Quién es la "Barbie científica", la argentina que es furor entre los millennials

Agostina Mileo es una divulgadora de la ciencia de la nueva generación, que ponen el foco en las redes sociales y las nuevas tecnologías de la comunicación. El desafío, y los obstáculos, de profesionalizar la comunicación científica.

Mileo dice que tenía el trabajo de sus sueños pero se convirtió en una pesadilla, que a su vez, la hizo ser quién es hoy. Su labor era comunicar ciencia y tecnología en una dependencia municipal, donde, dice, se menospreciaba el trabajo de los divulgadores, a la vez que la comunicación científica no estaba enfocada en las comunidades que aún no eran consumidores de ciencia. Sentía que los expertos no entendían el espíritu de la comunicación y no atendían a las razones que fundamentan la exposición pública de la ciencia a un nivel de entendimiento general. Así, de esa necesidad y frustración, emergió el proyecto de la Barbie científica, una mirada diferente a la divulgación desde un punto de vista bien particular.

 

¿Cómo nació el personaje?

 

Había terminado mi posgrado en comunicación científica. Pensando cuáles eran los problemas, estadísticamente, lo que se ve es que hay insatisfacción en productos pero entre quienes ya tienen interés en el tema  y pensé estrategias de comunicación para que más gente lea divulgación. En comunicación infantil se usan  muchos personajes, y pensé en uno para adultos y ahí nació la barbie científica: es un alterego que exacerba ciertos aspectos míos: soy mujer, joven y coqueta y lo muestro lúdicamente.

 

¿Cómo encaras la creación de contenido para divulgación?

 

No hago reseñas de campos, sino sobre lo que se hace en ciencia, las investigaciones. En redes sociales hay que generar interés, si no te interesa no aparece en tu feed. Con el tema de los algoritmos, pensé en un post corto que se pueda leer de una y se vea mientras scrolleas. Que te diga todo en tres líneas pero que puedas seguir leyendo. Generalmente, propongo un resumen sobre la noticia, digo cuál es la hipótesis y doy cuenta de cómo es el proceso de investigación, por qué es novedoso  y para qué sirve; cómo afecta mi vida cotidiana o mi percepción del mundo. Lo que digo sobre la noticia no siempre es lo que dice el periodista o el investigador; la conclusión puede ser distinta.

 

¿Qué sentís que le falta a la comunicación científica?
 

Hay una falla estructural y profunda en la formación. No hay una sola materia de comunicación, no hay una sola materia de ciencia y sociedad, no hay epistemologia. Los científicos tienen una idea que se termina en su objeto de investigación. Eso impide la comunicación y deja afuera a todos los que no tienen esa formación.

Después hay otras cuestiones que me parecen muy extrañas. La gente que comenta ciencia no tiene formación mixta, en ciencia y en comunicación científica. Tengo una diferencia  muy fuerte con la divulgación, que es una palabra en desuso, porque significa la traducción a lenguaje coloquial. La comunicación implica una transformación y la ciencia es reticente a hacerlo porque cree que el conocimiento científico es superior y comunicar va en desmedro de ese contenido: le baja la calidad. Falta darle una vuelta de tuerca a captar nueva gente y que sea más inclusivo.

 

¿Qué le recomendás a un científico que quiera comunicar ciencia?

 

Que estudie epistemología y se meta en filosofía de la ciencia, es crucial. Si uno lo que va a hacer es comunicar, tiene que transmitir conceptos complejos y ser capaz de generar posiciones sobre ese concepto, sino el manejo va a ser poco sólido. Que salga de las práctica científica cotidiana y vea más allá.

 

 

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