¿Por qué el polo argentino la rompe afuera y aquí no explota su potencial?

En los Estados Unidos, Inglaterra y España,  tiene un lugar privilegiado. Y también se abren nuevos destinos. Pero la falta de regulación del sector hace que haya pocas precisiones sobre la magnitud del mercado.

Es sabido: la Argentina posee el mejor polo del mundo. Desde el torneo de Tortugas, pasando por Hurlingham, hasta el Abierto de Palermo, aquí se desarrolla, a fin de cada año, la temporada de más alto hándicap del planeta. El resto del año, la actividad de jugadores, criadores, patrones y cada arista del polo local se muda al exterior. Varias decenas de jugadores argentinos presentes en esta temporada también se destacan en equipos y torneos de otros países a lo largo del año, mientras que la identidad, genética y cultura de este deporte busca y encuentra mercados en destinos tan disímiles como los Estados Unidos, Nigeria, Arabia Saudita y varias naciones europeas. Es que el deporte crece y logra concentrar su mejor nivel en la Argentina para luego ser llevada a canchas fuera de sus fronteras. Locales y foráneos salen beneficiados de la tendencia, y el negocio es millonario.

Según pudo saber El Cronista de parte de los mismos jugadores, criaderos y equipos, los lugares más habituales donde se desarrolla el deporte suelen ser los Estados Unidos, Inglaterra y España. Sin embargo, en los últimos años los jugadores nacionales han podido llegar a lugares más extraños, como es el caso de Dubái, Malasia, Nigeria, Tailandia y Egipto, entre otros.

Así como los mejores jugadores son argentinos, según su nivel de hándicap, los extranjeros también requieren de buenos caballos. Por eso, se abre un mercado para aquellos que forman los jinetes en el país, para luego llevarlos a jugar o bien venderlos al mejor postor. La creciente popularidad del polo entre un segmento socioeconómico alto en países en vías de desarrollo está ampliando y haciendo cada vez más competitiva la puja de precios, y en esa compulsa se aventajan los productores locales.

Caballos argentinosA diferencia de los demás deportes formados por un binomio, como es el caso de la equitación (donde se necesita animales fuertes), el endurece (donde el árabe es el mejor) o las carreras de hipódromos (en el cual se requieren puros de sangre), el polo puede ser llevado a cabo con cualquier "petiso baquiano". Esto abre posibilidades a diferentes mercados. "Dependiendo del nivel al cual uno quiera acceder va a ser el porte y la calidad del caballo polero", coinciden los criadores. Vale decir que, si bien no es una raza especifica la que hace al polo, la "necesidad" y el "alcance del jugador" que lo practique marcará el nivel del animal. Esto significa, explican los petiseros, que no es lo mismo un caballo para taquear en el campo de vez en cuando a uno para jugar en Palermo o un torneo similar de alta exigencia.

Existe desde el comienzo del polo en la Argentina el llamado "criador de campo". Aquel que, con dedicación y luego de pasar años invirtiendo y cuidando, logra lo que se propone. El cual buscaba cruzar la mejor yegua madre con un buen padrillo. Ir viendo y cruzando de manera tal que la cría sea lo más perfecta posible. En ello se busca agilidad, destreza, que tenga una buena boca y que sujete bien. Como dicen a El Cronista los criadores, hoy en día, un buen ejemplar tiene que ser "un avión a chorros". La exportación de los caballos no es una tarea sencilla, ya que no hay un mercado formal y los acuerdos se llevan a cabo por contactos y lazos de confianza que deben trabajarse durante años. En este sentido, los argentinos suelen también ser contratados como asesores, ya que la falta de conocimientos en ciertas locaciones del exterior los hace necesarios para garantizarse un precio y una calidad.

Alejandro Novillo Astrada, integrante de La Aguada Las Monjitas, equipo que está disputando el Abierto de Palermo, cuenta a El Cronista su gran trabajo para conseguir los mejores caballos: "Nosotros criamos fundamentalmente con el objetivo de sacar los mejores productos para que lleguen a jugar el Abierto Argentino de Polo". Comenta, además, que no es una tarea tan sencilla, ya que "no todos los caballos llegan a jugar el Abierto". Aquellos que no llegan a jugar la Triple Corona son, no obstante, "suficientemente buenos para jugar en el exterior". La familia Novillo Astrada, uno de cuyos integrantes -Eduardo- es el actual presidente de la asociación, cría y desarrolla su producción en el partido bonaerense de Bahía Blanca, el cual, según explican, "es muy buen lugar para la sanidad, por ser seco y no húmedo".

Ricardo Dutroc, un criador de toda la vida ubicado en Trenque Lauqen, define a la cría actualmente como un hobby. "Hoy en día, la vara está muy alta, es un trabajo de mucha dedicación y tiempo fundamentalmente". Dutroc trabaja criando de manera natural sus caballos. Se encarga durante los primeros años de mantener sano al animal, los trabaja con "amor y paciencia". Dice que es importante desde la primera palenqueada. Y agrega que "la genética, la cría y la doma son cuellos de botella, que tiene que estar presentes en este negocio". En martes pasado, "Richard Trampa", una de sus crías, estuvo en el palenque de La Dolfina.

La reproducciónPor su parte, manejando el otro lado de las teorías, Santiago Ballester, actual presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (AACCP), dice que van a llevar a cabo todos los mecanismos de reproducción que sean necesarios para lograr el mejor caballo de polo. Junto con Alberto Pedro Heguy, entienden que hay que hacer "todo" y sin importar "cómo" para lograr el mejor ejemplar.

 

La AACCP tiene claros sus objetivos. Conoce y es consciente de que el producto argentino es el mejor. "Fomentar el desarrollo de la crianza de equinos de la raza Polo Argentino y su mejoramiento en base a aptitud", así comienza su trabajo desde su formación en 1984. Y, en ella, en uno de sus incisos dentro de los propósitos dictan: "Promover la investigación y la práctica de la inseminación artificial, el trasplante embrionario y toda otra técnica de mejoramiento". Queda explícito, así, que ellos solo quieren lograr lo mejor, sea cual sea el medio.

A partir de esta idea, y una vez que el animal ya maduró y se encuentra en condiciones para ser usado en una práctica de alta exigencia, comienza su carrera. Está en las manos del jugador hacerla "más tranquila o más picante", pero siempre con un común denominador que sea un avión a chorro.

De local y visitante

El polo se caracteriza por ser el único deporte en el que un amateur le puede competir a un profesional, es decir, alguien que no tiene goles puede jugar con uno de alto hándicap y competir por un torneo en cualquier parte del mundo y, en ello, la Argentina es un país que se destaca.

Durante la temporada alta en el extranjero, jugadores nacionales también demuestran sus virtudes y llevan lo mejor del país. Por ejemplo, el pasado 25 de abril, el equipo de Valiente, conformado por los argentinos Adolfo Cambiaso (h), Diego Cavangh y Matias Torres Zabaleta, venció en un gran partido, en chukker suplementario al defensor del título Orchard Hill, integrado por Facundo y Pablo Pieres junto a Juan Chavanne por 13 a 12. Logrando así la Triple Corona de los Estados Unidos, tras haber ganado el US Open y, antes, The C. V. Whitney Cup (14-11 a Orchard Hill) y la USPA Gold Cup (9-6 a Coca Cola). Además, "Adolfito" se destacó en Inglaterra, donde se quedó por décima vez con la Copa de la Reina, frente a dos de sus compatriotas, Agustín Merlos y Nicolás Roldán.

Por otra parte, dos de los Pieres (Facundo y Gonzalo) también fueron figuras el 23 de julio pasado. Se coronaron campeones del 62º Campeonato Abierto de Inglaterra por la Copa de Oro, el certamen más importante del Circuito Británico y de Europa.

Dentro de lo que es jugar en el extranjero, existe la relación del jugador y la del patrón, que suele ser considera como una especie de "compañero y jefe". El "negro" Novillo Astrada, como se lo conoce en el circuito, cuenta como es la relación entre patrones y jugadores: "A nosotros nos contratan, a veces, con caballos y otras sin caballos. Tenés patrones que se enfocan más en ganar, otros en divertirse y siempre terminás generando una amistad".

En España también se hicieron presente otros argentinos, como es el caso de Santiago Laborde y Gregorio Gelosi, que, de la mano de Facundo Pieres y representado al equipo Ayala, ganaron el torneo de alto hándicap por la Copa de Oro en Sotogrande.

El viaje del binomioEstá claro que los jinetes recorren todo el mundo, pero ¿y los caballos? El jugador necesita lograr un buen binomio, es decir, encontrarse con el animal el cual le ayuda a demostrar su gran taqueo. Un jugador necesita estar confiado y conocer a esa parte, la cual controla únicamente mediante las riendas y los talones. Por ello es que gran parte de los jugadores con varios goles llevan sus propios caballos. Así como el avión parte con los jugadores contratados por patrones extranjeros (nombre que se le da a las personas que invitan y contratan a que jueguen para ellos), los equinos también lo hacen.

 

Son llevados en ferries, donde resisten un vuelo hasta su destino. Gran parte de ellos viajan y quizá quedan allá, donde son luego utilizados por jugadores extranjeros o bien por algún jugador que los utiliza el resto del año. Existen también aquellos que tienen sus propias "organizaciones", que son sus equipos ya colocados en donde juegan habitualmente.

Así es como, además de exportar el mejor nivel de jugadores, se hace lo propio con los caballos. Por otro lado, existe aquel que viene, prueba el caballo que se cría en campos argentinos y luego son enviados al exterior. Son muchos y cada vez más los destinos de los mismos. Hay algunos que van a lugares donde las condiciones son similares, o quizá no, como Nigeria, por ejemplo. En estos casos, la vida del animal es más sacrificada, ya que existen muchas enfermedades y situaciones a las que el petiso no logra acostumbrarse. También existe aquel profesional, ya sea veterinario o petisero, que le haga al deporte. Es una exportación completa que se hace presente en todas partes.

Muchos argentinos buscan encontrar en el extranjero su lugar, al lado del jugador y del caballo. Amantes del trabajo junto a un animal. Hay una realidad, tanto los clásicos como los modernos intentan hacer lo posible desde sus puntos para lograr crear, en lo amplio de la palabra, lo mejor para el polo.

Buscar de alguna manera la mejor herramienta para acompañar al jugador en el partido que sea. Varios criadores comentan a El Cronista qué caballo es aquel que puede jugar al polo, que no tiene miedo al taco ni al correr de la bocha. Importa claramente que en su ADN esté aquel de un jugador de nivel, que sea potente y fiel. Y, gracias a todos los trabajos que realizan las clínicas que se encuentran en el país, esto es algo que se puede hacer posible y cada vez más accesible para todo el público.

Desde la derivación del deporte de los ingleses y el comienzo de cría en la Argentina en 1870, el deporte se fue perfeccionado. Aunque existan quienes se opongan a la clonación, está demostrado que da resultado, como dicen aquellos productores más clásicos que aún están en el medio, "ya es una realidad, no se puede estar a favor o en contra". Y es así como el deporte que cada vez está atrayendo a mayor público, logra incursionar en todos los ámbitos, ya sea en avances tecnológicos, como en lograr llevar a cualquier parte del mundo la destreza que siempre tuvo el jinete argentino y el ya célebre "avión a chorros".

Detrás del ADNLos avances en técnicas de fertilización están haciendo posible la inseminación artificial y la clonación en caballos. Desde tiempos históricos, los equipos buscaban crear el mejor ejemplar posible pero no solían apelar a estas técnicas. Estas técnicas hoy se aplican a caballos de polo en todo el mundo y constituye un mercado todavía "no muy claro" en cuanto a tamaño. El hermetismo es una moneda corriente entre los criadores del sector, que prefieren no ser nombrados. En principio, estas técnicas de reproducción están permitidas en el polo, aunque en gran parte del mundo están prohibidas para los caballos de competición en carreras.

 

La polémica también la introducen los mismos criadores. "A los criadores clásicos se nos hace difícil competir contra un embrión de alguna yegua jugadora de los abiertos más importantes, donde es sabido que tiene buena genética y el potencial está presente", expresa un criador tradicional. En otro orden, los que hacen uso de la inseminación, alegan que no es la genética solo la que determina el potencial de un animal, sino el mecanismo que se utiliza y la crianza. La gran diferencia está en los costos.

RegulaciónLa Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (AACCP) intenta regular y promover todas las inscripciones, tanto de yeguas jugadoras como de padrillos.

 

De esta manera, con esta regulación, se logra un trabajo parejo con la ayuda de los gobiernos de la Nación así como también de los de cada provincia, según refieren fuentes del mercado a El Cronista Comercial.

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