La donación de alimentos sigue pagando impuestos, pero ahora será más fácil

Una ley reciente eliminó la responsabilidad civil y penal de los donantes de alimentos, a los que considera "de buena fe"; sin embargo, tirar comida a la basura continúa porque quien dona debe devolver el IVA y pagar Impuesto a las Ganancias sobre la donación.

Si bien con acuerdo unánime de los bloques del Congreso se aprobó la ley que exime de responsabilidad a los donantes de alimentos, la realidad de que se tira comida utilizable en el Ceamse está lejos de desaparecer, a raíz de que la donación paga impuestos.

 

La Ley 27.454 agregó un artículo 9 a la conocida como Ley Donal, que dice lo siguiente:

Se presume la buena fe del donante y donatario. Desde el momento de ser entregada la cosa donada al donatario, en las condiciones exigidas (por la Ley Donal), el donante queda liberado de toda responsabilidad y no responderá civil ni penalmente por los daños causados por la cosa donada o por el riesgo de la misma, salvo que se probare dolo o culpa imputable al donante, por acciones u omisiones anteriores a la entrega de la cosa.

 

La firmaron Miguel Pichetto, Federico Pinedo,  Angel Rozas, Rodolfo Urtubey y Juan Abal Medina; o sea, los jefes de los principales bloques del Senado. La Cámara de Diputados completó la sanción hace 21 días y se publicó el pasado 29 de octubre en el Boletín Oficial.

 

La ley crea el “Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos cuyo principal objetivo es movilizar a todos los sectores de la cadena productiva, de distribución y consumo de alimentos para evitar  las pérdidas y el desperdicio de alimentos, explicó el especialista en impuestos Mario Rapisarda.

 

“Se intenta lograr una gestión responsable del manejo de los alimentos para fomentar la donación de excedentes de producción que no puedan ser comercializados por falta de demanda, para ser redirigidos a las necesidades básicas alimentarias de la población en condiciones de vulnerabilidad , añadió Rapisarda.

 

Sin embargo, la donación de alimentos en todo el mundo se apoya en tres pilares fundamentales:

 

-La participación activa de las empresas que donan alimento  en buen estado que por algún motivo no pueden comercializar.

-Un doble etiquetado de fechas que indique que los alimentos ya no se pueden comercializar, pero aún son aptos para consumo sin presentar ninguna merma nutricional o riesgo.

-Algún estímulo impositivo para los donantes.

En Argentina, en cambio, se castiga impositivamente la donación de alimentos, por lo que es más rentable en términos tributarios tirar la mercadería que donarla porque si se dona hay que devolver el IVA y tributar ganancias como si la mercadería se hubiera vendido, por eso vemos muchas veces que se tiran en la ruta manzanas, bananas o incluso leche o los frutos se dejan caer en las fincas sin cosechar.

 

Rapisarda señaló que en la legislación comparada no existe en ningún país del mundo un caso igual al argentino.

 

“Estamos inmersos en un marco legal que grava la solidaridad más urgente, la del hambre, los alimentos y la desnutrición, una encerrona que se genera porque la legislación que se aplica tanto para el impuesto a las ganancias como en el IVA fue dictada hace más de 40 años y no teníamos estos índices de pobreza .

 

La extinción de la responsabilidad del donante es importante pero si no solucionamos la parte impositiva quedamos a mitad de camino, concluyó.

 

Mientras tanto, los bancos de alimentos, los comedores comunitarios y muchas otras ONG (vienen trabajando para mitigar la problemática del hambre en un país donde paradójicamente el país puede producir alimentos para 400 millones de habitantes pero existen alarmantes porcentajes de personas con ingresos por debajo de la línea de pobreza y otro tanto por debajo de la línea de indigencia.

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