno que aterra a Charly

“Hay que prohibir el autotune , decía Charly García en el cierre de su discurso en los premios Gardel 2018 tras haber sido galardonado con seis estatuillas. Minutos antes se había presentado Duki, la cara del trap argentino, con una orquesta de 30 músicos en vivo e interpretando su canción “Rockstar , que supera los 24 millones de reproducciones en YouTube.

Para quienes no saben, el autotune es un software -popular en el género del trap- usado con el fin de modificar la voz, corrigiendo errores de afinación y dando un tinte robótico a la misma. La primera vez que se lo utilizó fue en la canción Believe de Cher, en 1998. Pero en Argentina su popularidad se debe a que el trap se encuentra en el apogeo de su exposición, donde sus referentes superan la población del país en reproducciones de YouTube, y hacen colaboraciones con artistas internacionales como Becky G, Bad Bunny o J Balvin, con 13,5 millones de seguidores en Instagram, 13,7 millones y 24,6 millones respectivamente.

Entonces, ¿dónde surgió este movimiento que llevó a Charly García a tener que aclarar qué quiso decir al afirmar que gracias al autotune “puede cantar cualquiera ?

En 2012 comenzó una serie de encuentros que devinieron en una competencia llamada El Quinto Escalón, realizada en el Parque Rivadavia, ubicado en el barrio porteño de Caballito. La consigna era fácil: una batalla de improvisación entre dos contrincantes al ritmo del beatbox -música en la que cada persona usa sus labios, boca y lengua para imitar sonidos de baterías, entre otras cosas- en la que quien deslumbrase a la platea con las oraciones más creativas por sobre su contrincante en un tiempo determinado se llevaría el trono. Cualquiera que quisiera podía participar o simplemente sentarse a escuchar.

Esta competencia, que se realizaba domingo por medio, hoy supera los 2 millones de suscriptores en YouTube, donde tienen cargadas sus “batallas , y finalizó en 2017 en un megaevento en el estadio Malvinas Argentinas con un público que hizo temblar el piso con gritos acompañando a los freestylers del escenario.

El Quinto Escalón fue el semillero de los abanderados del trap nacional, abriendo el camino no solo a Duki, sino también a Paulo Londra, que está cómodo con unos 11.750.000 oyentes mensuales en Spotify; o Ecko, que con su canción “Rebota atravesó la línea de las 64 millones de reproducciones en YouTube; superando ampliamente a artistas como Abel Pintos o Lali, que cuentan con 1,8 millones de oyentes mensuales y 2,5 millones respectivamente.

¿Qué tiene en común esta camada de artistas que invade con su música los boliches y hace que cualquier adolescente se sepa -como mínimo- una canción del género de memoria? Se trata de la llegada a los estudios de la generación, en su mayoría, sub 25; una camada que está al borde entre los millennials y los centennials, y revoluciona la estructura de la música popular nacional.

El común de la sociedad que vivió el ingreso de la nueva generación trapera al panorama musical no entiende cómo un adolescente de 22 años sabe posicionarse a nivel internacional haciendo giras por España sin haber terminado el secundario, como es el caso de Duki. Sin embargo, esto ocurrió en base al permiso que le otorgó la nueva generación de adolescentes.

Hace veinte años, Soda Stereo y Charly García vivieron su época dorada. Fueron artistas que se vieron atravesados por los momentos más oscuros de la Argentina y, a través del arte, encontraron un canal de expresión. En la actualidad, el fanatismo por los íconos del trap argentino es transclasista y generacional, ya que supera todos los estratos sociales y abarca mayoritariamente a la generación Z (o centennial), nacida aproximadamente entre 1995 y 2010.

Por lo tanto, el no haber vivenciado la época dorada del rock nacional devino en la creación de un nuevo escenario cultural para una nueva generación que supo coger el guante y dar pelea con un estilo único, producto de la mezcla del frestyle, el rap y la resaca del reggaeton.

Así nace y se nutre el el trap latinoamericano. Videos sobrestimulantes caracterizados por el exceso en el limbo del bizarro; letras que generan empatía a través de lo aspiracional, donde el romance desaparece y lo material se vuelve primordial; y una vestimenta deportiva, cómoda y práctica, pero al mismo tiempo disruptiva para la cotidianeidad, son los ejes centrales que supieron penetrar culturalmente a los jóvenes del continente.

Capítulo aparte ameritan las nuevas plataformas producto de la convergencia mediática que permitieron la llegada a los auriculares de todo el mundo a artistas que tal vez no hubiesen encontrado nunca la oportunidad para visibilizarse. La gratuidad de estos nuevos canales, y la presencia fuerte en redes sociales, fueron facilitadores fundamentales para que llegasen estos artistas, que en su mayoría provienen de sectores humildes.

De todas formas, y muy por el contrario a lo esperado, nadie en el escenario trapero se anima a subestimar a los grandes íconos nacionales. “Si es por mí, Charly me puede decir que soy un mocho de mierda, y va a estar todo bien , decía Duki en una entrevista sobre los hechos ocurridos en la entrega de los premios Gardel 2018. De hecho, el joven se reconoce como un gran admirador del ex Serú Girán y contó públicamente que fue en 2009 a verlo a Vélez, e incluso le dedicó una parte de su canción Ferrari: “Demoliendo hoteles como Charly .

Los argentinos estamos en el centro de la escena internacional. Los ritmos y los artistas latinos se encuentran en uno de sus mejores momentos en el mundo. La música de algarabía que suena en todas las discos europeas, los boliches latinos y los clubs norteamericanos tienen nombre y apellido: trap latino. Y en el género, la celeste y blanca se destaca.

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