Menem, Cristina, Servini, Barrionuevo y el réquiem para el Partido Justicialista
Las divisiones se profundizaron con el regreso de la democracia, inclusive tras la renovación partidaria registrada a mediados de los 80 y que tuvo a Carlos Menem como la figura que llevó al partido de vuelta al poder. Desde entonces, su enfrentamiento con Eduardo Duhalde dejó al bonaerense sin respaldo para disputarle la presidencia a Fernando de la Rúa y abrió una grieta que derivó en la triple candidatura peronista de 2003, comicio que consagró a Néstor Kirchner ante la atomización del voto popular. La situación se repitió en las elecciones presidenciales siguientes y empeoró con el surgimiento de "La Cámpora" como la línea con la que Cristina Kirchner avanzó sobre los espacios ocupados por el peronismo. Pero hizo eclosión en los últimos comicios legislativos con el insólito apoyo del titular del PJ, José Luis Gioja, a la candidatura extrapartidaria de la ex presidenta en la provincia de Buenos Aires, pese a que su partido llevaba una lista encabezada por Florencio Randazzo.
La decisión de la jueza María Romilda Servini de Cubría de "normalizar" el partido con la intervención del sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, recordado por la apelación a "dejarnos de robar por dos años" y a la quema de urnas en Catamarca, entre otras cosas; y el atrincheramiento de Gioja en la sede de PJ forman parte de una fuerza que asiste al réquiem de su propia historia.